Oscar Niemeyer, que tenía miedo a los aviones, voló dentro de su ataúd dos veces en menos de un día. De Río de Janeiro a Brasilia
y de regreso a la Ciudad Maravillosa, donde después de que se celebrara
el velatorio oficial en la capital que él creó con honores de estado
tuvo lugar otro abierto al público en el Palacio da Cidade de Río, antes
de que se celebre el entierro en el emblemático cementerio de São Jõao Baptista, no muy lejos de allí.
El alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, ha dispuesto el Palacio da
Cidade para que los habitantes de la urbe se despidan de los restos
mortales de Niemeyer, tras la celebración de una ceremonia de carácter íntimo a la que han asistido seres próximos al arquitecto.
Desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, centenares de personas han querido despedirse de uno de los grandes arquitectos
del siglo pasado. Hasta las cinco de la tarde y antes del entierro, el
velatorio se cerrará para íntimos y familiares. Una de las despedidas
más especiales llegó a Río desde Cuba. Fidel Castro y su hermano Raúl enviaron una corona de flores cada uno.
Fidel recordó a Niemeyer como "incondicional amigo" y la firmó como
"comandante jefe", mientras que Raúl le trató de "querido" y se denominó
"general". En total, 44 coronas de flores venidas de todo el mundo
acompañaron al cuerpo en el salón donde se encontraba del Palacio, lugar
de trabajo del Ayuntamiento de la ciudad donde nació y falleció el
genio.
Calificado estos días de "revolucionario" y "genio" por destacadas personalidades del mundo y la cultura, Niemeyer trabajó hasta casi el final de sus días, y próximo 15 de diciembre hubiera cumplido 105 años.
Luto oficial
La ONU, a través de su secretario general Ban-Ki Moon, reconoció
también la grandeza de Niemeyer reconociéndole como "figura edificante" y
dio importancia a su "legado para el mundo", así como su "compromiso global y sentido de humanismo".
En el país, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha decretado luto oficial de siete días por el fallecimiento, una medida que también fue adoptada por en su ciudad natal, pero restringida a tres días.
Mientras el futuro de su despacho queda incierto tras la muerte del
genio, la hija del ex presidente Juscelino Kubitschek, quien mandó a
Niemeyer construir Brasilia, desveló en entrevista con 'O Globo' que
tiene en su cajón un proyecto secreto del fallecido arquitecto.