La reforma laboral cumple un año con un balance numérico poco 
alentador: 850.500 puestos de trabajo destruidos y 691.700 desempleados 
más. Son los números que registró el mercado laboral el pasado año, según la Encuesta de Población Activa, y que arrojan más sombras que luces sobre la normativa. 
La "drástica" reforma, que abarató la indemnización por despido hasta los 20 días
 para los casos en que las empresas registren caída de ventas y tenía 
como objetivo principal fomentar la flexibilidad interna -como la 
contención de los salarios o las reducciones de jornada- para evitar la 
pérdidas de empleos, fomentar la contratación indefinida y reducir los 
contratos temporales.
De momento, los resultados han sido más bien tibios, por decirlo suavemente. Ha habido leve mejora de la flexibilidad laboral,
 con una contención de los salarios, que subieron un 1,3% el pasado 
frente al 2,4% de un año antes y el 2,9% de la inflación, y también un 
aumento de los Expedientes de Regulación de suspensión de Empleo aunque 
lo cierto es que también han aumentado los de rescisión de contrato. No 
parece, por tanto, que la flexibilidad interna está sustituyendo a la 
destrucción de empleo como vía para hacer el ajuste de la economía 
española como se pretendía con la reforma.
En el terreno de la temporalidad, ha habido pocos avances. El 92% de los contratos creados han seguido siendo temporales y sólo el 8%, fijos.
Mayor ritmo de destrucción
El Gobierno ya avisó
 desde un principio que la nueva legislación tardaría tiempo en tener 
efectos positivos aunque algunos ministros, como los titulares de 
Economía, Luis de Guindos, y Empleo, Fátima Báñez, han asegurado que sin la reforma se hubiera destruido más empleo. 
La ministra de Empleo, Fátima Báñez. | Bernardo Díaz
 
Los datos, sin embargo, no parecen darles la razón. El ritmo de pérdida de empleo fue mayor el pasado año que en 2009,
 el ejercicio de la crisis en el que la recesión fue más aguda. Aquel 
año, por cada punto de caída del Producto Interior Bruto (-3,6%) se 
destruyeron unos 330.000 empleos. En 2012, con una caída de la economía 
del 1,4%, la cifra supera los 600.000 por punto.
'Ha ocurrido lo que esperábamos: una aceleración de la destrucción de empleo en el primer año y medio'
 
 
"Ha ocurrido lo que esperábamos, que esta reforma produjera una 
aceleración de la destrucción de empleo en su primer año o año y medio. 
Había muchas empresas, sobre todo pequeñas y medianas que querían 
despedir y no podían hacerlo por el coste de las indemnizaciones y han 
aprovechado la reforma para hacerlo", explica Gayle Allard,
 experta en mercado laboral de IE Business School. Pese a ello, Allard 
cree que la reforma era necesaria y provocará que cuando a finales de 
este año o principios del próximo vuelva a crecer la economía y, en 
consecuencia, el empleo, éste sea de mayor calidad.
"Lo triste de la reforma es que se ha hecho en un momento de crisis 
tan profunda que se le ve como el causante del paro cuando no es así", 
añade la experta.
Miguel Ángel García Díez, responsable del Gabinete 
Económico de CCOO y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, cree que
 "las primeras impresiones" apuntan a que la reforma no ha cumplido el 
objetivo de los autores, que era profundizar en la flexibilidad interna 
para frenar la destrucción de empleo". El economista cree que ha 
ocurrido lo contrario y pone como ejemplo los 684.800 empleos destruidos
 en el sector privado en 2012 frente a los 485.000 de un año antes. Pese
 a ello, en términos porcentuales la Administración redujo más su número de asalariados, un 6,98%, frente al recorte del 5,8% de las empresas. 
En la reforma laboral se incluyó la posibilidad de que las empresas 
públicas pudiesen recurrir al despido objetivo de sus empleados 
invocando "causas económicas, técnicas, organizativas y de producción".
CCOO: 'La nueva norma no incentiva que el empresario busque soluciones alternativas al despido'
 
 
"La nueva norma ha desequilibrado la capacidad de relación entre trabajadores y empresarios
 a favor de los empresarios. Con la mayor facilidad del despido, el 
empresario no encuentra incentivos para buscar esa flexibilidad interna y
 opta por los despidos", argumenta García Díez.
Samuel Bentolila, profesor del Centro de Estudios 
Monetarios y Financieros (CEMFI), cree sin embargo que, con los datos 
disponibles no es posible asegurar que la reforma laboral sea la 
causante de la mayor destrucción de empleo. 
Una oficina del INEM en Madrid. | Javier Barbancho
 
Así, en un artículo publicado en el suplemento Mercados de 'El Mundo'
 a finales de enero, señalaba que hay otros indicadores que justifican 
ese aumento del paro, como la mayor de la economía en la zona euro, la 
subida de los intereses de la deuda pública, el ajuste presupuestario de
 las administraciones, que está provocado recortes de empleo en el 
sector público, y la caída del crédito concedido a las empresas.
Negociación colectiva
García Díaz, de CCOO, critica especialmente que el Gobierno no 
apostara por la negociación colectiva, con acuerdos en los convenios 
entre empresarios y trabajadores, como solución para hacer frente al 
desempleo. "Ha sido un gran error no apostar por esa vía, que hubiera 
sido mejor para no destruir empleo y sentar las bases del futuro", 
argumenta, señalando que ahora los empresarios tienen más poder para 
poder sortear esos convenios.
Entre enero y noviembre se firmaron la mitad de convenios que en igual periodo de 2011. "Cabe conjeturar que son los empresarios quienes están frenando los convenios,
 esperando obtener mayores concesiones o que transcurra el año de 
ultraactividad tras el vencimiento, cuando decaerían las condiciones 
acordadas", explica Bentolila en su artículo de opinión en 'Mercados'.
'Cuando el despido era de 45 días, el trabajador no tenía motivos para colaborar con la empresa'
 
 
La contención salarial, con subidas inferiores a la de la inflación, 
muestra que la productividad de la economía española no sólo está 
mejorando por la vía de la cantidad -es decir, con el aumento del paro- 
sino también por la de los precios, algo que, en teoría, es positivo 
para la economía.
Allard, de IE Business School, sí que cree que la reforma fomenta los
 acuerdos para intentar evitar despidos. "Cuando el despido era de 45 
días por año, el trabajador no tenía ningún motivo para colaborar con la
 empresa y prefería el despido para poder cobrar la indemnización. Ahora tiene más interés en implicarse y buscar acuerdos", asegura.
Ciertamente, los expedientes de regulación de empleo de suspensiones 
de contrato y reducciones de jornada han aumentado un 62%, frente al 17%
 que crecen los de extinción de contrato, pero García Díaz lo achaca a 
que la mayoría de los despidos se hace por la vía individual por causas 
económicas debido a que la mayor parte del tejido empresarial español lo
 conforman las pymes.
Recuperación
En cualquier caso, los expertos creen que la recuperación del empleo 
tendrá que venir de la mano de la económica y que ésta estará ligada 
también a si la Comisión Europea da más tiempo a España para 
cumplir con la meta de déficit, lo que permitiría que el ajuste en el 
sector público, donde podría producirse la mayor destrucción de empleo 
este año, se amortiguara.
García Díez cree que cuando esa recuperación se produzca el problema 
estará en que los trabajadores no participarán de esa mejora en los 
beneficios. "La posición dominante por parte de los empresarios se va a mantener cuando la economía crezca", afirma.
Por su parte, Allard sí que cree que la reforma ayudará a que los 
puestos de trabajo podrán ser más estables y de mayor valor y alude a 
las instituciones y la cultura de los países europeos del sur como uno 
de los motivos de que la legislación española hubiera sido poco dinámica
 y adaptable a los ciclos económicos hasta ahora frente a otros países. 
Por ejemplo, en Alemania y las naciones centroeuropeas la crisis ha 
tenido un efecto mucho menos grave sobre el mercado laboral.