Un conductor de un turismo, que permanecía circulando más de setenta y dos horas en el interior de una de las rotondas de circunvalación de Barcelona, sin decidirse a tomar una salida, tuvo que ser rescatado ayer ante el riesgo de deshidratación del mismo conductor y sus ocupantes.

Al parecer, la rotonda donde se quedó bloqueado le ofrecía hasta siete salidas diferentes, “cada cual más interesante y atractiva”, según cuenta el propio conductor, que viajaba con su esposa, la madre de ésta y una mascota con aspecto de pastor alemán. No sólo el propio cansancio de las horas al volante sino la deshidratación, la falta de alimentos y las necesidades fisiológicas de los ocupantes hicieron que finalmente se decidieran a llamar a la guardia civil de tráfico solicitando ayuda.

Un helicóptero de vigilancia de la Benemérita se desplazó inmediatamente hasta la rotonda y, después de varias maniobras comprometidas, pudo descolgar a un psicólogo acróbata sobre el techo del automóvil, el cual provocó una pequeña explosión controlada en el techo y pudo, así, acceder al interior del turismo del indeciso. Al parecer, la on da expansiva de la deflagración únicamente causó una ligera angina de pecho a cada uno de los ocupantes del vehículo, incluida la mascota. Una vez dentro, el psicólogo acróbata les suministró bocadillos sencillos pero nutritivos, refrescos de cola y tres vasos de café, que aunque se derramaron sobre el salpicadero y los ojos de la mascota, fue especialmente valorado por los ocupantes. Después de permanecer en su interior durante más de cuatro horas infructuosas, durante las cuales intentó convencer a los ocupantes de la idoneidad de, al menos, cuatro de las salidas, y del derecho que toda persona tiene a equivocarse sin que ello suponga una tragedia, el psicólogo acróbata pidió ser recuperado de nuevo desde el helicóptero, acusando un nivel de ansiedad de clase 8, con respecto a la tabla de ansiedades de Levinsky y Graham.

Ante la absurda evolución de la situación, el propio ministro del Interior ordenó la intervención de un segundo helicóptero, esta vez un carguero Apache 3000 del ejército, que capturó el automóvil en marcha y lo elevó hasta una altura de seguridad suficiente para transportarlo hasta otra rotonda más sencilla.