jueves, 14 de marzo de 2013
ENFRENTAMIENTO DE BOMBEROS CONTRA MOSSOS D´ESQUADRA

Los bomberos han querido mostrar así su desacuerdo con los recortes y las "condiciones laborales" que tienen a raíz de las medidas de austeridad aplicadas por el Departamento. Para ello han ido ante la sede de Interior, donde se ha instalado un cordón de los Mossos para proteger el edificio.
Los bomberos han hecho una hoguera con neumáticos medio de la calle y han lanzado huevos contra la sede situada en la calle Diputación. Después han utilizado las mangueras que habitualmente utilizan los incendios y han rociado el edificio y los agentes de los Mossos con espuma. Esto no ha gustado a la policía catalana.
En plena tensión entre manifestantes y policías uno de los mossos ha golpeado con una porra a uno de los bomberos, que no iba uniformado, y ha resultado herido en la mano. En declaraciones explicó que "estaba cogiendo la pancarta que teníamos aquí y ha habido un momento de tensión y los Mossos han empezado a repartir porrazos".
Comunicado del equipo jurídico de la PAH respecto a la sentencia de la UE
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dado un
varapalo a la normativa española sobre desahucios, confirmando la
ilegalidad del procedimiento español de ejecución hipotecaria desde
hace veinte años. El TJUE, de obligado cumplimiento para los jueces
españoles, pasa por encima incluso de la normativa estatal y concluye
que se vulnera de forma clara los derechos fundamentales de las personas
afectadas y concretamente el derecho a la defensa. La ley actual no da
al afectado mecanismos de oposición efectivos para hacer valer sus
derechos en el marco del procedimiento de ejecución actual.
Los procedimientos de ejecución hipotecaria en curso deben ser paralizados de oficio y de forma inmediata, puesto que la normativa que los regula es ilegal.
La sentencia da importantes facultades de actuación en los procesos
vigentes a los jueces. La declaración del procedimiento como ilegal abre
amplias vías para alegar la nulidad de los procedimientos que se han
tramitado hasta ahora.
Ha tenido que ser un tribunal europeo quien se pronuncie ante la
impasibilidad de un Gobierno y de un Parlamento ciegos y sordos,
incapaces de atender el clamor popular y dar solución al drama social
que los desahucios han provocado y siguen provocando hoy. El TJUE da
también con esta sentencia una bofetada al Tribunal Constitucional
español, el cual venía avalando un procedimiento de ejecución
hipotecaria que se ha demostrado claramente ilegal.
Las inmediatas estrategias jurídicas posibles ante el fallo del TJUE
serán analizadas este sábado en una reunión de abogados de la PAH.
La sentencia es un respaldo al contenido de la Iniciativa Legislativa Popular, cuyas medidas se habían cuestionado por su carácter retroactivo. A la luz de la doctrina del TJUE la retroactividad no solo es una posibilidad reconocida en la Constitución, sino una necesidad.
Una necesidad ya que se plantea la nulidad de las ejecuciones
hipotecarias realizadas desde el año 1993, fecha de la Directiva en la
que se basa la sentencia para declarar ilegal el procedimiento español. No puede sostenerse que una persona sea condenada a pagar una deuda perpetua derivada de un procedimiento ilegal.
Esta sentencia reafirma la importancia de la movilización ciudadana a
favor de las medidas de la ILP, unas medidas de mínimos que se están
debatiendo en el Parlamento, y las cuales dan respuesta a los
planteamientos de respeto a los derechos fundamentales de las personas
afectadas.
¡Sí Se Puede!
Filetes de gallo gratinados con pisto
Ingredientes
4 gallos (limpios y en filetes), aceite de oliva, 300 g de mayonesa, 50 g de apio, 2 bastones de surimi. Guarnición: calabacín, 1 cebolla, 1 pimiento rojo, 1 pimiento verde, 1 berenjena, 300 g de tomate triturado, sal, azúcar, aceite de oliva.
Elaboración Elaboramos
primero el pisto, cortando la verdura en dados. En una cazuela con un
chorro de aceite ponemos a pochar la cebolla y los pimientos, cuando
estén listos incorporamos el calabacín y la berenjena y rehogamos.
Incorporamos el tomate y cocemos durante 5 minutos. Sazonamos y añadimos
una pizca de azúcar. Reservamos. Picamos el apio y el surimi muy fi
nos, mezclamos con la mayonesa y reservamos.
Después, sazonamos los filetes, los enrollamos y pinchamos con un palillo. Los colocamos en el horno con un chorro de aceite y los introducimos a máxima potencia durante 3 minutos.
Los sacamos, salseamos con la mayonesa y volvemos a introducir en el horno para gratinarlos hasta que queden dorados. Al servirlos, los colocamos en una cama de pisto.
Después, sazonamos los filetes, los enrollamos y pinchamos con un palillo. Los colocamos en el horno con un chorro de aceite y los introducimos a máxima potencia durante 3 minutos.
Los sacamos, salseamos con la mayonesa y volvemos a introducir en el horno para gratinarlos hasta que queden dorados. Al servirlos, los colocamos en una cama de pisto.
Vinculan con la dictadura argentina al primer Papa latinoamericano
Se necesitaron cinco votaciones para que el Cónclave cardenalicio eligiera ayer al argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano y primer jesuíta, y al que muchas voces vinculan con la dictadura argentina, como sucesor de Benedicto XVI al frente de la Iglesia católica.
El
cardenal argentino y arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio es
el primer Papa latinoamericano y jesuíta en la Iglesia católica. Por
primera vez también, el 266 Sumo Pontífice, que fue elegido por el
Cónclave cardenalicio en la quinta votación cuando parecía que la
segunda jornada acabaría en «fumata negra», adoptó el nombre de
Francisco I para ejercer su mandato.
Jorge Bergoglio, nacido el
17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires en una familia de origen
italiano, sucede a Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, como jefe de la
Iglesia católica. No era uno de los nombres que más sonaba en las
quinielas para relevar a Ratzinger, aunque en el Cónclave papal de 2005
ya le arrebató algunas decenas de votos.
El bastón de mando pasó de un Papa vinculado a las juventudes hitlerianas a uno al que relacionan con la dictadura argentina.
Como
obispo en Argentina, Francisco fue duramente criticado al ser
considerado un hombre fuerte de la Iglesia católica durante la dictadura
militar entre 1976 y 1982. En concreto, el periodista Horacio Verbitsky
le acusó en su libro «El silencio» de haber entregado a dos sacerdotes
de su congregación, Orlando Yorio y Francisco Jalic, al indicar que el
ahora Papa les retiró la protección de su orden. Ambos sobrevivieron a
cinco meses de detención.
Bergoglio declaró como testigo en el
juicio por los crímenes de lesa humanidad cometido en la ESMA en
relación a esos dos secuestros y también en el caso que juzgaba a
responsables del plan sistemático de robo de menores hijos de
desaparecidos.
Siempre se escudó en que «hice lo que pude» y en
que en la Iglesia «se fue conociendo de a poco todo lo que estaba
pasando». Sin embargo, muchos testimonios, algunos de sacerdores de su
propia orden, contradicen ese extremo y subrayan que la Iglesia católica
supo lo que estaba sucediendo desde el comiento mismo de la dictadura.
Hay quien incluso sitúa a Bergoglio en el sector de la Iglesia que
favoreció y sostuvo al régimen militar.
De lo que no hay duda es de que el ascenso del nuevo Papa coincidió con ese oscuro periodo de Argentina.
Tenaz oposición
Ayer,
agencias de noticias y medios de comunicación coindían en calificar a
Francisco I de progresista y no faltaron los que situaron su elección en
ese «aire nuevo que se quiere insuflar a la Iglesia». Pero la
hemeroteca demuestra lo contrario, como lo recoge su incendiaria
retórica en contra del proyecto de ley que en 2010 consagró el
matrimonio entre personas del mismo sexo, que consideraba que «pretendía
destruir el plan creador de Dios», y contra la ley de identidad de
género que autorizó a travestis y transexuales a registrar sus datos con
el sexo elegido, dos iniciativas a las que se opuso tenazmente como
máxima autoridad del catolicismo y que supuso el enfriamiento de las
relaciones entre Iglesia y Gobierno.
En cuanto a su gestión como
Francisco I, se proyecta como un Papa moderado y sin sorpresas en cuanto
a temas relacionados a la Iglesia y la sociedad moderna, por lo que no
se esperan cambios en cuanto al divorcio, el matrimonio igualitario, el
aborto o la ética de la investigación de las células madre.
Según
Telesur, en los pasillos del Vaticano, donde algunos aún hablan sobre
su pasado relacionado con la dictadura argentina, se espera que conduzca
«con mano férrea» a la Iglesia católica.
Una vez elegido,
Francisco I se presentó en el balcón central de la basílica de San Pedro
del Vaticano vestido con la sotana blanca y con la estola, pero sin
esclavina roja, lo que para algunos indicaba que quiere ser un papa
sencillo. Solo se la colocó para dar su bendición a los allí reunidos,
ante quienes se inclinó.
Francisco I, sucesor de Benedicto XVI : Un ersatz
Página 12
Entre los centenares
de llamados y mails recibidos, elijo uno. “No lo puedo creer. Estoy tan
angustiada y con tanta bronca que no sé qué hacer. Logró lo que quería.
Estoy viendo a Orlando en el comedor de casa, ya hace unos años,
diciendo ‘él quiere ser Papa’. Es la persona indicada para tapar la
podredumbre. Es el experto en tapar. Mi teléfono no para de sonar, Fito
me habló llorando.” Lo firma Graciela Yorio, la hermana del sacerdote
Orlando Yorio, quien denunció a Bergoglio como el responsable de su
secuestro y de las torturas que padeció durante cinco meses de 1976. El
Fito que la llamó desconsolado es Adolfo Yorio, su hermano. Ambos
dedicaron muchos años de su vida a continuar las denuncias de Orlando,
un teólogo y sacerdote tercermundista que murió en 2000 soñando la
pesadilla que ayer se hizo realidad. Tres años antes, su íncubo había
sido designado arzobispo coadjutor de Buenos Aires, lo cual preanunciaba
el resto.
Orlando Yorio no llegó a conocer la declaración de
Bergoglio ante el Tribunal Oral Federal 5. Allí dijo que recién supo de
la existencia de chicos apropiados después de terminada la dictadura.
Pero el Tribunal Oral Federal 6, que juzgó el plan sistemático de
apropiación de hijos de detenidos-desaparecidos, recibió documentos que
indican que ya en 1979 Bergoglio estaba bien al tanto e intervino al
menos en un caso a solicitud del superior general, Pedro Arrupe. Luego
de escuchar el relato de los familiares de Elena de la Cuadra,
secuestrada en 1977, cuando atravesaba el quinto mes de embarazo,
Bergoglio les entregó una carta para el obispo auxiliar de La Plata,
Mario Picchi, pidiéndole que intercediera ante el gobierno militar.
Picchi averiguó que Elena había dado a luz una nena, que fue regalada a
otra familia. “La tiene un matrimonio bien y no hay vuelta atrás”,
informó a la familia. Al declarar por escrito en la causa de la ESMA,
por el secuestro de Yorio y del también jesuita Francisco Jalics,
Bergoglio dijo que en el archivo episcopal no había documentos sobre los
detenidos-desaparecidos. Pero quien lo sucedió, su actual presidente,
José Arancedo, envió a la jueza Martina Forns copia del documento que
publiqué aquí, sobre la reunión del dictador Videla con los obispos Raúl
Primatesta, Juan Aramburu y Vicente Zazpe, en la que hablaron con
extraordinaria franqueza sobre decir o no decir que los
detenidos-desaparecidos habían sido asesinados, porque Videla quería
proteger a quienes los mataron. En su clásico libro Iglesia y dictadura,
Emilio Mignone lo mencionó como paradigma de “pastores que entregaron
sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”. Bergoglio me
contó que en una de sus primeras misas como arzobispo divisó a Mignone e
intentó acercársele para darle explicaciones, pero que el presidente
fundador del CELS alzó la mano indicándole que no avanzara.
No
estoy seguro de que Bergoglio haya sido elegido para tapar la
podredumbre que redujo a la impotencia a Joseph Ratzinger. Las luchas
internas de la curia romana siguen una lógica tan inescrutable que los
hechos más oscuros pueden atribuirse al espíritu santo, ya sean los
manejos financieros por los que el Banco del Vaticano fue excluido del
clearing internacional porque no cumple con las reglas para controlar el
lavado de dinero, o las prácticas pedófilas en casi todos los países
del mundo, que Ratzinger encubrió desde el Santo Oficio y por las que
pidió perdón como pontífice. Ni siquiera me extrañaría que, brocha en
mano y con sus zapatos gastados, Bergoglio emprendiera una cruzada
moralizadora para blanquear los sepulcros apostólicos.
Pero lo
que tengo por seguro es que el nuevo obispo de Roma será un ersatz, esa
palabra alemana a la que ninguna traducción hace honor, un sucedáneo de
menor calidad, como el agua con harina que las madres indigentes usan
para engañar el hambre de sus hijos. El teólogo brasileño de la
liberación Leonardo Boff, excluido por Ratzinger de la enseñanza y del
sacerdocio, tenía la ilusión de que fuera elegido el franciscano de
ancestros irlandeses Sean O’Malley, que carga con la diócesis de Boston,
quebrada por tantas indemnizaciones que pagó a niños vejados por
sacerdotes. “Se trata de una persona muy vinculada a los pobres porque
trabajó mucho tiempo en América Latina y el Caribe, siempre en medio de
los pobres. Es una señal de que puede ser un papa diferennte, un papa de
una nueva tradición”, escribió el ex sacerdote. En la Silla Apostólica
no se sentará un verdadero franciscano sino un jesuita que se hará
llamar Francisco, como el pobrecito de Asís. Una amiga argentina, me
escribe azorada desde Berlín que para los alemanes, que desconocen su
historia, el nuevo papa es tercermundista. Menuda confusión.
Su
biografía es la de un populista conservador, como lo fueron Pío XII y
Juan Pablo II: inflexibles en cuestiones doctrinarias pero con una
apertura hacia el mundo, y sobre todo, hacia las masas desposeídas.
Cuando rece su primera misa en una calle del trastevere o en la stazione
termini de Roma y hable de las personas explotadas y prostituidas por
los poderosos insensibles que cierran su corazón a Cristo; cuando los
periodistas amigos cuenten que viajó en subte o colectivo; cuando los
fieles escuchen sus homilías recitadas con los ademanes de un actor y en
las que las parábolas bíblicas coexisten con el habla llana del pueblo,
habrá quienes deliren por la anhelada renovación eclesiástica. En los
tres lustros que lleva al frente de la Arquidiócesis porteña hizo eso y
mucho más. Pero al mismo tiempo intentó unificar la oposición contra el
primer gobierno que en muchos años adoptó una política favorable a esos
sectores, y lo acusó de crispado y confrontativo porque para hacerlo
debió lidiar con aquellos poderosos fustigados en el discurso.
Ahora
podrá hacerlo en otra escala, lo cual no quiere decir que se olvide de
la Argentina. Si Pacelli recibió el financiamiento de la Inteligencia
estadounidense para apuntalar a la democracia cristiana e impedir la
victoria comunista en las primeras elecciones de la posguerra y si
Wojtyla fue el ariete que abrió el primer hueco en el muro europeo, el
papa argentino podrá cumplir el mismo rol en escala latinoamericana. Su
pasada militancia en Guardia de Hierro, el discurso populista que no ha
olvidado, y con el que podría incluso adoptar causas históricas como la
de las Malvinas, lo habilitan para disputar la orientación de ese
proceso, para apostrofar a los explotadores y predicar mansedumbre a los
explotados.
El Papa electo es un peligroso criminal
La supuesta colaboración del nuevo papa Francisco
con la última dictadura de su país, Argentina (1976-1983), constituye
el capítulo más oscuro de su vida. Organizaciones de defensa de los
derechos humanos lo acusan de haber denunciado a dos sacerdotes de la
Compañía de Jesús ante el régimen cuando él era provincial de esa
congregación.
Los dos curas jesuitas se llamaban Orlando Yorio, ya fallecido, y
Francisco Jalics, que vive en Alemania. Ambos se habían ido a vivir a
barrios de chabolas de Buenos Aires para comprometerse más de cerca con
los pobres. Pero para las autoridades de la Iglesia esa opción era mal
vista. “Mucha gente que sostenía convicciones políticas de extrema
derecha veía con malos ojos nuestra presencia en las villas miseria”, cuenta Jalics en su libro Ejercicios de meditación,
de 1995. ”Interpretaban el hecho de que viviéramos allí como un apoyo a
la guerrilla y se propusieron denunciarnos como terroristas. Nosotros
sabíamos de dónde soplaba el viento y quién era responsable por estas
calumnias. De modo que fui a hablar con la persona en cuestión y le
expliqué que estaba jugando con nuestras vidas. El hombre me prometió
que haría saber a los militares que no éramos terroristas. Por
declaraciones posteriores de un oficial y 30 documentos a los que pude
acceder más tarde pudimos comprobar sin lugar a dudas que este hombre no
había cumplido su promesa sino que, por el contrario, había presentado
una falsa denuncia ante los militares”, añade Jalics.
Ese hombre era Jorge Bergoglio,
el entonces provincial jesuita y ahora papa, según contó Yorio en una
carta de 1977 al asistente general de la Compañía de Jesús que obtuvo el
periodista Horacio Verbitsky en una extensa investigación. Años
después, cuando la democracia había regresado a Argentina, Yorio también
comentó a otros sacerdotes que Bergoglio no los había “entregado”, pero
sí los había “mandado al frente” (delatado) ante los militares, según
relata a EL PAÍS un testigo directo de aquella confesión.
El 23 de mayo de 1976 Yorio y Jalics fueron secuestrados por la
dictadura. Padecieron cinco meses en la Escuela Mecánica de la Armada
(ESMA), uno de los principales centros clandestinos de detención y
tortura del régimen. Un interrogador le dijo a Yorio que sabían que no
era guerrillero pero que con su trabajo en la villa unía a los pobres y
eso era subversivo, según reconstruyó Verbistky. La Iglesia argentina,
cuya jerarquía colaboró con la dictadura mientras una minoría ofrecía
una valiente resistencia, intercedió para que los liberasen y así fue.
Ambos fueron arrojados drogados en un bañado de una ciudad cercana a
Buenos Aires, Cañuelas, un 24 de octubre.
En el libro El jesuita, en 2010, Bergoglio
contestó a las acusaciones: “Nunca creí que estuvieran involucrados en
actividades subversivas como sostenían sus perseguidores, y realmente no
lo estaban. Pero, por su relación con algunos curas de las villas de
emergencia, quedaban demasiado expuestos a la paranoia de caza de
brujas. Como permanecieron en el barrio, Yorio y Jalics fueron
secuestrados durante un rastrillaje. La misma noche en que me enteré de
su secuestro, comencé a moverme. Cuando dije que estuve dos veces con
[el dictador Jorge] Videla y dos con [el jefe de la Armada, Emilio]
Massera fue por el secuestro de ellos”.
La justicia argentina citó a Bergoglio cuando era cardenal, arzobispo
de Buenos Aires y jefe de la Iglesia argentina como testigo en el
segundo juicio sobre los crímenes de la ESMA, que finalizó en 2011. Pero
el ahora pontífice se excusó por su investidura de ir a los tribunales y
fueron los magistrados los que tuvieron que ir a tomarle declaración en
el edificio de la curia porteña.
Bergoglio también ha sido citado como testigo en una causa en Francia
por el asesinato en la dictadura argentina del sacerdote de ascendencia
francesa Gabriel Longueville. Una hermana y tía de desaparecidos pidió
que además se le interrogara en Argentina por sus presuntos
conocimientos sobre el robo de bebés de secuestradas por la dictadura.
Bergoglio, en cambio, dice que durante aquellos años protegió, escondió y
ayudó a exiliarse a perseguidos por el régimen. Claro que nunca se
situó entre los pocos obispos y sacerdotes que asumieron un papel de
abierta lucha contra las violaciones de los derechos humanos de aquellos
años.
Jesuita, conservador y envuelto en agrias polémicas en Argentina

Los jesuitas se han distinguido por su estricto voto de obediencia al
papa, en las duras y en las maduras, lo que les ha costado no pocas
amarguras, incluso la suspensión durante décadas y expulsiones de varios
países. Tienen como una de sus reglas más estrictas no aceptar ni
cargos ni dignidades eclesiásticas. El nuevo papa es una de las más
sonadas excepciones. Eso explica que sea el primero en acceder al
pontificado y no, por ejemplo predecesores tan imponentes como el temido
cardenal Roberto Belarmino.
Pese a su aspecto tímido y recatado, la biografía del ya papa Jorge Mario Bergoglio
no es sin embargo, un camino de rosas. Es un hombre acostumbrado a las
dificultades y curtido en trifulcas desagradables, que le han agriado
gran parte de su pontificado en la gran ciudad de Buenos Aires. Lo más
grave que se ha dicho de él, incluso por eclesiásticos de su
archidiócesis, es que calló ante la brutal dictadura de los militares de su país,
a los que no se enfrentó en ningún momento. Las famosas Abuelas de la
Plaza de Mayo y en alguna ocasión la fiscalía pidieron investigar al
nuevo papa en casos de robos de bebés por los militares y en la
desaparición de sacerdotes (algunos jesuitas enfrentados con su prelado)
y de opositores católicos al régimen.
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, es hijo de un
matrimonio de italianos formado por Mario Bergoglio (empleado
ferroviario) y Regina (ama de casa). Francisco ya fue candidato a papa
tras la muerte de Juan Pablo II.
Ha sido presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos
períodos, impedido por los estatutos de ese organismo para asumir un
nuevo mandato, que a buen seguro hubiera alcanzado.
Inició sus estudios de químico, pero a los 21 años (en 1957) ingresó
en el seminario del barrio Villa Devoto, como novicio de la orden jesuita
y completó una parte de su formación con los jesuitas de Alcalá de
Henares (1970-1971). Pronto hizo carrera dentro de la orden, de la que
fue Provincial en Buenos Aires entre 1973 y 1979. Fue consagrado obispo
de Auca en 1992 y seis años después asumió el arzobispado. Juan Pablo II
lo creó cardenal con el título de san Roberto Belarmino. El cargo le
convertía en el Primado de la Argentina. Tiene muy buena relación con
gran parte de los obispos españoles, a los que conoce directamente
porque en 2006 vino a darles los ejercicios espirituales anuales de la
Conferencia Episcopal.
Francisco ha sido un prelado muy atento a las vicisitudes de su país,
para bien y para mal. Su última intervención lo enfrentó con acritud a
la presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner,
por la aprobación de la ley de matrimonio entre personas del mismo
sexo. El 9 de julio de 2010, días antes de su aprobación, el cardenal
Bergoglio publicó una pastoral calificando como una “guerra de Dios”
dicha ley, y alentaba a sus fieles a acompañarle en esa “guerra”. La
presidenta le replicó, agriamente, comparando la campaña arzobispal con
los “tiempos medievales y de la Inquisición”.
Fue con motivo de esa polémica cuando volvieron a arreciar las
acusaciones de haber callado cuando desaparecían algunos de sus
sacerdotes a manos de los matones militares, e incluso de haber apoyado
la represión. Los documentos atestiguando esos hechos fueron muy
numerosos, en boca de sacerdotes y exsacerdotes, una teóloga, un seglar
de una fraternidad laica que había denunciado en el Vaticano lo que
ocurría en Argentina en 1976 y un laico que fue secuestrado junto a dos
sacerdotes que no reaparecieron. La iracunda reacción de Bergoglio fue
atribuir al Gobierno el origen de esa nueva campaña.
También se le acusó entonces de estar vinculado en casos de robo de
bebés, incluso por la Fiscalía de Buenos Aires, pero sobre todo por las
Abuelas de Plaza de Mayo, que pidieron que el cardenal fuese llamado a
declarar ante la justicia por haber participado supuestamente en un plan
sistemático de robo de bebés nacidos en las mazmorras del criminal
régimen. El jefe de la Iglesia católica argentina es mencionado, en
concreto, en el caso del nacimiento y apropiación de la nieta de una de
las fundadoras de las Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia Licha de
la Cuadra. “A viva voz la hija de Licha, fallecida en 2008 a los 93
años, le reclamó al Tribunal Oral Federal —que juzga entre otros a los
exdictadores Videla
y Bignone por la apropiación de las criaturas hijas de desaparecidos—,
que cite a declarar a Bergoglio como testigo”, se publicó entonces. El
cardenal replicó siempre que se trataba de una persecución calumniosa a
la Iglesia y llamó traidores a quienes “maldicen el pasado”.
Testigos afirman que Ortega Cano estaba borracho minutos antes del accidente mortal
Dos camareros del hotel en el que José Ortega Cano estuvo minutos antes del accidente han asestado esta mañana un duro revés a la defensa del torero al asegurar que le vieron beber alcohol aquella noche y que el diestro iba "tambaleándose".
Los testimonios de los dos camareros han sido demoledores para el
torero, al que han puesto contra las cuerdas al coincidir ambos en que la noche del 28 de mayo de 2011
Ortega Cano estaba borracho y presentaba signos evidentes de ello. No
sólo fueron testigos de su embriaguez, sino que, además, uno de ellos,
que estaba de servicio, fue el que le sirvió la copa de whisky que se bebió antes de regresar a la finca Yerbabuena en cuyo camino estrelló su todoterreno contra el vehículo de Carlos Parra, que murió en el acto.
Juan José Lozano, camarero de La Alquería que aquella noche estaba en
el hotel con su familia, ha asegurado que Ortega Cano estaba
"achispadete, mareado". "No era capaz de mantenerse en pie, iba trastabillando" ha añadido el testigo a preguntas de la acusación particular.
No sólo ha dicho que le vio "mareado", sino que ha detallado cómo le vio beber de una copa de balón que cotenía un líquido "marrón oscuro con hielo".
Y al salir del hotel, ha apostillado, volvió a coincidir con Ortega
Cano, que intentaba abrir el coche, pero "le costaba trabajo".
A la mañana siguiente, Lozano escuchó al gerente del hotel, a su
jefe, cómo le comentaba a un cliente que "había visto al maestro como
nunca le había visto", hasta el extremo de que su mujer, contó, le había
ofrecido una cama al torero para que se quedara esa noche.
'Nunca tomaba aquarius
El camarero, que también ha trabajado en la finca Yerbabuena en
algunas ocasiones, ha sido contundente al asegurar que nunca le ha
servido nada que no fuese alcohol. Manzanilla, vino, o whisky, pero "nunca le he visto tomar aquarius", ha puntualizado.
En la misma línea se manifestó Cristóbal Romero, el otro camarero del
hotel que ha comparecido esta mañana ante la juez Sagrario Romero, que
sí estaba trabajando aquella noche, y que ha explicado que él mismo le
servió un "Ballantine's con coca cola" en una copa de la que le vio beber.
Más aún, Romero ha manifestado que el torero tenía dificultades para
articular las palabras y que tenía los ojos rojos y "se balanceaba". En
ocasiones anteriores, ha añadido, le ha servido en el hotel, pero "nunca
nada sin alcohol".
Además de los camareros, la juez ha escuchado esta mañana a una joven
que viajaba en el coche que precedía al de Ortega Cano caminó de
Burguillos. Rocío Sánchez ha asegurado que la conducción del torero era
"peligrosa" y que suponía un riesgo cierto de accidente. "Pasé miedo", ha llegado a afirmar a preguntas de los abogados de la familia del fallecido.
Esta testigo ha manifestado, como lo hizo el día anterior su novio,
que vieron al torero parar frente al hotel y que dejó allí su
todoterreno en marcha y con las luces encendidas.
La Justicia europea declara ilegal el sistema de desahucios en España
La ley española que regula las ejecuciones hipotecarias (desahucios)
viola la normativa comunitaria de protección a los consumidores, según
una sentencia que acaba de ser publicada por el Tribunal de Justicia de
la UE y que concluye que el sistema de ejecución hipotecaria establecido
en la legislación española es incompatible con la directiva europea
sobre cláusulas abusivas y no protege al consumidor porque permite la
pérdida de la propiedad y el desalojo antes de que éste pueda ejercitar
una acción por daños y perjuicios contra la entidad financiera.
La sentencia de la Corte de Luxemburgo ratifica así el dictamen jurídico
que presentó en pasado mes de noviembre la abogada general del Tribunal
de Justicia de la UE, Juliane Kokott. Según argumenta el Tribunal, "la normativa española enumera los motivos, muy limitados, por los que un deudor puede oponerse al
procedimiento de ejecución hipotecaria" y añade que "entre esos motivos
no figura la existencia de una cláusula abusiva en el contrato de un
préstamo hipotecario".
Por ello, la sentencia concluye que "la normativa española, que impide al juez, que es competente para declarar abusiva una cláusula de un contrato hipotecario, suspender el procedimiento de desahucio iniciado por otra vía, es contraria al Derecho de la Unión".
Respuesta a una cuestión del Juzgado de lo Mercantil n.º 3 de Barcelona
El Tribunal de Justicia europeo ha llegado a esta conclusión tras analizar la cuestión presentada por el Juzgado de lo Mercantil n.º 3 de Barcelona sobre
la conformidad del derecho español con la Directiva europea sobre
cláusulas abusivas. El caso que originó esta cuestión se remonta a 2007,
cuando un ciudadano de origen marroquí que trabajaba en España firmó
con CatalunyaCaixa un contrato de préstamo con garantía hipotecaria de
138.000 euros sobre su vivienda familiar. Desde junio de 2008 dejó de
pagar sus cuotas mensuales y el banco inició un procedimiento de
ejecución hipotecaria, celebrando una subasta pública a la que no se
presentó ninguna oferta.
La entidad, de acuerdo con la legislación española, se adjudicó la
vivienda por el 50% de su valor. El 20 de enero de 2011 el cliente fue
expulsado de la vivienda, si bien poco antes había presentado una
demanda solicitando que se anulara una cláusula del contrato de préstamo
hipotecario -la relativa a los intereses de demora, que fijaba un tipo del 18,75%- por ser abusiva y, en consecuencia, reclamaba que se anulara el procedimiento de desahucio.
Sin embargo, la legislación española que regula esta materia impide que pueda interrumpirse el proceso judicial de ejecución si
no se presentan motivos contemplados expresamente en la ley, entre los
que no aparece la existencia de una cláusula abusiva en el contrato
hipotecario. Es decir, obliga a que termine el proceso, y por tanto el
consumidor se quede sin vivienda, antes de que éste pueda demandar a la
entidad por cláusulas abusivas en la hipoteca.
'El régimen procesal español menoscaba la efectividad de la protección sobre cláusulas abusivas'
La sentencia señala que "el régimen procesal español menoscaba la efectividad de la protección que
pretende garantizar la Directiva europea sobre cláusulas abusivas". Y
añade que, dado que el juez que conozca del proceso declarativo no tiene
la posibilidad de suspender el procedimiento de ejecución, esa
declaración de nulidad sólo permite garantizar al consumidor una protección a posteriori meramente indemnizatoria.
Según argumenta la Corte con sede en Luxemburgo, "esa indemnización resulta incompleta e insuficiente, y no constituye un medio adecuado y eficaz para que cese el uso de esas cláusulas".
"Por consiguiente, el Tribunal de Justicia declara que la normativa española no se ajusta al principio de efectividad,
en la medida en que hace imposible o excesivamente difícil, en los
procedimientos de ejecución hipotecaria iniciados a instancia de los
profesionales y en los que los consumidores son parte demandada, aplicar
la protección que la Directiva confiere a estos últimos", señala.
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