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viernes, 11 de julio de 2014

El Barça hace oficial el fichaje de Luis Suárez por cinco temporadas

El fichaje de Luis Suárez por el Barça ya es oficial. El club azulgrana ha llegado a un acuerdo con el Liverpool por el traspaso del ariete uruguayo, de 27 años, que llegará la semana que viene a Barcelona para pasar el reconocimiento médico, según ha informado el club a través de su página web. La operación se ha cerrado por unos 80 millones de euros, el cuarto traspaso más caro en la historia de la Liga tras Neymar (unos 100), Ronaldo (94,5) y Bale (90 según el Madrid; 101 según el Tottenham).
El uruguayo llega después de una gran temporada en la Premier. Suárez dejó el curso pasado 31 goles, lo que le valió el pichichi, y 12 asistencias en 33 partidos. Brendan Rodgers, técnico del Liverpool, tiene en la cabeza renovar la plantilla, por lo que los 80 millones que ingresará en sus arcas el club inglés le abrirán un amplio abanico de posibilidades.
La marca del mordisco de Suárez a Chiellini.
Sin embargo, el fichaje también está marcado por el último episodio disciplinario del delantero. Suárez sigue sancionado por el mordisco que le propinó al italiano Chiellini, en el hombro izquierdo, durante el partido de la fase de grupos del Mundial contra Italia. Era la tercera vez que el jugador mordía a un rival. En 2010, la víctima fue Bakkal, jugador del PSV Eindhoven y el castigo entonces fue de siete partidos en Holanda. Hace dos temporadas volvió a morder a un jugador, a Ivanovic, defensa del Chelsea, en un partido de la Premier, y recibió una sanción de 10 encuentros. En esta última ocasión la FIFA le castigó con cuatro meses apartado de los terrenos de juego, por lo que no podrá competir hasta octubre. El organismo le consideró culpable de haber violado el artículo 48 del Código Disciplinario de la FIFA (agresión a otro jugador) y el 57 (ofensa a la deportividad contra otro jugador), y le aplicó la sanción ejemplarizante desde el partido de octavos de final.
El futbolista y la Asociación Uruguaya de Fútbol recurrieron ante el máximo organismo del fútbol, pero la Comisión de Apelación rechazó este jueves las apelaciones y confirmó "en su totalidad" la decisión adoptada por la Comisión Disciplinaria. El jugador podría recurrir ahora ante el TAS, el último recurso que le queda para rebajar la sanción.

La revolución renovable uruguaya

La rápida introducción de las energías renovables en la matriz energética de Uruguay era hasta hace poco una noticia recurrente en la prensa especializada, un éxito teórico con cifras espectaculares. Hasta que este mes de julio se materializó en algo tangible para los ciudadanos: una bajada de la factura de la luz.
El cambio tiene su origen en las fuertes lluvias que llenaron los embalses este año y en una nueva realidad: el 84% de la electricidad de Uruguay viene de recursos propios como el viento, el sol, la lluvia o la quema de desechos de los cultivos agrícolas. Las energías verdes alcanzarán pronto el 40% de la matriz energética local cuando el promedio mundial no supera el 17%.
A partir de julio los hogares pagarán un 5,5% menos de tarifa eléctrica, las empresas pequeñas y medianas un 6% menos. Un alivio en un país donde la energía es cara. Si bien en los últimos años el precio de la electricidad ha ido subiendo por debajo de la inflación —lo que constituye un ahorro para el consumidor—, ahora el abaratamiento es directo.
Con poco más de 3,2 millones de habitantes, Uruguay no dispone de petróleo ni de gas y hasta hace poco la factura energética era una losa para su productividad
Con poco más de 3,2 millones de habitantes, Uruguay no dispone de petróleo ni de gas y hasta hace poco la factura energética pesaba como una losa en la productividad del país. También condenaba a parte de la población a pasar frío y a considerar un lujo comodidades como el lavavajillas o la secadora de ropa. Montevideo es la capital más austral de América Latina y aunque el invierno dura unos cuatro meses, los vientos marinos y una tasa de humedad que a veces llega al 98% lo hacen interminable.
Con un ingreso medio por familia de 41.000 pesos (unos 1.300 euros), la factura eléctrica mensual supera fácilmente los 5.000 pesos (unos 160 euros) cuando hay que añadir calefacción. Los hogares modestos, alrededor de un tercio de la población (el salario mínimo es de unos 9.000 pesos) aguanta como puede las inclemencias del tiempo. En colegios, universidades, oficinas públicas, es frecuente pasar frío.
Este escenario está cambiando rápidamente, como explica el principal referente en la materia del país, Ramón Méndez, director nacional de Energía desde 2008. “En Uruguay estamos hablando de una política a largo plazo y eso es central, muy pocos países en el mundo la tienen. Esa política fue acordada entre todos los partidos políticos”, asegura este doctor en Física que ha diseñado 25 años de revolución energética.
“La introducción de renovables aumenta nuestra soberanía energética. Es un tema de supervivencia de la economía. Todo esto permitió garantizar el suministro, cosa que históricamente en Uruguay no era trivial. A tal punto que el verano pasado exportamos a Argentina el equivalente al 50% de nuestro consumo”, dice Méndez.
Desde 2008, Uruguay invierte el 3% de su PIB anual en cambiar su estructura energética. El modelo uruguayo tiene características particulares: a diferencia de la vecina Argentina, de España o de la Unión Europea, “nosotros no subsidiamos la energía”, afirma el responsable uruguayo. El sistema está basado en la asociación del sector público y empresas privadas, la Dirección Nacional de Energía abre subastas y concursos, elige la tecnología más madura y rentable para el país. Uno de los mayores éxitos se ha registrado en la instalación de eólicas: “el viento es más estable que la lluvia, se repite todos los años, es un negocio financiero”, afirma Méndez.
Dentro de diez años, el pequeño país sudamericano que tanto llegó a depender de las importaciones de petróleo podría ser autosuficiente
Javier Tirado, jefe de proyecto de la empresa española R del Sur, confirma que el viento, “bastante estable en el largo plazo, muy variable en cortos periodos”, constituye un buen negocio. La compañía ha construido el mayor parque eólico del país, con 25 aerogeneradores de tecnología española. La inversión fue de 100 millones de dólares y se proyecta otra de igual envergadura.
“Las empresas españolas somos mayoría en Uruguay porque somos pioneros en el sector de las renovables. El caso de Uruguay es bastante particular. Es pequeño y entonces es el escenario ideal para afrontar estos retos de manera controlable por parte del Estado”, dice Tirado.
En el caso uruguayo resulta clave que la distribución de la electricidad sea el monopolio de una empresa, la estatal UTE. El nivel de penetración de las renovables que tiene Uruguay “no existe en el mundo, es un invento muy interesante y estamos expectantes por ver cómo se maneja”, asegura Tirado.
Dentro de diez años, el pequeño país sudamericano que tanto llegó a depender de las importaciones de petróleo podría ser autosuficiente e incluso podría convertirse en exportador de energía. Una revolución ecológica y silenciosa como los molinos de viento.

Un pacto de Estado por si hay petróleo

M. MARTÍNEZ
Este mes de julio comenzará la perforación del primer pozo de prospección de petróleo en las costas del Atlántico frente a Uruguay. Desde hace varios años las principales compañías petrolíferas del mundo invierten 2.000 millones de dólares en la búsqueda de hidrocarburos en una zona geológica similar al yacimiento presal de Brasil. A cambio del trabajo de prospección, el Gobierno de Uruguay ofrece un contrato de explotación de 30 años a las empresas implicadas en el proceso.
Desde ahora se piensa en un nuevo pacto de Estado sobre el petróleo, similar al sellado en 2008 para introducir energías renovables en el país. El actual Gobierno del izquierdista Frente Amplio busca un consenso para que una hipotética renta petrolera no termine con los esfuerzos para introducir energía verde. También se busca evitar que se utilice para que el combustible sea casi gratuito, como es el caso de Venezuela. Hasta dentro de cinco años no se sabrá si Uruguay se convierte en un país petrolero, una condición tan ventajosa como peligrosa para el futuro de un país.