domingo, 22 de septiembre de 2013
El consejero de los villanos
Cuando metieron a Jason Coghlan, británico de 43 años, en la cárcel
de Alhaurín de la Torre (Málaga) su currículo se componía de robos de
coches, peleas continuas en los pubs, una expulsión de los marines,
varias entradas y salidas de prisión en su país natal y un incontable
número de atracos a bancos. Él, que había nacido en una de las zonas más
deprimidas de Reino Unido, en los alrededores de Manchester, había
convivido con la delincuencia desde niño. Su estancia en Alhaurín hace
tres años podía haber sido una más de sus idas y venidas entre rejas.
Pero no lo fue. Allí conoció a otros presos británicos y en ese mundo
que es la cárcel en el que se forman guetos de razas y nacionalidades
recogió las quejas de sus compañeros ingleses. La falta de entendimiento
con sus abogados españoles, su poco interés por liberarles y sus ganas
de cobrar las minutas. Y en la Costa del Sol encontró su nicho de
mercado, su manera de vivir de la delincuencia sin ser un delincuente.
Ahora está del lado de los buenos porque se convirtió en intermediario entre los presos británicos y los letrados locales.
Un valioso asesor cuyo nombre se escucha entre los barrotes de las
prisiones de Málaga y al que los abogados de la zona toman en
consideración.
Él no oculta su pasado, sería una tontería teniendo en cuenta que
basta teclear su nombre en un buscador para descubrirlo. En las
prisiones británicas estaba considerado como “extremadamente peligroso”.
Asegura que esa fue su época de “villano” y ahora reconoce que era un
modo de vida “inaceptable”. Acabó en la cárcel malagueña por un delito
de extorsión por el que no fue condenado. Pero los seis meses que
permaneció en Alhaurín en prisión preventiva cambiaron su vida. Cuando
conoció las quejas de sus compañeros, envió un puñado de cartas a una firma de abogados marbellí especializada en clientes británicos.
Allí les exponía su caso, los problemas a los que se enfrentaba un
preso extranjero y la, en su opinión, falta de implicación de los
profesionales españoles. Al otro lado de la correspondencia estaba
Antonio Flores, del bufete Lawbird. “Al principio pensamos que era un
enajenado. Cuando salió de prisión nos reunimos con él y empezamos a
tomarle en serio”. Básicamente, Coghlan consigue clientes para los
bufetes, se asegura que los abogados no aparcan en un cajón los casos
que ellos les llevan y asigna a cada preso el letrado que considera
adecuado. También acompaña a los abogados a las visitas en prisión con
sus defendidos y acude a los juicios, aunque se sienta en el banquillo
del público. Ahora tiene una cartera de 33 clientes, trabaja con
despachos especializados en penal, civil y delitos económicos.
Creció en una de las zonas más deprimidas de Inglaterra y se convirtió en atracador para tener coches de lujo
Mientras degusta unos espaguetis a la boloñesa en un restaurante de
la avenida principal de Marbella, con una servilleta anudada al cuello,
explica cómo se convirtió en el azote de los bancos británicos durante
los noventa: “Yo veía a los tíos de Liverpool siempre en unos coches
preciosos. Así que les pregunté cómo conseguían tanto dinero y me
contaron que eran atracadores. En ese momento decidí que yo también lo
haría”.
A pesar de que en un principio le asignaron la tarea de conductor,
acabó siendo el que planeaba los asaltos. Este hombre trajeado, que
tiene siempre una sonrisa en la boca, que no deja de bromear hasta
cuando habla de las épocas más oscuras de su vida y que gesticula con
todo su cuerpo, era el que decidía cuándo la banda se enfundaba el
pasamontañas y empuñaba la escopeta. Después de atracar un número que
hoy no acierta a determinar de entidades, fue detenido por una pelea en
un bar, esas de las que presume que siempre resulta vencedor. Los
policías se presentaron, llamaron a su puerta para interrogarle por ese
incidente, él volvió a responder con sus puños y cuando le detuvieron
comprobaron que no solo era un agitador nocturno, sino también el
criminal al que seguían desde hace meses. “Allí fue cuando supe que me
esperaba una buena temporada en prisión y es una sensación muy
desagradable”. Su condena fue de 12 años. “Tienes que ser fuerte para
estar en prisión. El mejor momento era por la noche, cuando apagaban la
luz porque sabías que faltaba un día menos para la libertad”, señala en
uno de los pocos momentos en los que habla con seriedad. Él ha pasado
por lo mismo que los que requieren sus servicios, por eso ellos sienten
que hablan con un igual, de villano a villano. Para Flores, lo que hace
Jason no es una “frivolidad” sino que ha encontrado “un hueco que nadie
cubría”. La Costa del Sol ha sido siempre un lugar predilecto para los
delincuentes británicos por el clima y por la falta de entendimiento que
durante los 80 hubo entre la policía británica y la española, detalla
Flores.
Su pasado criminal es lo que da confianza a los presos. “Él sabe de dónde venimos”, asegura un cliente
En este limbo estaba Hugh Stanley hace un año y medio, preso y
desesperado tras haber pasado por tres abogados diferentes que solo
querían sacarle el dinero, recurrió a su última oportunidad. Un
excompañero de prisión le sugirió el nombre de Coghlan, le llamó, se
reunieron y en menos de seis meses estaba libre. “Él sabe de dónde
venimos, conoce la calle, no es como esos abogados que no han salido de
la oficina”, afirma. Actualmente trabaja junto a Coghlan, pero no
especifica cuál es su función dentro de la asesoría. De hecho prefiere
no hablar de casi ningún aspecto de su vida, tan solo explica que el
motivo por el que estuvo preso en Málaga fue por blanquear seis millones
de libras (7,1 millones de euros). Toda la simpatía que desprende
Coghlan se la ahorra su socio. “Jason es muy sociable, acaba conociendo a
todo el mundo, así que le llaman mucho. Esa es su baza, en las
prisiones funciona el boca a boca”, apunta Flores. Su carácter y su
amplia experiencia frente a un juez son sus puntos fuertes. Su negocio
se extiende y ahora planea abrir una oficina en el sureste asiático,
donde acaba de pasar seis meses: “El último sitio donde quieres estar
preso es Tailandia o Filipinas”, explica.
Él ha conocido lo peor de la cárcel. Su historia incluye una evasión
cuando le trasladaban desde prisión a la sala de juicios. Se las ingenió
para conseguir unas muletas, fingiendo una lesión, y en mitad de la
vista las usó como arma para abrirse paso hasta la salida. “Pero no la
principal, yo sabía dónde estaban el resto de puertas por la normativa
de seguridad británica, así que me fui por una secundaria”. Fuera le
esperaba un compañero con un coche. Pasó los dos días siguientes en un
club de striptease, hasta que volvieron a arrestarle.
“España me ha dado la oportunidad de cambiar, tener un negocio legal
de este tipo en mi país hubiese sido imposible”, apunta el antiguo
villano. En algunas cosas no ha conseguido cambiar, sigue moviéndose por
Marbella con un BMW o un Porsche. “¡Es difícil romper algunos
hábitos!”, bromea.
El humo de Eurovegas enfrenta a Madrid con el Gobierno central
La primera piedra de Eurovegas se iba a colocar en diciembre. Como
tarde, en enero del año que viene. Los movimientos de tierras y demás
tareas previas a la construcción del megacomplejo de casinos y congresos
generarían, de entrada, 10.000 contratos de trabajo, lógicamente del
sector de la construcción y otros empleos asociados indirectamente. De
los 15.000 desempleados de Alcorcón, elegida por Las Vegas Sands para su
desembarco en la Unión Europea, 4.000 contaban con ese perfil.
La expectación alcanzó tales cotas que el PP de Parla realizó una
campaña de recogida de curriculum de interesados en obtener un empleo de
los 250.000 (entre directos, indirectos e inducidos) que la promotora
prometía sobre el papel, mientras el alcalde, José Manuel Fraile (PSOE),
pedía directamente “Eurovegas para Parla”. A falta de tres meses para
la llegada de diciembre, todas las previsiones han saltado por los
aires. La que supuestamente iba a ser la inversión más importante de
toda Europa, con 17.000 millones de euros, “corre serio riesgo de irse a
otro sitio”, reconoce el presidente de la Comunidad, Ignacio González.
La ciudad deportiva del Atlético, en el aire
El futuro de Eurovegas inquieta no solo al Gobierno regional y al alcalde de Alcorcón, David Pérez (PP). El Atlético también se juega mucho en la operación. En concreto, su futura ciudad deportiva. En 2006 Esperanza Aguirre suscribió un acuerdo para impulsarla en Alcorcón dentro de un convenio urbanístico —basado en la construcción de más de 22.000 viviendas, el 60% protegidas, con al menos 4.350 pisos del Plan Joven regional— que también contó con el visto bueno de Enrique Cascallana, alcalde de la localidad por el PSOE hasta su derrota en 2011.La ciudad deportiva (para la que también se pensaron como sede Boadilla y Getafe) contaría con 120 hectáreas, en las que se repartirían ocho campos de fútbol, un miniestadio, un club social y un centro de alto rendimiento. Reemplazadas las viviendas por el proyecto de Las Vegas Sands, la incertidumbre existente coincide con las obras que el Atlético está realizando en el Cerro del Espino, en Majadahonda, donde se entrena habitualmente.
Más allá de las dudas en sí que provocan las cifras mareantes de
Eurovegas o su financiación, que no sea así depende básicamente de que
se reforme la ley antitabaco, una competencia estatal, para que en los
casinos de Sheldon Adelson se pueda fumar “en espacios restringidos”. La
tibieza y ambigüedad con la que el Ejecutivo de Mariano Rajoy venía
tratando un asunto tan sensible, especialmente espinoso para la ministra
de Sanidad, Ana Mato, está detrás de la bronca que esta semana estalló
de forma oficial entre el Gobierno madrileño y el español... Y por
extensión entre el PP regional, el más poderoso del país, y la dirección
nacional del Partido Popular.
Fumar nunca ha sido negociable para Adelson. Si algo han tenido claro
quienes a lo largo de los últimos seis años han participado en las
negociaciones para echarle el lazo a Eurovegas era que el consumo de
tabaco debía ser legal. Y que Adelson lo quería por adelantado, por ley,
antes de invertir un solo euro. El magnate del juego y accionista
mayoritario de Las Vegas Sands así lo transmitió cuando empezó las
conversaciones con Miguel Sebastián, el ministro de Industria en la
segunda legislatura del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez
Zapatero. El mismo mensaje recibieron Esperanza Aguirre en su condición
de presidenta de la Comunidad y González, su vicepresidente durante
nueve años y presidente desde hace uno. El mismo presidente del Gobierno
de la nación pudo comprobarlo de primera mano en las dos recepciones
con las que agasajó a Adelson en La Moncloa, otorgando al empresario de
nacionalidad estadounidense e israelí y republicano un trato a la altura
de un jefe de Estado. “[Eurovegas] es un buen proyecto, lo apoyamos”,
dijo Rajoy.
Las quejas de la Comunidad dan a entender lo contrario y reprochan la
“lentitud” de la Administración Central. En su tercer mes como
presidente de Madrid, González ya había diseñado y aprobado una
normativa al gusto del proyecto de Adelson. Con toda una batería de
rebajas y exenciones fiscales criticadas por la oposición como “un traje
a medida”. Bajando, por ejemplo, el tipo máximo sobre el juego del 45% a
un tributo único del 10%. O bonificando con un 95% el impuesto de
transmisiones patrimoniales de las inversiones similares a Eurovegas.
El cambio de actitud de Mato, que el miércoles rompió su silencio
relativo a Eurovegas y admitió que buscaba “fórmulas” para fumar en sus
casinos, ha aliviado las diferencias. Aunque no se puede hablar de una
tregua entre el PP que gobierna España y el PP que gobierna Madrid, muy
escocido después de que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría
planteara que la Asamblea de Madrid presente una iniciativa legislativa
pidiendo una legislación antitabaco más permisiva. El PP que lidera
Aguirre entiende que es una excusa para salir al paso y que la hubieran
presentado hace un año si se lo hubieran “insinuado”.
Ante las críticas recibidas estos días, el ministro de Industria,
José Manuel Soria, asegura hoy en una entrevista en este diario que
“todos los compromisos alcanzados se van a cumplir”. “Si [el marco
legal] depende del Gobierno español, se hace”, afirma conciliador con
Madrid, que insiste que ha hecho “todo lo que tenía que hacer” y que lo
que falta depende de la Administración Central.
La estrategia de Soria es echarle toda la presión a Las Vegas Sands:
“El problema es el de la financiación. No sé si la encuentran. Son ellos
los que la buscan”. El consejero delegado de Las Vegas Sands, Michael
Leven, ha afirmado en varias ocasiones que el dinero “está asegurado”.
Frente a las dudas que alimentan Soria o los analistas de Deutsche Bank y
JP Morgan, en la Comunidad se agarran a las promesas de la
multinacional estadounidense. La firma debería poner 2.700 millones de
su caja para empezar las obras, y a partir de 2014 iba a contar con
otros 4.000 millones prestados por inversores y bancos.
Otro frente sin resolver es el del juego online, al que Adelson ve
como una amenaza. Madrid ha firmado precisamente esta semana un convenio
con Castilla y León que permitirá jugar simultáneamente al bingo
electrónico en las dos autonomías. Esta modalidad se inició en la región
en diciembre de 2012 y su volumen de negocio en el primer semestre de
2013 ha sido de 10 millones. La previsión es alcanzar los 20 millones a
final del ejercicio. El convenio firmado “no influye para nada” en el
futuro de Eurovegas, según el Gobierno de González.
Entretanto, la incertidumbre que rodea a Eurovegas aumenta conforme
transcurren las semanas. Para empezar, que el complejo entero esté listo
en 15 o 18 años, con unos rascacielos que se convertirán en los
edificios más altos de España. La intención de que la primera de las
tres fases previstas estuviera concluida para 2017, con cuatro hoteles y
dos casinos, suena a utopía. Sin ir más lejos, a estas alturas el
concurso para adjudicar el proyecto —no se sabe de más candidatos aparte
de Adelson— debía estar ya resuelto. El mismo González calculaba esta
semana que, una vez cerrada esa fase del proceso, las obras no se
iniciarían hasta un año después.
Mientras, los propietarios de las 750 hectáreas donde iría Eurovegas,
desde vecinos de toda la vida de Alcorcón a terratenientes como
Metrovacesa —dueña de casi 1,5 de los 12 millones de metros cuadrados
del Distrito Norte, donde se posicionó en 2006 a unos 84 euros el metro
cuadrado— no tienen noticias del proyecto desde antes del verano. “En
marzo nos temíamos que la Comunidad nos iba a expropiar a precio de
saldo. Ahora...”, cuenta uno de los dueños, que no sabe si seguirá
labrando la tierra, le comprarán las parcelas “malamente” o “saldrá de
pobre” vendiéndolas “a los precios de antes de la crisis”. A la espera
de que los políticos se aclaren, el distrito Norte de Alcorcón sigue
siendo un secarral. Y en el aire queda un proyecto grandilocuente que
podría quedarse en humo. Lo que es actualmente.
China endurece la legislación en Macao
El Palazzo de Las Vegas, el Venetian de Macao y el Marina Bay Sands de Singapur, todos de Sheldon Adelson, no huelen a tabaco. Los sistemas de ventilación y antiolores son tan eficientes que resulta complicado tener una sensación ahumada siquiera en la antigua colonia portuguesa en China, que cada día atrae a miles de clientes dispuestos a disfrutar simultáneamente de dos de las grandes pasiones nacionales: el juego —en la cinematografía china abundan las historias de don nadies que dan el gran salto adelante gracias al azar— y el tabaco.Con todo, por más que fumar es visto como un símbolo de poder y respeto (Mao fue retratado con un cigarrillo en la mano), Pekín ha endurecido la legislación. Tras un periodo de gracia de un año, los casinos de Macao están obligados desde enero de 2013 a habilitar zonas separadas para fumadores y no fumadores. Los espacios reservados para los clientes que no fumen podrán ser de hasta el 50% de la superficie de los locales. La multa que afrontan los infractores es de 40 euros.
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