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domingo, 4 de enero de 2015

Un informe define la herencia genética de las razas en EE UU

¿Qué factores considera una persona para definirse como hispano, afroamericano o nativo? ¿Coincide siempre esa descripción con lo que revelan sus genes? La mayoría de las veces, sí, pero un equipo de investigadores estadounidenses se propuso estudiar la correlación entre la raza de los ciudadanos y la información que guarda su composición genética sobre sus ancestros europeos, africanos o nativos. Su conclusión principal es que el melting pot con el que se ha descrito a la población de Estados Unidos, la mezcla de razas y etnias, no es tan amplio ni se extiende por igual en todo su territorio.
La investigación publicada por el American Journal of Human Genetics es el estudio genético más amplio realizada hasta ahora en EE UU, con una muestra de más de 160.000 personas. Todas ellas habían accedido anteriormente a que se estudiara su información genética. Gracias a esos datos los científicos han podido comparar las diferencias entre el “pasado genético” de una región, las diferentes poblaciones que ha han habitado, y la identificación racial o étnica de sus descendientes en la actualidad.
Los autores del estudio, liderado por David Reich, especialista en genética en la Universidad de Harvard, han logrado poner cifras a lo que otros estudios anteriores, realizados a una escala mucho menor, solo habían podido adivinar, como es la cantidad de genes que un afroamericano ha heredado de pueblos europeos, africanos o de indios nativos. Ahora, por primera vez, se sabe que los afroamericanos de EE UU tienen de media genes que son un 73,2% africanos, un 24% europeos y un 0,8% nativos.
Por primera vez se sabe que los afroamericanos de EE UU tienen de media genes que son un 73,2% africanos, un 24% europeos y un 0,8% nativos
El estudio también revela que la carga genética de hispanos y blancos esconde modificaciones surgidas de aquellos sucesos que cambiaron drásticamente la composición demográfica de una región, como las oleadas migratorias de Europa y América Latina o el comercio de esclavos. Los autores apuntan a que los latinos, por ejemplo, muestran “diferentes proporciones de herencia genética nativa, africana o europea” según los acontecimientos locales que afectaron a sus ancestros, su contacto con esclavos, asentamientos europeos o poblaciones nativas.
Una de las grandes revelaciones del informe son las variaciones en la herencia genética en función de la región del país. Así, por ejemplo, los afroamericanos que residen o han nacido en el sur, especialmente en Georgia o Carolina del Sur, tienen el mayor porcentaje de genes africanos. En el extremo contrario están el 5% de los negros que han heredado al menos un 2% de sus genes de los indios nativos, excepción que deriva del contacto de tribus del norte del país con esclavos.
Los mapas muestran la mayor herencia genética de africanos (azul), europeos (rojo) e indios nativos (naranja) según las regiones de EE UU.
En el caso de los latinos, los investigadores han determinado que su herencia genética procede en un 18% de indios nativos, un 65,1% de europeos y un 6,2% de africanos. El porcentaje más alto de herencia nativa coincide con la cercanía de los hispanos a la frontera con México, en el suroeste del país. Aquellos que proceden de la región del Caribe, por el contrario, presentan más genes africanos.
Las diferencias regionales son aún más definitivas en el caso de los blancos, cuya herencia europea está profundamente condicionada por las oleadas migratorias, el momento en que éstas ocurrieron y los países de procedencia de los inmigrantes. La ascendencia británica o irlandesa está presente en la mayoría de los estadounidenses blancos de todo el país, en una media superior al 20% de los genes de cada persona. La herencia ibérica, derivada de la presencia española, sigue siendo significativa en poblaciones de Florida, Luisiana, California o Nevada. En el norte, en los estados de Minnesota o las dos Dakotas, más del 10% de los genes de las personas estudiadas son de ascendencia escandinava.
A lo largo de su historia, EE UU ha desarrollado una larga tradición de estudios e investigaciones para estrechar la definición racial de su población, tanto en términos científicos como sociológicos. La composición demográfica del país, en constante cambio gracias a la inmigración y el alto nivel de movilidad territorial de sus ciudadanos, siempre ha desafiado cualquier intento.
La ascendencia británica o irlandesa está presente en la mayoría de los blancos de todo el país
Prueba de ese reto es la modificación de los cuestionarios del Censo que cada 10 años cuantifica la población estadounidense y en cuyas preguntas se han basado los autores de este estudio. Los ciudadanos responden a las mismas preguntas que han empleado los autores de este estudio. ¿Qué categoría describe mejor tu identidad racial? -Blanco, negro, Asiático, Nativo u Otro- y ¿Qué define mejor tu ascendencia o etnia? -con categorías como Africano, afroamericano, europeo, latino o asiático.
Los rápidos cambios demográficos que sufre EE UU han obligado recientemente a la Oficina del Censo a ajustar su formulario para incluir nuevas razas o grupos étnicos que, a pesar de no estar respaldados por claras fronteras científicas -como la preferencia entre hispano o latino, negro o afroamericano-, sí son manejados por la población. Esa identificación ahora tiene su reflejo genético catalogado gracias a este ambicioso estudio gracias a más de 160.000 personas que han abierto la puerta al primer mapa de la herencia genética de los estadounidenses.

Oficinas sin despachos ni papeles

La oficina tradicional del siglo XX tiene los días contados. No es rentable, es insostenible y crea empleados insatisfechos. El nuevo modelo que se está implantando en el mundo está muy lejos de esa idea jerárquica según la cual el que manda tiene el despacho más grande.
Cambian las culturas empresariales, más abiertas y horizontales. Le toca mover ficha a las oficinas y sus dirigentes. Para empezar, porque "el 40% de los puestos están vacíos durante la mayor parte de la jornada laboral, mientras las áreas de reunión están saturadas", dice Martín López, director comercial de Ofita, empresa española de diseño y mobiliario para oficinas.
La asignación tradicional de un trabajador, un puesto está caduca. "Pasamos de sentarnos en el mismo puesto a una forma de trabajar autónoma en cuanto a espacio y tiempo, en la que priman los resultados por encima del control y la presencia en la oficina", apunta López.
Una ineficiencia que están pagando de su bolsillo los empresarios. En España el 80% de las oficinas todavía son tradicionales, algo que cambiará en los próximos cinco años, señala Francisco Vázquez, presidente del Grupo 3g office, multinacional de consultoría y gestión de espacios corporativos.

Cualquier lugar es bueno para trabajar

La oficina de hoy no se parecerá en nada a la de 2020. Será un lugar de reuniones, ya sea en persona o por videotecnologías. La comunicación será audiovisual y ganará terreno el vídeo sobre el correo electrónico, mientras que el trabajo desde casa tendrá una aceptación cultural cada vez mayor. Las nuevas tecnologías están generando una revolución que modificará definitivamente el mundo del trabajo y los negocios. "El nuevo concepto no solo implica la posibilidad de hacer móvil la oficina, sino que el trabajo está más orientado a metas, sin horarios fijos, dotando a los empleados de la libertad para administrar su tiempo personal y laboral de una forma más flexible: en un momento pueden estar trabajando y, al minuto siguiente, en el cine con su hijo", apunta Fernando Carneros, Real Estate & Facilities Manager de Microsoft España, Portugal e Italia. Los expertos de Ofita ven la oficina de dentro de 10 años marcada por la evolución tecnológica, pero también más humana y orientada al trabajador para que se sienta como en casa. Además, "se eliminará el work-face, o lo que es lo mismo, pagar a un empleado por su tiempo, en detrimento de pagar por resultados".
En la próxima generación de oficinas estar sentado ocho horas en un puesto de trabajo estará en extinción y las reuniones, como ya empieza a suceder, se harán en los pasillos, comedores o sentados sobre una bicicleta. En la medida de lo posible se irán eliminando los puestos fijos, porque lo que importa son los resultados, explica Alfonso de las Peñas, director de Operaciones de Tétris. Aunque, "en España aún hay mucho por hacer para abrir la oficina al mundo", dice Francisco Vázquez, presidente del Grupo 3g office.
En un centro flexible se manejan ratios de 10 metros por empleado, frente a los 15 de uno clásico. Se necesita más espacio para el mismo número de personas, más renta, mantenimiento y consumos, lo que a todas luces es poco sostenible.
Lo es porque hoy cualquier cafetería o parque es un potencial espacio de trabajo. "En un sistema flexible es decisión del empleado si viene o no a la oficina y qué horario realiza, siempre en función de su agenda y responsabilidades. Cada individuo elije dónde y cómo trabajar; llevamos la oficina a cuestas", dice Vázquez, quien compara la nueva oficina con el bar de la universidad. Así, el teletrabajo se hace imprescindible en estos centros elásticos. "Los empleados están demandando una conciliación de vida personal y laboral real y eficaz", indica Fernando Carneros, Real Estate & Facilities Manager de Microsoft España, Portugal e Italia.
Con estas premisas parte la oficina flexible, donde el número de despachos disminuye un 60%, las mesas no tienen dueño y están libres de papeles. Este planteamiento requiere entre un 15% y un 30% menos de inversión que el tradicional, calcula Alfonso de las Peñas, director de Operaciones de Tétris, division de arquitectura de Jones Lang LaSalle (JLL). Ocho de cada diez proyectos realizados en 2014 por esta consultora destierran la estructura jerárquica y piramidal para dar valor al coworking(flexibilidad para trabajar en un espacio con gente de otros perfiles) y al hotdesking (cambiar de puesto).
Espacios abiertos, junto con salas para el trabajo en equipo, phone boxo cabinas para videoconferencias, enclaves de concentración, espacios para el retiro personal...Y áreas de juegos, cafeterías, zonas verdes interiores (con árboles o huertos), gimnasios, ambientes de relajación e incluso DJs. Este podría ser el ADN de las oficinas flexibles, capaces de incrementar en más de un 20% la productividad.
También mejoran la salud y el bienestar. Mala noticia para los españoles, que están entre los más insatisfechos con su entorno de trabajo, según la multinacional Steelcase, especializada en muebles de oficina para espacios de trabajo.
Una hamaca o una mesa de billar son lugares más que adecuados para celebrar una reunión informal. Es la filosofía que sigue Google en Madrid. En las plantas 16 y 17 de la Torre Picasso hay islas con puff y sofás donde los 150 empleados pueden reunirse en torno a un café, ya que siempre tienen a mano un coffee corner, puestos donde pueden servirse comida y bebida gratis, comenta Javier Martín, responsable de Recursos Humanos para España, Portugal, Turquía y MENA (Medio Oriente y Norte de África). Las reuniones se quitan el corsé y se trasladan al comedor, un espacio multifuncional, donde "se tiene la primera reunión del día mientras desayunas". Hay un único despacho, el del director general, que se transforma en una sala de reuniones cuando está vacío, dice Martín, asiduo a los phone box para realizar videoconferencias. En una partida de billar, futbolín o tenis de mesa también se pueden tener reuniones informales o simplemente desconectar. Hay masajista, servicio de manicura y pedicura, así como talleres de comida japonesa y de pan.
En la misma línea están las oficinas de Red Bull en Londres, donde la recepción se convierte en bar por la noche; y las de Facebook en Palo Alto (California), donde hay pista de patinaje, cuentan en JLL, que estrena sede corporativa en el madrileño Paseo de la Castellana. Zonas abiertas sin distinciones entre empleados alternan con espacios para reuniones formales, informales, quick meetings,brainstormings, incluso una cocina-comedor polivalente. En la planta baja hay bicicletas eléctricas para los trabajadores.
Las grandes multinacionales (Cepsa, BBVA...), son cabeza de pelotón. La remodelación de la sede madrileña de Microsoft, diseñada por 3g office, ha seguido el programa Workplace Advantage de la compañía, que se basa en la libertad de sus empleados para trabajar en cualquier puesto dentro de la oficina o fuera de ella. En el edificio del Parque Empresarial de la Finca (Pozuelo de Alarcón) el ahorro en puestos tradicionales permitió acondicionar una nueva zona de clientes, liberar 3.000 de los 9.000 metros y cubrir las necesidades de espacios de colaboración, concentración y reunión, dice Carneros.
El Campus Repsol, en la calle Méndez Álvaro de Madrid, destaca porque los edificios están conectados por pasarelas. Un planteamiento del arquitecto Rafael de la Hoz para facilitar la comunicación entre sus casi 4.000 trabajadores. Hay 300 salas para reuniones y un jardín central. También, vestuarios para los que salen a correr por los alrededores del campus, a unos 100 metros del parque Tierno Galván.

Syriza insiste en cancelar parte de la deuda y nacionalizar agua y luz

El principio del fin de la austeridad en Grecia tiene un precio: 1.300 millones de euros. En esa cantidad evalúa el equipo de asesores económicos de Syriza el dinero para aliviar de manera inmediata la “crisis humanitaria” a consecuencia de seis años de recesión y los recortes exigidos por la troika a cambio de los dos rescates (240.000 millones), una dependencia que ha disparado la deuda pública hasta el 177% del PIB (320.000 millones, un tercio más que al inicio de la crisis). La economía es el núcleo del programa electoral de Syriza,presentado ayer en Fáliro (Atenas), y también lo será de la campaña de sus rivales, que acusan al partido izquierdista de empujar el país a la bancarrota y fuera del euro, algo que no figura en sus propuestas.
El equipo de expertos de Syriza, en el que coinciden veteranos marxistas junto a jóvenes profesionales formados en EE UU, considera que esos 1.300 millones de emergencia cubrirían las necesidades básicas de la población más afectada por la crisis (alimentación, electricidad, alojamiento, sanidad, como ya hace el Ayuntamiento de Jalandri, o la prefectura del Ática, con un paquete de 13 millones sólo para ayuda humanitaria). Pero también servirían para elevar el salario mínimo, que ahora no llega a los 500 euros, por no hablar de una moratoria bancaria sobre los créditos privados que superen el 30% de los ingresos. Alrededor de 800.000 griegos pueden perder en 2015 su hogar o su local de negocio por las deudas, según fuentes del partido, tras concluir en diciembre la moratoria antidesahucios.
Vasilis Mankgos, de 75 años, tiene una pensión de 350 euros, acude a menudo a un comedor social y pasa el día fuera de casa porque dentro se congela aunque se “envuelva en 10 mantas”. Aunque como pensionista tiene derecho a atención sanitaria, el retiro no le llega para costear el tratamiento de sus dolencias crónicas, y recurre a la farmacia de una clínica social. “Soy afortunado. Al menos la casa es mía, pero no puedo pagar la luz, y agua gasto la mínima”, cuenta. En la comida de Año Nuevo del Ayuntamiento de Atenas, a la que acudieron 700 indigentes, y otros tantos a por bolsas de alimentos, Mankgos aseguraba entre guiños que aún no ha decidido su voto, pero sí tiene claro “que es necesario que algo cambie”. “Así no podemos seguir”, sentencia.
“Gran parte de ella [la deuda] tiene que quedar fuera de la mesa de negociaciones”, explica Kostas Isychos, miembro del comité central. Los expertos del equipo económico de Alexis Tsipras elevan “a más del 50%” la posible cancelación. “Es el mayor temor de Berlín y Bruselas. Entiendo que tengan miedo, porque una victoria de Syriza abriría una brecha en el sur de Europa y pondría fin a la austeridad. Experiencias como la de Jalandri son locales, pero también globales porque están al servicio de los ciudadanos”, apunta, desdeñando las críticas de quienes consideran demasiado ingenuas las propuestas y abogando, en la mejor dialéctica marxista, por la oportunidad histórica que para griegos —y europeos— representa un cambio de gobierno en Atenas.Para financiar el reflotamiento de los más de tres millones de griegos que, como Mankgos, están bajo el umbral de pobreza (de una población de 11 millones), Syriza prevé en su programa de gobierno declarar la guerra a la evasión fiscal (que supone el 25% del PIB, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la redistribución de los ingresos del Estado. Todas estas cuentas inquietan a los acreedores, sobre todo las relativas a un posible impago o reestructuración de la deuda. Ayer Tsipras anunció que pedirá “con realismo” una quita de la mayor parte de la deuda, “que resulta imposible de pagar”, mediante mecanismos colectivos europeos. El resto “será pagada con crecimiento”.
Pavlos Starakis, parado de larga duración de 55 años, explica en la comida de Año Nuevo en Atenas al ser preguntado por la opción de Syriza: “Puede que [su líder, Alexis] Tsipras no esté aún preparado, lo ignoro, pero visto lo visto, prefiero que se equivoque a que nos mienta. Mentiras ya hemos tenido de sobra”. Mientras, Aléxandros Moraitakis, un diputado de la conservadora Nueva Democracia presente entre las autoridades asistentes, intenta convencerle de lo contrario: “No sólo son propuestas inviables, sino suicidas, porque llevarán al país a la quiebra”.
“Cuando proponemos lo que proponemos, no hablamos sólo de economía, también de esperanza”, subraya Isychos. “Se trata de reinvertir en la dignidad del ciudadano, de recuperar la ilusión de los miles de niños que deben estudiar con velas porque en su casa no hay luz [330.000 hogares a oscuras] o devolver el decoro a los 25.000 sin techo que hay sólo en Atenas, cuando hace cuatro años no llegaban a 4.000. La crisis no es sólo económica, sino sistémica, de valores, social, y por eso nosotros les ofrecemos esperanza y políticas alternativas”. Entre las propuestas también figura “la renacionalización de servicios privatizados como el agua, la electricidad o el transporte y la nacionalización de algunos bancos, los necesitamos para inyectar liquidez a la economía real. Los bancos se están llevando ahora cerca del 75% de los préstamos de la troika, y ahora deben contribuir”.