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lunes, 17 de noviembre de 2014

La seguridad de WhatsApp muestra sus grietas

Las polémicas causadas por la introducción del doble check azul de WhatsApp, el icono que permite comprobar que un mensaje enviado a través de la célebre aplicación haya sido leído por su destinatario, podrían ser solo las primeras de una larga serie. Los millones de comunicaciones que en todo momento viajan de un terminal a otro tienen problemas de vulnerabilidad mucho más profundos que las nuevas notificaciones: según un estudio llevado a cabo por laUniversidad de Princeton en colaboración con el portal estadounidense ProPublica y Electronic Frontier Foundation (EFF), una organización sin ánimo de lucro especializada en tutelas de los derechos y libertad de palabra, las aplicaciones más utilizadas para enviar mensajes esconden varios fallos que ponen en duda sus estándares de privacidad y su seguridad ante ataques externos.
El documento se basa en un marcador de mensajería segura (Secure Messaging Scoregard, en su siglas en inglés) que evalúa a 40 aplicaciones de mensajería según siete parámetros: los niveles de criptografía de los mensajes, la posibilidad que el proveedor de la aplicación pueda acceder a las conversaciones, los efectivos niveles de seguridad en el caso de que las claves de acceso sean robadas, la posibilidad de averiguar la identidad de los usuarios, la posibilidad que entidades externas revisen de manera independiente el código en el que se basa la aplicación, la existencia de una auditoría reciente del código y la existencia de documentación relativa al diseño de los sistemas de seguridad.
Los resultados cosechados por las aplicaciones más populares no son alentadores. WhatsApp, que el pasado mes de abril superó los 500 millones de usuarios y que a la hora de escribir un mensaje representa la primera opción para el 96,4 % de los españoles, aprueba solo por lo que tiene que ver con dos de los siete criterios. Por ejemplo, que no sea posible establecer con certeza la identidad de quienes usan la aplicación y que la empresa tenga pleno acceso a las conversaciones grabadas en sus servidores.
Y es que el usuario que busque una alternativa que garantice un nivel de seguridad más elevado tendrá que rehuir todas las apps más difundidas. Facebook Chat, Google Hangouts, Skype y SnapChat sacan la misma nota que WhatsApp. Y de ellas, solo Skype se compromete a no leer las conversaciones entre usuarios. Viber y Yahoo Messenger decepcionan aún más: fallan en seis de los siete ámbitos incluidos en el estudio.
Para teclear con un poco más de tranquilidad hay que reemplazar el verde de WhatsApp con el azul de Telegram, la aplicación que se estrenó el año pasado con una interfaz muy parecida a su rival más famoso y con la posibilidad de tener conversaciones secretas que pueden autodestruirse. Satisface en cinco de los siete criterios establecidos en el informe —así como los software de Apple FaceTime e iMessage— aunque no garantiza la protección de los diálogos que archiva en el caso en que se roben las claves de acceso.
Seguridad y privacidad total, en efecto, constituyen una prerrogativa solo de aplicaciones de nicho como Signal/RedPhone, Silent Phone y Silent Text, cuya difusión queda lejos de la de sus competidores más famosos.
"Las aplicaciones más seguras son también las más complejas a la hora de utilizarlas. Las demás, aunque sus sencilleces les permitan alcanzar a muchísimos usuarios, resultan aún muy vulnerables”, ha explicado un portavoz de la EFF al presentar el estudio. Un ejemplo: QQ, un sistema de mensajería que tuvo mucho éxito en China, conecta a 800 millones de usuarios. Y no cumple con ninguno de los siete criterios.

80 millones de bacterias en un beso

Los humanos no son los únicos que practican el contacto boca a boca, pero los besos con lengua e intercambio salivar sí son exclusivos de nuestra especie. Esta práctica, presente en la gran mayoría de las culturas, provoca, según un estudio, que las parejas compartan lasbacterias de sus bocas. Hasta 80 millones de ellas viajan en un beso de 10 segundos.
En el cuerpo de un humano adulto y sano puede haber alrededor de 100 billones de bacterias. Si se apilaran todas juntas, pesarían unos 1,5 kilogramos. Organizadas por especies, superan las 2.000 y, aunque la mayoría se encuentran en el estómago e intestinos, la mayor diversidad se da en la cavidad oral. Hasta 700 especies deStreptococcusRothiaNeisseriaGemellaFusobacterium... viven en la boca. Ahora, un grupo de investigadores holandeses ha querido averiguar cómo influyen los besos en el microbioma bucal.
Seleccionaron a 21 parejas tanto heterosexuales como homosexuales y tomaron muestras de su lengua y saliva antes de un beso prolongado, y después de besarse. Para compararlas, usaron una escala del 0 (completamente similares) al 1 (nada similares).
Tras analizar genéticamente las muestras para identificar la presencia de una molécula, el ácido ribonucleico ribosómico (rRNA), que les permitiera localizar a los distintos géneros bacterianos, vieron que los amantes tienen una tasa media de similitud de 0,37 frente al 0,55 de los no amantes. Para valorar la importancia de esta diferencia, hay que tener en cuenta que el perfil de la flora bacteriana del mismo individuo puede variar mucho entre muestra y muestra.
En la boca hay unas 700 especies diferentes de bacterias
Esta similitud en el microbioma de las parejas es particularmente destacada en las muestras tomadas de la lengua. De hecho, en la saliva las diferencias son muy elevadas tanto entre los amantes como en comparación con los desconocidos (0,71 para los primeros y 0,72, para los segundos).
"La saliva es un entorno muy dinámico", dice el microbiólogo del TNO (organismo holandés similar al CSIC español) y principal autor del estudio, Remco Kort. "Al tragar constantemente, apenas podemos identificar similitudes", aclara. De hecho, la ciencia aún no tiene claro si la saliva cuenta con su flora bacteriana propia o si las bacterias que se encuentran en ella proceden de otras zonas de la boca.
Kort y su equipo realizaron un par de experimentos más para determinar cuánto influyen los besos en el microbioma de los amantes. Según explican en la revista Microbiome, entrevistaron a las 21 parejas para conocer su historial de besos. Tras descartar a una de ellas que aseguraba besarse unas 50 veces al día por poco creíble, vieron que había una correlación entre los besos declarados y la similitud bacteriana de la saliva. También vieron que, con nueve besos con lengua al día, la similitud entre floras bacterianas era significativa. Sin embargo, no había correlación con las bacterias de la lengua.
Como el propio Kort reconoce, habría que seguir a los participantes a lo largo de años para determinar la verdadera influencia de los besos en el microbioma compartido. "Obviamente, hay otros importantes factores implicados como tener la misma dieta o usar la misma pasta de dientes", recuerda.


Volvieron a medir la flora bacteriana de los dos miembros de la pareja antes de darle el yogur a uno de ellos. Repitieron la medición después de un profundo y largo beso para estimar que, de media, unos 80 millones de bacterias pasan de una boca a otra tras un beso de 10 segundos.La última parte de su investigación buscaba cuantificar el efecto de los besos en los microbios. Para hacerlo, recurrieron a un yogur microbiótico. Al contener grandes cantidades de bacterias de los génerosStreptococcusLactobacillus yBifidobacterium, pudieron usarlas como marcadores fáciles de diferenciar de las bacterias propias de la boca y, lo más difícil, contarlas.

El estudio de Kort y su equipo ha sido el estreno científico deMicrocopia, un museo dedicado al mundo invisible formado por los microorganismos que viven en el cuerpo humano, pero también fuera de él. También ha servido de sustrato para crear una especie debesómetro que presentan el martes en Ámsterdam.

GRAFISMOS....