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domingo, 24 de junio de 2012

El nuevo presidente paraguayo busca la ayuda de Lugo para rebajar la hostilidad

El nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, pedirá ayuda a su predecesor para tratar de relajar la tensión y el repudio con el que Latinoamérica ha recibido al sucesor de Fernando Lugo. Así lo ha anunciado Franco en declaraciones exclusivas a la agencia Reuters.

El nuevo mandatario tratará de minimizar las imprevisibles consecuencias diplomáticas que está conllevando la destitución de Lugo tras el juicio político al que ha sido sometido.

Federico Franco ha subrayado que trabajará para "disuadir y convencer" a Argentina de la legitimidad de la caída del poder del anterior presidente. Mientras, Buenos Aires ha anunciado esta misma noche que retirará a su embajador en Asunción y que la legación diplomática quedará cubierta por un encargado de negocios hasta que se restablezca el orden constitucional.

El nuevo presidente admitió el sábado "dificultades con la comunidad internacional" pero anunció "esfuerzos (de su gobierno) para tomar contacto con los países vecinos e ir demostrando, con hechos, la clara vocación democrática".

En una rueda de prensa para medios internacionales, en la casa de gobierno, Franco ratificó que "no hay golpe" de Estado en su país y en cambio sí hubo "respeto irrestricto a las leyes".

"Se ha hecho un juicio político de acuerdo al respeto irrestricto de la Constitución", dijo el nuevo líder paraguayo. "Acá no hay golpe, no hay quiebra institucional. Es una situación legal y las leyes de mi país permite para hacer un cambio cuando la situación se produce inviable"

Franco tiene apenas un año por delante para revertir un declive de la maltrecha economía de Paraguay. En el primer trimestre de 2012, las cuentas experimentaron una retracción del 2,6% del PIB por el desplome de su actividad agrícola y ganadera.

Brasil también condena la destitución

El Gobierno brasileño también se ha sumado a la ola de críticas y ha condenado la destitución de Fernando Lugo. Además, Brasilia ha convocado a consultas a su embajador en Asunción, y ha anunciado que evaluará junto con sus socios del Mercosur y de la Unasur las medidas para hacer frente a la "ruptura del orden democrático" en el país vecino.

"El gobierno brasileño condena el rito sumario de destitución del mandatario de Paraguay, en el que no fue debidamente garantizado el amplio derecho de defensa", según un comunicado divulgado por la cancillería brasileña.

La posición brasileña ante el nuevo gobierno de Paraguay fue anunciada después de la reunión mantenida el sabado entre la presidenta Dilma Rousseff, sus ministros de Relaciones Exteriores, Minas y Energía, y Defensa y el presidente de la hidroeléctrica Itaipu, que Brasil comparte con el país vecino.

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