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domingo, 14 de abril de 2013

La marcha por la República reúne a muchas más personas que otros años

Decenas de miles de personas se han manifestado en Madrid desde Cibeles hasta Sol en conmemoración del 82 aniversario de la II República. Como cada 14 de abril, la bandera tricolor ha ondeado en la capital reclamando el final de la Monarquía cuando la Corona vive su peor momento.
Convocada por una veintena de colectivos, la manifestación por la III República ha transcurrido mucho más multitudinaria que otros años, en ambiente festivo y entre proclamas de "Abajo una Alteza con tantas bajezas", "España mañana será republicana", "Esta bandera es la verdadera" o "El próximo parado, el jefe del Estado". También se han hecho referencias al 'caso Nóos', con gritos como "Urdangarin, Urdangarin, a trabajar al Burger King"
'El Estado no puede heredarse como si fuera un cortijo'
Antonio Romero (IU)
Y es que esta tradicional jornada reivindicativa de los republicanos llega en pleno desgaste de la Monarquía por los escándalos de Urdangarin, la imputación de la Infanta Cristina, la irrupción de la princesa Corinna, la herencia suiza del Rey o los problema de salud de Don Juan Carlos, entre otros asuntos.
Poco antes de participar en la marcha, el líder de IU, Cayo Lara, ya aventuraba que iba a ser la mayor conmemoración por este motivo desde la Transición y ha considerado que esto no es una "casualidad" porque la Monarquía "está haciendo mucho por el advenimiento de la III República".

"El Rey y Urdangarin se han convertido en una fábrica de republicanos", cuenta Antonio Romero, coordinador de la Red Municipal por la III República, presidente del PCE de Andalucía y miembro de la dirección federal de IU. "El bipartidismo monárquico está agotado. La Monarquía se ha convertido en un lastre para la salida de la crisis. El Estado no puede heredarse como si fuera un cortijo".
Paso de la manifestación por la plaza de Cibeles. | Pedro Armestre / AfpCon su hijo a hombros, ha venido Pedro con toda su familia. Luce una pegatina en la que se lee '#JaqueAlRey. Fuera los Borbones'. "Están acabados. El Rey abdicará en agosto cuando estemos de vacaciones y nos impondrán a un tal Felipe. Llevamos mucho tiempo pidiendo otro sistema en el que se escuche a la gente y podamos elegir".
'Como desimputen a la Infanta aquí se va a montar la marimorena'
Jorge Verstrynge
Envuelto en una bandera republicana y esperando en Sol, aguarda junto a una plaza abarrotada de 'tricolores' Jorge Verstrynge. "Como desimputen a la Infanta aquí se va a montar la marimorena", dice el ex secretario general de Alianza Popular. "Esta jornada es más masiva de lo que yo me esperaba. Ahora hay que esperar que la Monarquía no prolongue por vía genética".
Entre las reivindicaciones de los convocantes están una consulta popular para elegir libremente entre Monarquía y República, la nacionalización de la banca, una reforma fiscal progresiva, protección completa para los desempleados y derogación de la Ley de Partidos.
El manifiesto de la marcha comienza: "El régimen instaurado en la Transición estableció una Constitución coronada por una Monarquía corrupta heredera del régimen más sangriento que ha conocido nuestra historia, en la que los derechos sociales son una tomadura de pelo, las libertades fundamentales no están garantizadas y en el que galopa la corrupción política, institucional y empresarial como en la dictadura".

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PATATAS BRAVAS DIFERENTES


España, tierra hostil para Chávez


Le Monde Diplomatique


“El castrocomunismo penetró Venezuela”, “Chávez expropió fincas a 500 empresarios españoles”i . “Sería deseable que el extremismo de Chávez hubiera dejado a la mayoría de los venezolanos agotados y deseando volver a la normalidad”.ii “Chávez agitó el odio entre las clases sociales en su afán de equilibrar las diferencias entre la mayoría pobre y la élite”.iii
Prácticamente todo el arco de los grandes medios de comunicación españoles de ámbito estatal ofreció una cobertura sobre la muerte de Chávez similar. En sintonía con la política de acoso y derribo que los grandes medios de comunicación privados de Venezuela lanzaron contra él desde su llegada al poder y que alcanzó su máxima expresión en las semanas previas al golpe de Estado de 2002, los medios españoles practicaron una intensa guerra mediática contra el presidente venezolano.
Lo hicieron así en vida y lo siguieron haciendo el propio 5 de marzo, tras su fallecimiento. Las informaciones, editoriales, columnas de opinión y blogs de unos y otros, parecían disputarse el récord al mayor insulto y descalificación contra el líder bolivariano, el récord a la mejor historia inventada sobre su paradero, a la mejor y más morbosa foto falsaiv que jamás se le hubiera hecho.
Términos como “dictador”, “caudillo populista”, “régimen despótico”, “líder mesiánico”, “golpista” y similares, fueron utilizados indiferenciadamente tras la muerte de Chávez desde La Gaceta y todo el ultraderechista Grupo Intereconomía, pasando por La Razón, ABC, El Mundo hasta El País y demás medios del Grupo Prisa y una larga lista de otros igualmente serios y democráticos.
El acoso mediático alcanzó cotas que hicieron recordar la campaña que desataron en el Chile de Salvador Allende poderosos grupos mediáticos, y que jugarían un papel tan significativo en la preparación y éxito del golpe de Pinochet de 1973.
Ninguno de los medios españoles se privó de rescatar un lenguaje propio del mismísimo Bush junior en plena cruzada contra el terror y hasta de la Guerra Fría. “Como descubrieron las izquierdas europeas en su momento, la tan denostada democracia liberal concede a los partidos de izquierdas una ventaja estratégica nada desdeñable pues siempre que los pobres sean más numerosos que los ricos, los votos podrán llevarles al poder más rápido que las piedras o las balas”, nos decía el agudísimo Torreblanca en El País.v 
“Las lágrimas del líder del eje del mal”, titulaba por su parte con sorna La Razón una nota sobre el abrazo del presidente iraní con la madre de Chávez. Curiosamente, en el pie de foto, llamaba a Ahmadineyad “presidente” y a Chávez “dictador venezolano”.
Los grandes grupos mediáticos se volvieron a situar de esta forma en la avanzadilla española del hostigamiento al proceso bolivariano, a todo lo que representa Hugo Chávez, al peligroso ejemplo que supone para Latinoamérica. Ya lo habían hecho ante el golpe de Estado contra él de 2002; o apoyando en 2007 el violento “¿por qué no te callas?”vi del rey borbón nombrado por Francovii y en toda ocasión en que hubo alguna fricción entre España y Venezuela.
Así, si El Mundo dedicaba a fines de 2007 su suplemento El enemigo del año a Hugo Chávez, con su portadilla ilustrada a toda página con una caricatura con su rostro y cuerpo de gorila –ya en ese mismo diario Federico Jiménez los Santos lo había llamado “Gorila Rojo” y Gabriel Albiac “chimpancé”-, desde las páginas de El País Moisés Naim daba y sigue dando lecciones de democracia, transparencia y justicia social.
Y Naim fue nada menos que ministro de economía de Carlos Andrés Pérez cuando se produjo en 1989 el caracazo, el gran levantamiento popular contra los planes de ajuste dictados por el FMI que impuso ni bien llegar al poder, y cuya represión provocó cientos de muertos.
Los medios se han convertido de hecho en un grupo de choque, que utiliza su poderosa fuerza e influencia no solo para defender sus propios intereses empresariales –grupos como Prisa, Planeta o el Grupo Godó controlan numerosos medios y editoriales en Latinoamérica-, sino también para defender a ultranza los intereses de las multinacionales y del Estado español.
Esos medios dependen enormemente de dichas transnacionales. En muchos casos, las grandes empresas y bancos que operan en Latinoamérica son accionistas directos –o prestamistas en el caso de la banca- de los mismos periódicos, revistas, radios o canales de televisión que salen en su defensa arremetiendo contra cualquier gobierno que ose nacionalizar sus fuentes de energía y empresas estratégicas, cambiando las reglas de juego y afectando sus intereses.
Las empresas y bancos ejercen igualmente su poderosa influencia en líneas editoriales y coberturas informativas al ser los grandes anunciantes publicitarios de estos, los que con sus costosas campañas reportan buena parte de sus ingresos.
Y en años de crisis tan profunda como la que atraviesa España y el resto de Europa, los miles de millones de euros obtenidos por las inversiones españolas en una región en crecimiento como América Latina y el Caribe han pasado a ser claves para el conjunto de la economía española.
La defensa de esos intereses se ha convertido en cuestión de interés nacional en España, tanto como lo son en EEUU intereses de las multinacionales estadounidenses que republicanos y demócratas defienden por igual, aunque para ello haya que provocar guerras.
Si para defender esos intereses hay que mentir se miente. Y una mentira repetida tantas veces al unísono por tantos medios se convierte en verdad para miles y miles de personas, un principio esencial del pensamiento único. Y así ese coro mediático logra a diario infundir entre la ciudadanía un sentimiento de supuesta defensa de “lo nacional” frente a los “ataques” y “arbitrariedades” de “regímenes populistas”.
Mientras se demonizaba a Chávez, Morales, Correa, Kirchner, Zelaya, Castro y hasta a Lula -por apoyar a Zelaya y negarse a aislar al régimen iraní-, en España se loaba y otorgaban premios a Uribe, el presidente que dejó como legado las tumbas de desaparecidos mayores del continente y a cerca de 100 de los parlamentarios de su partido procesados por corrupción, connivencia con el narcotráfico y los paramilitares de ultraderecha.
Y no es casual. Colombia es un buen ejemplo. El Grupo Planeta compró en 2007 la Casa Editorial del Tiempo, cerró su semanario progresista Cambio a pesar de dar beneficios, y potenció y radicalizó el diario derechista El Tiempo, el de mayor tirada en el país, que se convirtió en una pieza clave del uribismo. El representante de Planeta para América Latina, Francisco Solé, contó con un intermediario clave para obtener todos los parabienes del Gobierno Uribe: su amigo José Obdulio Gaviria, abogado, familiar y asesor del presidente en ese momento. Gaviria es primo hermano del capo de las drogas Pablo Escobar y familiar de otro importante narcotraficante, Fabio Ochoa, ambos muertos.
Y Planeta se reacomodó fácilmente también al nuevo presidente, a Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa de Uribe y artífice de la guerra sucia. No en vano la familia Santos es copropietaria de El Tiempo.
El Grupo Prisa, por su parte, se hizo en 2004 con el control de Radio Caracol –con nueve millones de oyentes- y un año más tarde Uribe otorgaba a Jesús de Polanco la Orden Nacional al Mérito. Prisa pondría también luego la alfombra roja a Santos en Madrid, organizándole un gran foro con representantes de muchas de las 139 empresas españolas asentadas en Colombia.
Siguiendo la misma fórmula practicada con Ollanta Humalaviii y otros presidentes, Prisa completó sus negocios con Santos publicándole una amplísima entrevista en El País hecha por propio presidente de este diario, Juan Luis Cebrián y editó un suplemento de promoción turística y estímulo a la inversión en Colombia, en sus páginas salmón. Información, promoción y publicidad en el mismo paquete.
Mientras los medios juegan ese papel, el Gobierno, los principales partidos políticos y los máximos dirigentes de las multinacionales españolas cuidan ahora las formas. Ante la muerte de Chávez la mayoría de ellos optó por la mesura, eran conscientes de lo mucho que está en juego. A pesar que Rajoy tanto criticó desde la oposición a Rajoy por “sus exóticos amigos”, desde que llegó al poder se preocupó de no irritar excesivamente a estos.
El Rey se limitó a resaltar el “empeño y dedicación” de Chávez por su país y por Latinoamérica; Mariano Rajoy dijo en su pésame que desaparecía “una de las figuras más influyentes de la historia contemporánea de Venezuela” y el ministro de Exteriores, García Margallo, que era “un personaje singular”.
Los representantes de las 120 empresas españolas que operan en Venezuela se asesoran desde el pasado 5 de marzo más que nunca sobre los entretelones de la política venezolana, sobre las posturas de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros dirigentes del PSUV y de las fuerzas armadas. Saben que no pueden contar con la “vuelta a la normalidad”, que la variopinta coalición de oposición de la Mesa de Unidad (MUD) no tiene otro proyecto que no sea la vuelta al “orden establecido” y que por ello volverá a perder inexorablemente las elecciones este 14 de abril.
Las alarmas se dispararon semanas atrás, cuando el gobierno del presidente encargado, Nicolás Maduro, decidió sancionar a Zara con un cierre de sus nueve tiendas por 72 horas y 85.000 euros de multa, tras denunciar los precios abusivos que aplicó recientemente, para paliar, según la justificación de la empresa, los efectos de la devaluación del bolívar. No es la primera vez que las multinacionales españolas protestan ante la disminución en sus beneficios provocados por devaluaciones de la moneda venezolana, especialmente las empresas de servicios, que acumulan capital en bolívares.
El hecho que esta medida se haya adoptado estando Maduro al frente del gobierno preocupa al capital español, temiendo un endurecimiento en las reglas de juego.
El otro gran litigio que han mantenido las multinacionales españolas con el gobierno de Venezuela ha sido a partir de las limitaciones impuestas para repatriar sus beneficios. “Ni Uribe, ni Calderón ni Piñera nos han hecho estas cosas”, parecieran decir.
Telefónica calculaba que perdería por esta razón 630 millones de euros. El BBVA, que mantiene desde hace tiempo una queja similar, ha sido advertido por el gobierno de Caracas del riesgo de que se nacionalice su filial en Venezuela -el Banco Provincial, que le reporta a la casa matriz la cuarta parte de sus ganancias en la región- si persiste en su política de no dar créditos agrícolas más que en cuentagotas.
En 2008 el Banco Santander terminó vendiendo sus activos al Gobierno ante el veto de este a su intento de venderlo a otro inversor privado.
Pero el hecho que seguramente más preocupa a España y a estos empresarios es que a partir del 25 de julio próximo se formalizará la separación de Venezuela del CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones), organismo del Banco Mundial mediador en conflictos entre gobiernos y empresas extranjeras, estableciendo indemnizaciones para estas en casos de sufrir nacionalizaciones o alteraciones importantes en sus contratos.
Chávez prometió ya en 1999 denunciar el tratado de Venezuela con el CIADI, recordando que de los 234 litigios en los que este participó, dio la razón 232 veces al capital transnacional. Si bien Venezuela mantiene abiertos conflictos con varias empresas extranjeras, especialmente con petroleras estadounidenses a las que nacionalizó en 2007, las multinacionales españolas se han visto menos afectadas por las nacionalizaciones en este país que las que experimentaron en la Bolivia de Evo Morales o la Argentina de los Kirchner.
En 2011 las inversiones españolas directas en Venezuela superaban los 100 millones de euros, los beneficios obtenidos seguían siendo suculentos y el intercambio importación-exportación entre los dos países positivo en 906 millones de euros para España.
Pero mientras el Gobierno Rajoy y las empresas se mantienen expectantes ante los resultados de los comicios de abril en Venezuela, los medios de comunicación mantienen constante la presión. Se enorgullecen, sin duda, de su poder para defenestrar presidentes elegidos democráticamente elegidos por sus pueblos.

La nueva publicación de WikiLeaks: los cables de Kissinger y Bradley Manning

Democracy Now!


WikiLeaks acaba de publicar una nueva serie de documentos. Se trata de más de 1,7 millones de cables del Departamento de Estado de Estados Unidos pertenecientes al período 1973-1976, denominados “Los cables de Kissinger”, en referencia a Henry Kissinger, el entonces Secretario de Estado y asesor de asuntos de seguridad nacional del Presidente.

Uno de los cables contiene la transcripción de una conversación en la que Kissinger exhibe una honestidad brutal. Kissinger afirma: “Antes de la Ley de Libertad de Información solía decir en las reuniones ‘Lo ilegal lo hacemos de inmediato; lo inconstitucional lleva un poco más de tiempo’. Pero desde que se aprobó la Ley de Libertad de Información, tengo miedo de decir este tipo de cosas”. (Y según el cable, se oyen risas en la sala).

Lo ilegal y lo inconstitucional pueden ser objeto de risa para Kissinger, que cumple 90 años el mes próximo, pero se trata de un asunto muy serio para el soldado Bradley Manning. Tras casi tres años en prisión, de los cuales al menos ocho meses estuvo detenido en condiciones que el relator especial de la ONU sobre la tortura, Juan Ernesto Méndez, calificó de “crueles, inhumanas y degradantes”, Manning declaró recientemente ante un tribunal en Fort Meade. Afirmó: “Pensé que si el público en general, en particular la población estadounidense, tenía acceso a la información que contenían los cables, esto podría provocar un debate a nivel nacional acerca del papel de las fuerzas armadas y de nuestra política exterior en general, y con respecto a Irak y Afganistán, en especial”.

Las palabras de Manning fueron difundidas en forma anónima en una grabación realizada en forma clandestina que “Democracy Now!” transmitió en su programa de noticias. Era Bradley Manning, sus propias palabras, su propia voz explicando el motivo de sus acciones.

Manning declaró ante la justicia acerca del video que le entregó a WikiLeaks que muestra una masacre perpetrada desde un helicóptero de combate en Irak. Las imágenes se hicieron públicas más tarde con el nombre “Asesinato colateral”.

El video muestra, en una sórdida imagen en blanco y negro, el asesinato de 12 hombres desde un helicóptero de combate en Bagdad el 12 de julio de 2007. Se puede escuchar a la tripulación del helicóptero burlarse de las víctimas y celebrar el absurdo asesinato de las personas que estaban en tierra, dos de ellas empleados de la agencia de noticias Reuters.

Manning afirmó: “Esperaba que el público en general reaccionara con alarma, al igual que yo, frente a la conducta de los miembros del equipo de la tripulación que dispararon las armas. Quería que el pueblo estadounidense supiera que no todas las persona en Irak y Afganistán son blancos que deben ser eliminados, sino personas que están luchando por sobrevivir en el entorno de presión de lo que denominamos guerra desigual. Tras la publicación de las imágenes, la respuesta de los medios y del público en general que observó lo sucedido me dio ánimo. Tal como había esperado, los demás se sintieron igualmente indignados, o incluso más que yo, por lo que vieron”.

Reuters había intentado obtener el video invocando la Ley de Libertad de Información, pero se le negó el acceso. De modo que Manning entregó el video, junto con cientos de miles de documentos electrónicos clasificados, a través del procedimiento anónimo y seguro de envío por Internet desarrollado por WikiLeaks, y fue así que realizó la mayor filtración de documentos clasificados en la historia de Estados Unidos... y cambió el mundo.

El equipo de WikiLeaks se reunió en una casa alquilada en Reikiavik, Islandia, para preparar la difusión pública del video. Una de las personas que formó parte del equipo fue Birgitta Jonsdottir, miembro del Parlamento islandés, que me dijo “Cuando vi el video en febrero de 2010 me causó una gran conmoción. Me hizo llorar, al igual que a muchas personas que lo vieron. Pero al mismo tiempo, entendí su importancia y cómo podría cambiar el mundo y convertirlo en un lugar mejor”.

Brigitta Jonsdottir cofundó el Partido Pirata Islandés, un verdadero partido político que surgió en muchos países, principalmente de Europa. Es una activista de larga trayectoria que se autodenomina “pirata píxel”.

El video “Asesinato colateral” atrajo gran atención mediática cuando fue publicado por primera vez. Uno de los soldados que se encontraba en tierra, Ethan McCord, corrió hacia la escena de la masacre y ayudó a salvar a dos niños que habían resultado heridos en el ataque. Hace un tiempo, McCord sufre de trastorno por estrés postraumático.

Recientemente envió una carta de apoyo a Bradley Manning, en la que decía: “El video publicado por WikiLeaks pertenece al dominio público. El encubrimiento de este incidente debería ser objeto de una investigación penal. Quien sea que lo haya revelado, en mi opinión, es un héroe estadounidense”.

Desde la publicación del video “Asesinato colateral” en abril de 2010, hace tres años, WikiLeaks ha estado bajo una gran presión. Manning podría ser condenado a cadena perpetua o incluso a la pena de muerte. El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, pasó un año y medio bajo arresto domiciliario en Gran Bretaña hasta que solicitó refugio en la Embajada de Ecuador en Londres, donde permanece desde junio de 2012, tratando de evitar la extradición a Suecia. Assange teme que Suecia pueda, a su vez, extraditarlo a Estados Unidos, donde es probable que un gran jurado secreto ya haya emitido una acusación sellada en su contra.

La última publicación de WikiLeaks, que incluye documentos ya desclasificados pero muy difíciles de buscar y obtener, es una prueba de la necesidad de que existan WikiLeaks y grupos similares. Los documentos que acaba de publicar han provocado polémica en todo el mundo, a pesar de estar vinculados con incidentes ocurridos en la década de 1970. Si existiera un criterio uniforme de justicia, el Premio Nobel de la Paz Henry Kissinger debería afrontar un juicio y Bradley Manning debería recibir el Premio Nobel de la Paz.

Uruguay se pone a la vanguardia de América Latina Matrimonio y algo más

Brecha, Montevideo


Ahora que los diputados convirtieron en ley la extensión del matrimonio para parejas del mismo sexo, es posible repasar los laberintos que se recorrieron hasta llegar al histórico desenlace. Los argumentos, los silencios, los nervios, las razones de un avance social con el que Uruguay se pone, como a principios del siglo XX, a la vanguardia de América Latina.

El matrimonio igualitario ya es ley en Uruguay. Después de cinco horas de sesión ininterrumpida, después de un año de discusión parlamentaria, después de décadas de movilización de la comunidad gay, la Cámara de diputados aprobó este semana el proyecto de ley que establece la posibilidad de que las parejas del mismo sexo puedan casarse en igualdad de condiciones que las parejas heterosexuales. La última votación registró 71 diputados en 92 a favor. Uruguay se convirtió así en el segundo país sudamericano -detrás de Argentina- en legalizar los matrimonios homosexuales. Como en los grandes debates, los momentos previos a la votación del matrimonio de personas del mismo sexo relegaron una serie de discursos y perlas que quedarán en el recuerdo de una noche histórica (véase nota aparte). Cuando el presidente de la Cámara, Germán Cardoso, anunció la aprobación en general de la ley de matrimonio entre iguales, la sociedad civil ganó una nueva disputa. Les sobraban motivos para el festejo a los dirigentes, militantes y ciudadanos de a pie que se movilizaron hasta el Palacio: con sobradas pruebas de madurez del movimiento social, la sociedad uruguaya había institucionalizado un logro igualitario, un formidable progreso en una tarea siempre inconclusa.

La militancia y las vanguardias dieron los primeros pasos. Especialistas en persuadir, en adecuar sus formatos y palabras a auditorios profanos, los miembros del colectivo Ovejas Negras fueron ganando escucha y espacio en el sentido común. Ejercitaron la paciencia, batallaron ante los poderes del Estado, superaron reveses. Antes, sucedió con el proyecto de despenalización del aborto, pero también con la modificación del Código del Niño en relación a las adopciones y la violencia doméstica. "Estos proyectos que emanan de la sociedad civil y que llegan al Parlamento ponen de relieve que este lugar no es solamente un lugar donde se legisla según la iniciativa del gobierno, sino que se legisla de acuerdo al interés de la gente. Empiezo por celebrar esto que llamo una alianza virtuosa entre Parlamento y sociedad civil", dijo durante el debate en el Senado Constanza Moreira. Antes, el colorado Ope Pasquet había hecho gala del ideario batllista, siguiendo la línea que en Diputados había trazado su compañero de filas Fernando Amado -seguramente en el mejor discurso de aquella velada-, cuando recordó los escollos que debió enfrentar José Batlle y Ordóñez al promover la secularización o el divorcio: "Todo lo nuevo, todo lo diferente es visto como enemigo, y así comienzan a aparecer las encendidas argumentaciones en defensa de la moral y de las buenas costumbres. Es una película vieja".

Tras una reyerta drástica sobre cuestiones reglamentarias, diputados y senadores intentaron sesionar guardando estilo, evitando griteríos o interrupciones. En la Cámara alta se ufanan de ser más ponderados y atinados que los alborotados diputados, una característica que recordó, en la sesión del miércoles, el frenteamplista Jorge Orrico. Si el buen tono es de agradecer, no lo es el promedio del debate, que en líneas generales fue entre mediocre y aburrido, sostenido básicamente por el suspenso sobre el desenlace. No hubo discursos descollantes, de esos que quedarán grabados a fuego. La esgrima verbal alcanzó, sin embargo, picos apasionados. Durante el debate inicial en Diputados, el nacionalista Gerardo Amarilla sorprendió al sindicarse como el principal discriminado en la polémica y aludir al "freudomarxismo" y "la satanización del matrimonio de hombre y mujer". Hasta el ex presidente Luis Alberto Lacalle fue más cauto: apenas se detuvo en la defensa del término "matrimonio" y algunas alabanzas a "la maravilla de la creación", producto de la unión entre el hombre y la mujer. Y es que, en general, los cruzados contra el proyecto trataron de ahorrar argumentos trogloditas trillados con anterioridad. Se amarretearon las advertencias, onda Mirtha Legrand, sobre los peligros de perversión de eventuales parejas adoptantes de un mismo sexo. Primó la mención al respeto a las minorías, aunque algunos senadores, traicionados quizá por su idiosincrasia, se fueron de boca. Otra vez Amarilla fue quien estuvo más cerca de merecerse "la roja": acusó a los representantes de la sociedad civil de "terroristas aislados que denuncian sobre homofobia ante cualquier opinión discordante sobre el tema". Tan rústico fue que le enmendaron la plana algunos integrantes de su propio partido. Otros se llamaron a silencio. A la cabeza de esta troupe, Luis Lacalle Pou, el único presidenciable en sala.

Quienes votaron por la afirmativa, en general, no pudieron trascender los argumentos acumulados en el debate público y mediático. Aníbal Pereyra, del Movimiento de Participación Popular, se robó los aplausos de las barras cuando leyó la carta enviada al Senado argentino de un joven hijo adoptado de una pareja homosexual que en su momento publicó el diario La Nación: "Por favor señores senadores, los gays se van a casar entre ellos, no tengan miedo, no se van a casar con ustedes". En su nombre fundó su voto y lo fundó bien. El colorado Fernando Amado se valió de un argumento costumbrista digno de repetición. Hizo hincapié en los muchos homosexuales anónimos que, estigmatizados e invisibilizados por las reglas legales y sociales, siguen siendo discriminados en varios ámbitos, incluido el legislativo. Al respecto, preguntó: "¿No les parece raro que de los 130 legisladores no haya ninguno homosexual?". Él mismo se respondió: "¡Por supuesto que los hay!, pero la presión no permite decirlo". Este cronista lo confirmó: una vez votado el proyecto en Diputados, no faltó quien en los pasillos o los ascensores hiciera luego algún chiste relacionado con el tema. "Están tus novios ahí arriba", susurró un mozo palaciego a uno de los secretarios de la Cámara. Si el del Parlamento fue un hito por la libertad y la igualdad, por la fraternidad aún queda demasiado por hacer.

La gravitación política de la jerarquía de la Iglesia Católica goza de muy mala salud. Impactó la ausencia de referencias a la religión, a Dios, a la fe. La huella de la laicidad, sospecha este cronista, aún permanece indeleble en Uruguay. El palo eclesiástico careció de inteligencia para no mostrarse como un emblema medieval aunque, puesto uno en el sitio de su liturgia retórica, ¿qué hubieran podido hacer, diferente de gritar más alto? Callarse está bien, y tratar de negociar alguna cosa por debajo de la mesa. Pero eso no va con su espíritu reaccionario. Se sabe de cruces muy fuertes entre los monseñores que tenían claro lo inevitable de la derrota, dispuestos a transar condiciones de rendición, y los finalmente triunfantes, que quisieron apostar al todo o nada. El contexto potencia el valor de la amplia victoria cultural lograda en el imaginario ciudadano. Y también el coraje de los cristianos de ley que contrariaron a los popes de la institución a la que pertenecen. Por citar un ejemplo, el del diputado suplente por Cerro Largo, Federico Ricagni, de veintipico de años, que en la primera vuelta pidió al titular de la banca, Pedro Saravia, votar el proyecto. Lo hizo en nombre de los jóvenes de su partido, de los que hasta hace poco fue presidente. El miércoles, cuando los diputados debían aprobar las modificaciones del Senado, Saravia no le concedió la misma posibilidad. "Le había pedido a mi titular para estar, porque esto es histórico. Hoy, mi titular votó en contra. Me deja un sabor amargo. Hay un cambio de cabeza, esto honra al Uruguay, que se pone a la vanguardia sudamericana. Fue histórico. Me hubiera gustado votar", contó ayer a Brecha. Como Ricagni, una nueva generación asoma entre el mármol legislativo. Y ningún partido está exento de ese tránsito saneador. Sobran ejemplos: Valeria Rubino (la primera diputada que se asume como lesbiana), Sebastián Sabini, pisando con sus championes All Star la alfombra roja, o el colorado Nicolás Ortiz de Lucía, que en setiembre pasado acompañó la Marcha de la Diversidad y que el miércoles prestó su voto favorable.

¿Y la izquierda? Ni el pluralismo ni la apertura eran características propias de la izquierda clásica, que tendía a ignorar a las minorías, prestaba poca atención a las demandas particularistas y nunca contempló a la discriminación como un verdadero problema. Sobran ejemplos en el vecindario latinoamericano. El caso más interesante es, sin dudas, el de Cuba. En 1961, dos años después de la toma del poder, el gobierno de Fidel Castro lanzó una serie de redadas masivas en La Habana con el objetivo de detener, según la documentación oficial, a pederastas, prostitutas y homosexuales. Este proceso llegó a su punto máximo en 1965, con la organización de las unidades militares de ayuda a la producción, que funcionaron como campos de trabajo forzado para aquellos considerados "antisociales", entre los que figuraban militantes católicos, testigos de Jehová y homosexuales. Detrás de estos ejemplos aparentemente aislados hay un hilo invisible, un motivo estructural por el cual los ciclos de transformación más radical del siglo xx latinoamericano excluyeron sistemáticamente este tipo de planteos: me refiero a la idea, propia de un izquierdismo superficial, de que la igualación económica acabará de manera mecánica con todas las demás inequidades, y que, por lo tanto, cabe sólo ocuparse de esta primera y fundamental desigualdad, pues el resto viene después, automáticamente. Uruguay no fue la excepción. Conocida es la represión que buena parte de la izquierda ejerció sobre los homosexuales. Por supuesto, sería injusto reclamarles a los viejos comandantes revolucionarios que se pusieran al día con demandas como la del reconocimiento a las minorías sexuales o la aceptación de la diversidad. Pero en todo caso, el debate en el Senado tuvo su momento reparador cuando el comunista Eduardo Lorier, en un encendido discurso, se puso el sayo, y esbozó una autocrítica del maltrato infligido a la comunidad gay.

Fernando Frontán, pionero en la lucha por la igualdad desde que allá por los noventa se puso la camiseta de Homosexuales Unidos, dijo, ya en los festejos, que "la de mañana va a ser una sociedad mejor". De eso se trata, de un tránsito imprescindible, sanador, que abre un nuevo escenario. No es el fin de nada, menos que menos de la estigmatización, el prejuicio o el maltrato al diferente. Es un inicio, en un estadio superior. Lo demás, que incluye el fluir vital de nuevas familias y modificaciones a las leyes, está por hacerse. La política siempre guarda ese plus que se puede experimentar ante el triunfo final de una idea, de una sociedad. Y de pronto, sin que nadie lo esperara, las viejas palabras vuelven a tener sentido. Las palabras tan manoseadas, tan gastadas, se pueden repetir como una declaración de amor: ¡Igualdad!, ¡igualdad!, ¡igualdad! Es la emoción de la política, de una epifanía común, de un cambio histórico. Y ni siquiera tiene tanto que ver con el matrimonio. Tiene que ver con que una parte de la sociedad ahora existe. Es. Está. Y lo que es mejor: con la certeza de que si esto fue posible, si la sociedad civil organizada ha podido atravesar en conjunto ese corsé de hierro al que someten la pacatería y la violencia moral de ciertas religiones, muchas cosas más serán posibles. Sobre todo cuando hay un río de voluntades empujando la corriente.

¿Los medios españoles preparando la derrota o preparando un golpe en Venezuela?



Las guerras se inician siempre en forma de campañas de propaganda. Se construye al enemigo dando forma y contenido a la opinión pública para que acepte o consienta una agresión (un golpe de estado, un atentado, una invasión…). Las guerras no siempre son conflictos abiertos con ejércitos invasores, o mercenarios; hace tiempo que el imperio y sus soci optaron, en América Latina, por versiones más modernas de guerra: las operaciones encubiertas, la desestabilización interna, el bloqueo, la financiación de opositores, la guerra psicológica y la guerra mediática. Esta última forma es la más habitual y se practica sin piedad en el caso de Venezuela especialmente en periodos electorales. Y es que cuando intereses económicos y políticos coinciden ya no se puede hablar de información sino de propaganda.
Durante los días que ha durado la campaña electoral los medios españoles han hecho campaña con y para Capriles a pesar de que todas las encuestas serias han dado como vencedor a Nicolás Maduro. Si analizamos las formas y contenidos de esta campaña no queda otra que manejar dos explicaciones o escenarios posibles que también parecen ser los que baraja la oposición. O bien se trata de facilitar los argumentos que expliquen la derrota y mantengan la frágil unidad de los partidos que apoyan a Capriles, o bien se prepara a la opinión pública para justificar un posible golpe de Estado que puede ser inmediato o a lo largo del mandato. En cualquiera de los dos casos se trabaja para erosionar e impedir un nuevo liderazgo para la Revolución.
Las empresas mediáticas españolas, aliadas de las estadounidenses y compartiendo los mismos objetivos, han hecho campaña sistemática en contra del presidente Chávez y ahora del candidato Nicolás Maduro porque en realidad, la guerra no era contra Chávez ni lo es ahora contra el presidente Madrudo sino contra la Revoluación bolivariana. Pero dado que, como decía la investigadora Anne Morelli, no se puede odiar a todo un pueblo, es necesario la personificación y la demonización que despejen el camino para la intervención. El protocolo de todas las guerras mediáticas es el siguiente: personalizar, demonizar, aislar e intervenir.
Si Chávez era la Revolución Bolivariana, el pueblo venezolano desaparecía, se diluía, bastaría con una “correcta” caracterización del presidente como dictador y populista para justificar cualquier intento de la oposición por derrocarle –por ejemplo, el golpe de estado del 2002 apoyado y justificado por el grupo PRISA   -. Desde el mismo momento en que Chávez ganó las elecciones se inició en España la construcción del perfil adecuado. Como ejemplo, la crónica de Juan Jesús Aznárez de El País que el 7 de diciembre de 1998 abría con el siguiente titular: El ex golpista Hugo Chávez consigue la presidencia de Venezuela por amplia mayoría” A su muerte, el mismo periodista, 15 años después, le dedicaba el siguiente titular: Chávez, un caudillo avasallador e imbatible”. No deja de ser significativo que este periodista sea también uno de los habituales en construir artículos contra Cuba –a la que también califica de dictadura- y que le haya dedicado varios artículos llenos de descalificaciones a Maduro en esta campaña.
Al desaparecer la figura de Chávez se ha hecho necesario reiniciar el proceso de personificación y demonización de Nicolás Maduro. La consigna de la “dictadura” ha sido más complicada de sostener pues, mientras que en el caso de Chávez se apoyaba en la historia del presidente, el intento de golpe de 1992 que daba continuidad al levantamiento popular de 1989 conocido como Caracazo, Maduro no cuenta con ningún elemento de este tipo. La campaña de los medios españoles, especialmente del grupo PRISA -uno de los más vinculados a los intereses estadounidenses-, ha tratado de traspasar a Maduro el carácter autoritario “diferirlo” y para ello ha repetido hasta la saciedad que ha sido designado por el presidente Chávez y que se cree hijo de Chávez… De esta forma, los medios, han secuestrado el hecho de que no se trata de una sucesión dinástica (como la de nuestro Rey) sino de un candidato elegido por su partido igual que Capriles. Por si fuera poco este cuestionamiento del sistema de selección de Maduro, se sugerirá una y otra vez que se trata de un personaje vacío, sin programa de gobierno, dice El País “Maduro arranca la campaña con Chávez como programa electoral” 1 De nuevo Aznárez le dedica a Maduro un artículo con el titular: “Lo que Maduro nunca podrá imitar” 2 y el cuerpo del artículo no habla de Maduro sino de Chávez: “La retórica del régimen ha elevado a las alturas al líder bolivariano hasta un extremo solo comparable con el culto a la personalidad que reciben los ídolos totalitarios”, “un caudillo que encadenó victorias electorales gracias a los petrodólares y el paternalismo de Estado” Compara a Chávez con Perón pero sólo para igualarlo a Mussolini pues Perón admiraba a Mussolini.
La ridiculización del carácter místico del candidato también sirve para descalificarlo “El presidente se dice bendecido por un “pájaro con el espíritu del comandante”, entradilla fuera de contexto que utiliza El País con un doble objetivo, la descalificación del futuro presidente pero también del pueblo venezolano que se deja manipular. No sólo PRISA y sus medios han ahondado en esta línea, el 19 de Marzo el ABC, publicaba el siguiente titular: Maduro, el “apóstol de Chávez”. Una unanimidad bastante curiosa entre medios con ideologías aparentemente contrapuestas.
Un golpe de Estado o una derrota electoral también se pueden justificar con la minoría de edad del pueblo venezolano, su irracionalidad, su incapacidad para resistirse a las emociones a la hora de votar. Ewald Scharfenberg, el articulista de El País nos dirá que la muerte de Chávez hace que una tragedia personal se convierta “ en un motivo para la recreación de episodios de índole sobrenatural que “seguirán siendo los puntos de amarre principales para asegurar, de manera emocional los votos que den la victoria”; Se hablará de “fieles adoradores” de “atmósfera mística”, todo lo necesario para que la elección de los venezolanos sea irracional y fruto de la manipulación.
Un resultado apretado, con escaso margen –pero sólo con escaso margen para Maduro no para Capriles-, permitiría seguir sosteniendo la teoría de las dos mitades, la “imposibilidad de la Revolución bolivariana sin Chávez”, y daría credibilidad a las acusaciones de fraude. Como en las elecciones del 7 de octubre del 2012 El país vuelve a optar por las encuestas que dan un resultado apretado: “Y contra pronóstico, según los sondeos internos de algunas empresas de opinión, el resultado del combate parece más ajustado e incierto de lo que nadie pudo prever hace tan solo un mes”3; y afirma que la Revolución bolivariana encarnada en el presidente Chávez:” ha dividido políticamente a Venezuela en dos mitades irreconciliables”. La realidad es que nunca ha habido dos mitades en Venezuela, aunque sí dos proyectos antagónicos. Desde que Chávez asumió la presidencia siempre ha ganado las elecciones el sector popular que apoya la revolución y ha sido mayoritario. La insistencia en esta falsedad tiene un doble objetivo, genera la imagen de que ambos proyectos son equiparables, el de Capriles y el de “los chavistas”, y pone en duda las encuestas que otorgan la mayoría a la sucesión de Chávez (esta imagen trata de barrer votos hacia el MUD animando a los que pueden quedarse en casa porque saben que su opción no va a ganar) Es sin duda un hecho insólito que, mientras que en cualquier país democrático es suficiente un margen porcentual de un punto para que se acepten los resultados electorales, en el caso de Venezuela, siempre ha sido necesario ganar con contundencia para que la comunidad internacional y la oposición aceptaran los resultados.
Otro de los argumentos más utilizados en esta campaña, también en las anteriores, ha sido “la amenaza cubana”. Dado que los medios llevan años alimentando la imagen de Cuba como dictadura que se sostiene gracias a sus servicios secretos, la represión y la manipulación de su gobierno, es relativamente fácil utilizar a Cuba como arma para atemorizar a los votantes y justificar, de nuevo, tanto una derrota como un golpe. Así, se dice de Maduro que era conductor de autobuses, sindicalista y “ un hombre de La Habana –estudió en una escuela de formación marxista cubana en los años 80”. El País reproduce la denuncia de Capriles sobre la incursión de cubanos en el país: “ha denunciado la intromisión de los cubanos en Venezuela –se calcula que hay más de 40.000 en el país, con gran poder en el aparato de seguridad del Estado-4 Curiosamente esta acusación de Capriles es corroborada por el periodista al dar datos sobre los cubanos en Venezuela. Claro está que se oculta el hecho de que estos cubanos forman parte de los programas conjuntos de cooperación en salud, educación etc. y nada tienen que ver con los latinoamericanos detenidos por programar acciones de sabotaje y desestabilización que denunció el gobierno venezolano en esta campaña5, sin embargo, eso no parece importarle al periodista.
También permitirá justificar la probable derrota de Capriles la acusación de utilización de los aparatos del Estado al servicio de la campaña. Esta supuesta desventaja convierte al candidato del MUD y a sus seguidores en víctimas de los aparatos de Estado y le otorga un plus de víctimas ya que su campaña se ha “desarrollado condiciones de absoluta desventaja frente al poder chavista, que ha abusado sin escrúpulos de todos los resortes y fondos del Estado” Por supuesto ningún periodista señala que el 80% de los medios de comunicación están en manos privadas y han hecho campaña a favor de Capriles.
Finalmente, el argumento estrella ha sido poner en duda la limpieza del proceso electoral. Por ejemplo, Luis Prados, también de El País, se hace eco de las acusaciones de la oposición a Maduro sobre la “posibilidad de que el chavismo cometa un fraude manipulando el sistema electoral. Frente al argumento de que la propia oposición ha utilizado los recursos del CNE (poder independiente en Venezuela) en las primarias que decidieron que Capriles fuera el candidato, aparece el ya clásico de la intimidación que causan los grupos de chavistas así como una nueva acusación de “grupos violentos” no se puede descartar que se produzcan incidentes violentos este domingo, dado los ataques que supuestos descontrolados chavistas han llevado a cabo contra los opositores durante la campaña”6. Por si alguien se dejara llevar por los informes de la Fundación Carter sobre la fiabilidad y transparencia del sistema electoral venezolano, ahí está el argumento que se ha repetido siempre poco antes de la cita con las urnas: la intimidación de grupos violentos; parece ser que sólo del lado chavista.
Se ha dicho que esta ha sido una campaña muy corta pero no cabe duda de que ha sido muy intensa para los medios españoles; han trabajado intensamente para preparar el terreno ante la derrota más que probable de la oposición.