Reuters
  
Bahréin levantó el  miércoles la ley marcial en lo que el Gobierno espera que turistas y  hombres de negocios perciban como una señal de retorno a la normalidad,  aunque la oposición teme que la represión continúe en el reino del Golfo  Pérsico.       
Bahréin está especialmente interesado en recuperar la  carrera de Fórmula 1. La apertura del Grand Prix en marzo fue cancelada a  raíz de los choques entre policías y manifestantes pro democracia  inspirados por los levantamientos de Túnez y Egipto.
 
Una reunión  del órgano regulador de la Fórmula 1 podría restituir el viernes la  carrera para este año, aunque el grupo Human Rights Watch ha dicho que  deberían tener en cuenta la fuerte represión de la que fue objeto la  oposición durante las 11 semanas de ley marcial.
 
Las polvorientas  calles de la capital Manama estaban tranquilas el miércoles, pero en  algunas aldeas chiíes había una fuerte presencia de policías anti  disturbios, según activistas en internet.
 
"Si hubiera terminado  la situación de emergencia la seguridad no estaría aquí, pero ellos  están todavía aquí", dijo Ali Zirazdi, un desempleado de 30 años, que  dijo que la policía disparó gases lacrimógenos luego de que unos pocos  centenares de personas se reunieron en la aldea chií de Diraz.
 
"La  presencia de seguridad es aún más fuerte () su estrategia ahora es que  cada vez que se enteran de alguna protesta, vienen antes para evitar que  suceda", añadió.
 
El rey Hamad bin Isa al-Khalifa, cuya familia  de musulmanes suníes gobierna la nación de mayoría chií, ofreció el  martes un diálogo sobre reformas.
 
Mientras el rey hablaba,  fiscales militares convocaron a cuatro miembros del principal partido de  oposición Wefaq y al activista de derechos Nabeel Rajab para  interrogarlos. Según sus conocidos, fueron liberados horas después.
 
"El  fin de la ley de seguridad nacional y el anuncio del diálogo son ambos  positivos. Sería una lastima que alguien fuera negativo sobre esto",  dijo el legislador suní Jamal Fakhro. 
 
Pero en una pared llena de  pintadas contra el Gobierno, alguien escribió: "Si realmente sostienen  que quieren un diálogo, tendrán que abrir las calles" y "¡Abajo la banda  gobernante!".
 
Bahréin, que se encuentra entre el Irán chií no  árabe y las dinastías suníes aliadas con Estados Unidos de la región  petrolera del Golfo Pérsico, es sede del la Quinta Flota de Estados  Unidos.
 
Sus gobernantes acusan a Irán de orquestar las protestas mediante sus relaciones con grupos chiíes
Los  chiíes, que representan el 60 por ciento del millón de ciudadanos de  Bahréin, se quejan desde hace mucho de discriminación, falta de empleo y  de representación. 
El presidente estadounidense Barack Obama criticó  la represión en la nación en un discurso el mes pasado, diciendo que el  Gobierno debería dialogar con los líderes de la oposición pacífica.
 
Activistas  convocaron a través de internet a marchas las aldeas chiíes y en Manama  a última hora del miércoles. Apelando a la "lealtad a la sangre de los  mártires", uno de los anuncios convocaba a volver a la rotonda de la  Perla, donde los opositores acamparon durante un mes.
 
Aunque con  el fin del estado de emergencia en Bahréin los fiscales militares ya no  pueden hacer comparecer a civiles, los tribunales militares procesarán  varios casos iniciados mientras estaba vigente la ley marcial desde el  15 de marzo.
 
Veintiuna figuras de oposición, siete de ellos en el  extranjero, enfrentan juicios militares por cargos de intentar derrocar  el sistema. La mayoría pertenecen a partidos que pedían una república.  Defensores de los derechos dicen que fueron torturados.
 
Los futuros veredictos podrían generar protestas.