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martes, 8 de marzo de 2011

El ingenio de las ovejas

"Trátanos con educación", pedían las ovejas al cerdo pastor de 'Babe, el cerdito valiente'. El cerdo les hizo caso, y ganó un concurso. Lo que parece una estúpida moraleja no lo es tanto: las ovejas son en realidad sorprendentemente inteligentes.

Con fama de insulsos animales de granja con pocas luces, dos científicas de la Universidad de Cambridge sometieron a siete ovejas a pruebas cognitivas para demostrar que son unos animales estupendos para estudiar enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Huntington. Los lanudos 'conejillos de indias' pasaron el examen con nota.

Las investigadores, A. Jennifer Morton y Laura Avanzo, han publicado los resultados de su estudio en la web de trabajos científicos 'PloS ONE'.

21 días con ovejas inteligentes

Durante 21 días entre marzo y junio de 2010, siete ovejas Welsh Mountain se sometieron a diferentes pruebas cognitivas, cada vez más complejas. Durante una de ellas, las ovejas aprendían a escoger entre dos cubos, uno azul y otro amarillo. La diferencia entre los dos recipientes era que sólo el azul contenía un premio en forma de comida. Las lanudas participantes aprendieron a escoger el cubo correcto, hasta que un día la recompensa pasó a estar en el cubo amarillo. No obstante, las ovejas terminaron por aprender que la comida había cambiado de cubo en un proceso que llamado aprendizaje inverso.

Las Welsh Mountain siempre acaban por aprender dónde estaba la recompensa

En otro experimento aún más intrincado, las ovejas tenían que acertar dónde estaba el premio, pero eligiendo esta vez entre cubos iguales. Ahora, la diferencia entre los dos recipientes estribaba en el color -azul o amarillo- de unos conos situados cerca de los cubos y, de nuevo, las ovejas aprendieron el procedimiento correcto.

Más adelante, las investigadoras cambiaron el color de los cubos -a eran morados y verdes- e incluso la propia forma de los recipientes. Dio igual. Las Welsh Mountain siempre acaban por aprender dónde estaba la recompensa.

Sin embargo, como todos los procesos de aprendizaje, el de estas ovejas también estuvo salpicado por las sombras. Aunque estos animales son ciertamente más listos de lo que se pensaba, durante las pruebas las ovejas defecaron, orinaron -las investigadoras lo achacan a la ansiedad-, pasearon ajenas a los cubos, se pusieron a balar e incluso llegaron a abandonar el recinto de pruebas para interactuar con las científicas.

Las investigadoras seleccionaron a las siete ovejas cuando sólo tenían cinco meses y el experimento se llevó a cabo cuando alcanzaron el año. Sólo seis de las siete Welsh Mountain completaron todas las pruebas porque la 'oveja descarriada' que no acabó el experimento se rompió una pata y le faltaron dos días de pruebas.

Las ovejas vivían en un complejo especialmente diseñado para ellas y pasaban las pruebas en instalaciones divididas en ocho rediles. Cada redil estaba separado a su vez por una pequeña valla para establecer dos respuestas por habitáculo. Cuando la oveja acertaba el cubo correcto, se comía su premio y pasaba al siguiente redil. Por el contrario, si fallaba, tenía que esperar 20 segundos antes de volver a probar suerte.

Las ovejas pueden recordar

Otras habilidades ovinas incluyen clasificar familias de vegetales y reconocer las caras de otras ovejas de su rebaño. De hecho, cuando están asustadas les tranquiliza ver fotografías de otros semejantes -sobre todo si les son conocidos-.

Además, también pueden reconocer, diferenciar y recordar las caras de las personas con las que han convivido y son capaces de recordar su rostro hasta dos años después. Más nos vale tratarlas con respeto.

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