Hasta ahora el principal protagonista de los malos hábitos a la hora de irse a la cama era siempre el televisor pero en los últimos años el tipo de dispositivos electrónicos que el 95% de la población confiesa usar antes de irse a la cama han cambiado. La diferencia se nota sobre todo en las nuevas generaciones. Para los estadounidenses entre 46 y 64 años la tele sigue siendo el último dispositivo que se usa antes de dormir. Más de un tercio de los jóvenes entre 13 y 18 años y un 25% de los jóvenes entre 19 y 29 confiesa, en cambio, jugar a los videojuegos en el teléfono, la consola o el PC. El 61% usa el portátil en la cama al menos una vez a la semana.
Al margen de las horas que se roben al descanso, ¿afecta la electrónica a la calidad de sueño?. Reuters cita en su noticia al doctor Charles Czeisle de la escuela de medicina de Harvard que afirma que la exposición directa a fuentes de luz artificiales puede inhibir la emisión de melatonina, lo que se traduce en un descanso de peor calidad.
Es una idea de la que se ha hablado con frecuencia en los medios estadounidenses durante el último año a raíz del lanzamiento del iPad. Aunque muchos utilizan el portátil en la cama, no deja de ser un dispositivo incómodo. La tableta, en cambio, es ligera, silenciosa y no se calienta. Muchos –soy culpable- la usan para leer libros electrónicos o la web antes de dormir. Lo mejor en estos casos es bajar al mínimo el brillo de la pantalla (es importante señalar que un lector de tinta electrónica no emite luz y por tanto no tiene el mismo efecto, aunque es un debate que por ahora sigue abierto).
A todo esto hay que sumar que muchos de los encuestados ven interrumpido su ciclo de sueño por mensajes de texto y correos electrónicos en el móvil. Uno de cada 10 adolescentes confiesa haberse despertado después de irse a dormir para contestar un mensaje de texto. Los adultos también lo hacen. “La gente prefiere no apagar la Blackberry”, asegura Czeisle.
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