
viernes, 27 de enero de 2012
Allanan oficinas de la mayor refinadora de petróleo de Europa acusada de fraude

Petroplus, que tiene uno de los negocios más rentables del planeta, debe U$S 2.000 millones a sus acreedores.
La empresa tiene refinerías en Gran Bretaña, Francia, Suiza y Bélgica: la detención de operaciones tras declararse en bancarrota, generó preocupación en estos países y algunas otras zonas del viejo continente, por el eventual deterioro en el suministro de naftas y otros refinados.
Petroplus tiene origen holandés y la sede central está en Zoug (Suiza), cotizando en la Bolsa de Valores de Zurich, por lo tanto está bajo legislación suiza.
Caída estrepitosa
Petroplus, era la mayor empresa independiente de refinado de crudos en Europa, procesando una media de 650.000 barriles diarios en cinco plantas que eran atendidas por más de 2.500 trabajadores.
Por razones aún no esclarecidas, Petroplus había comenzado una caída imparable en sus cotizaciones y contrajo deudas que no pudo solventar.
Recientemente intentó obtener nuevas líneas de crédito, pero los acreedores no las concedieron.
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La Zona Franca concentrará todos los centros penitenciarios de Barcelona
La consellera de Justicia, Pilar Fernández Bozal, ha anunciado que el Govern quiere ubicar en la Zona Franca todos los centros penitenciarios que existen en Barcelona. De esta forma, no sólo se ubicaría la prisión de preventivos que está proyectada sino también un equipamiento que substituya a la de Wad Ras así como aquellos centros que tienen internos en régimen abierto.
La intención de la Conselleria es ubicar estos espacios en un sólo edificio que será más grande que el actualmente proyectado como prisión de preventivos que debe substituir la Modelo.
En este sentido, el plan de equipamientos penitenciarios del anterior gobierno tripartito pretendía que estos centros abiertos continuasen donde actúalmente se ubica la Modelo y la prisión de mujeres.
Fernández Bozal también ha afirmado que espera abrir la prisión de Puig de les Basses en Figueres lo antes posible y añadió que se tardará otro año en inaugurar la de Mas Enrich en El Catllar (Tarragona).
El elefante de Sumatra, al borde de la extinción

El elefante de Sumatra corre el peligro de extinguirse en los próximos 30 años, al haber pasado de "amenazado" a "gravemente amenazado" debido a la deforestación, según denuncia el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En un comunicado, WWF advierte de que hoy sólo quedan en Indonesia entre 2.400 y 2.800 ejemplares del elefante de Sumatra (Elephas maximus sumatranus) en estado salvaje, la mitad de los que había en 1985, tras perder el 70 por ciento de su hábitat en las últimas dos décadas.
"El elefante de Sumatra se une a una creciente lista de especies en Indonesia que están en peligro de extinción, como el orangután de Sumatra, el de Java y los rinocerontes y el tigre de Sumatra", dijo Carlos Drews, director del Programa Global de Especies de WWF.
"A menos que se adopten medidas de conservación, se tomen de forma urgente y efectiva, estos magníficos animales desaparecerán de la Tierra", aseveró Drews.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha clasificado al elefante indonesio 'en peligro crítico de extinción' dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas.
Según la UICN, "aunque el elefante de Sumatra está protegido por la legislación de Indonesia, el 85% de su hábitat se encuentra fuera de las áreas protegidas, y puede ser transformado en terrenos agrícolas". La isla de Sumatra, en el oeste de Indonesia, mantiene algunas de las poblaciones más importantes de elefante asiático fuera de la India y Sri Lanka.
Sin embargo, la isla ha experimentado la tasa de deforestación más rápida de la zona: más de dos tercios de bosques de llanura en los últimos 25 años, lo que ha provocado la extinción local de los elefantes en muchas zonas.
Fragmentación del hábitat
En la provincia de Riau (Sumatra), las industrias de pulpa y papel, así como las plantaciones de palma aceitera, están causando algunas de las tasas de deforestación más rápidas del mundo, según la organización protectora de los animales.
WWF hace un llamamiento al Gobierno indonesio para prohibir todas las transformaciones de los bosques que forman parte del hábitat de los elefantes hasta que se ponga en marcha una estrategia de conservación para estos animales.
"La fragmentación hace que el espacio en que estos animales puedan vivir en libertad se limita a algunas pequeñas manchas de bosque y las poblaciones no tienen probabilidades de sobrevivir en el largo plazo", afirma en el comunicado.
Según Ajay Desai, experto en elefantes asiáticos, "es muy importante que el Gobierno de Indonesia, las organizaciones conservacionistas y las empresas agroforestales reconozcan la crítica situación de los elefantes y otros animales salvajes en Sumatra, y tomen medidas eficaces para su conservación".
"Indonesia debe actuar antes que sea demasiado tarde para proteger los últimos bosques naturales de Sumatra, especialmente el hábitat de los elefantes", concluye Ajay Sesai.
Trabajar mucho deprime
El refranero popular muestra una vez más su sabiduría: 'Lo bueno, si breve, dos veces bueno'. Nuevos datos muestran que las jornadas laborales demasiado largas se relacionan con un riesgo mayor de sufrir episodios depresivos.
A las conclusiones de estudios anteriores que relacionaban los horarios de trabajo con trastornos psicológicos y del sueño, la disminución de las funciones cognitivas o los problemas depresivos y de ansiedad, los datos del último artículo publicado en la revista 'PLoS ONE' añaden también la depresión.
Tras analizar las condiciones laborales y la situación personal de 2.000 funcionarios británicos con edades comprendidas entre los 35 a los 55 años, los autores concluyen cómo trabajar 11 horas o más aumenta en más del doble la posibilidad de sufrir cuadros depresivos. El estudio está dirigido por Marianna Virtanen, miembro del Instituto Finlandés de Salud Ocupacional en el University College de Londres.
"Seguimos la evolución de estos trabajadores a través de entrevistas durante cerca de seis años y los datos son claros. Aquellos que contaban con jornadas de 11 horas o más o que hacían horas extra (en total, un 16% de las personas analizadas), tenían entre un 2,3 a un 2,5 más de posibilidades de desarrollar episodios depresivos y ansiedad si lo comparamos con aquellos cuya jornada se limitaba a siete u ocho horas (54%)", dice Virtanen.
El trabajo tuvo en cuenta datos como el estatus socioeconómico o el estilo de vida de los participantes para que no 'contaminaran' los resultados. Así, el estudio arroja un 'retrato robot' de aquellas personas con más riesgo de caer en la depresión: varones casados o viviendo con su pareja,que ocupa un puesto de alta responsabilidad y activo o empleos donde hay una carga importante de presión, y que consumen alcohol de forma moderada.
"Los datos son importantes y preocupantes", afirma Virtanen. "Hay que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que los trastornos depresivos serán la principal causa de enfermedad en el año 2030 y que, en la actualidad, además de las condiciones de vida personales, este tipo de episodios mentales acarrean un deterioro sustancial de la productividad en el trabajo, por no hablar de los días laborales perdidos", señala la autora.
Actividad física, la mejor medicina para el Alzheimer
España envejece. Aproximadamente uno de cada cinco españoles ha cruzado el umbral de los 65 años. La razón de este cambio demográfico es doble, por un lado la natalidad disminuye, con un índice de fecundidad de 1,38 hijos/mujer, que está por debajo del nivel del 2,1 necesario para mantener el relevo generacional. Por otro lado, nos morimos mas tarde. Actualmente 9 de cada 10 españoles sobrepasa el umbral arriba indicado, cuando hace un siglo solo llegaban unos 3.
Idealmente deberíamos vivir más y mejor, pero la realidad es que el envejecimiento va asociado con un aumento descomunal de las tasas de morbilidad y discapacidad. Así que hemos cambiado el morirnos por el vivir con una mala salud; en compañía de esas enfermedades crónicas degenerativas que, como huéspedes no deseados, se han afincado en nuestra sociedad. De todas ellas, quizá las que más ansiedad producen son las relacionadas con la discapacidad mental.
Al igual que ocurre con las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, las enfermedades mentales tienen como raíz una serie de factores genéticos y ambientales que definen, a nivel individual, tanto su riesgo como la edad de aparición de las mismas. Con respecto a los factores ambientales, que son sobre los que podemos y debemos actuar, la evidencia científica nos ha ido demostrando que el ejercicio, la actividad intelectual, las relaciones sociales y una dieta saludable conducen a un menor riesgo de demencia senil, incluyendo una de sus formas mas comunes y temidas: la enfermedad de Alzheimer, para la cual no tenemos todavía cura.
La importancia de la vida activa
De todos los factores ambientales mencionados más arriba, quizá uno de los que más atención está recibiendo en el presente es el de la actividad física. Por más de una década, los estudios epidemiológicos han ido sugiriendo que una vida activa podría ser un factor protector contra la enfermedad de Alzheimer en particular, pero también contra el declive cognitivo que tiene lugar durante el envejecimiento.
Sin embargo, como es común en la investigación científica, los resultados no han sido uniformes. Lo que sugiere que puede haber factores que modifiquen la relación entre la actividad física y la protección contra la enfermedad. Un estudio que acaba de aparecer en los 'Archives of Neurology' aporta una pieza que podría contribuir a resolver este "rompecabezas" al demostrar que en algunos individuos, simplemente el hábito del paseo diario podría ser suficiente para disminuir el riesgo de Alzheimer, si todavía no lo padecen, o para atenuar su gravedad si ya tienen indicios de sufrirlo.
En este estudio, investigadores de la Washington University en Saint Louis (EEUU), investigaron a unos 200 individuos de edades comprendidas entre los 45 y los 88 años, ninguno de los cuales mostraron al comenzar el estudio síntomas de la enfermedad. Los científicos utilizaron una técnica de imagen conocida como tomografía de emisión de positrones, que les permitió 'ver' dentro del cerebro de estos individuos y examinar la presencia de placas seniles o amiloideas (β-amiloide es un péptido de 36 a 43 aminoácidos), que son depósitos que se encuentran en el cerebro de los pacientes con la enfermedad de Alzheimer.
Pero además de mirar dentro de su cerebro, estos investigadores miraron dentro de los genomas de los individuos, ya que como hemos indicado más arriba, las demencias tienen también un componente genético. En este caso, los investigadores se centraron en un gen conocido como APOE, que se presenta en tres formas heredadas que son conocidas como la APOE3, que es la mas común, la APOE2, que es la menos común y la APOE4 que, en España, esta presente en un 10-12% de la población. Es precisamente esta última variante genética la que se ha visto asociada con niveles más altos de colesterol en la sangre y por lo tanto con un riesgo mayor de enfermedades cardiovasculares.
Pero un hallazgo sorprendente e importante, hace ya dos décadas, vino a demostrar que esta misma variante genética estaba asociada no sólo con un gran aumento, hasta unas quince veces, de padecer Alzheimer, sino también con su manifestación más temprana, unos diez años antes, en comparación con aquellos que tienen las otras formas del gen de la APOE.
La hipótesis de trabajo de los investigadores en St. Louis fue que la relación entre actividad física y Alzheimer podría ser diferente dependiendo de que forma del gen de la APOE se es portador. De la misma manera que anteriormente se había demostrado que la mejora de los niveles de colesterol en plasma en respuesta a la dieta estaba mediada también por este gen. De acuerdo con su hipótesis, los resultados del estudio vinieron a demostrar que cuando los datos de los 200 voluntarios se examinaban en conjunto, no se observaba gran diferencia en la presencia de placas amiloideas entre aquellos que hacían más o menos actividad física.
Sin embargo, cuando los investigadores analizaron por separado a los 56 sujetos que eran portadores de la variante APOE4 observaron que, por termino medio y tal como era de esperar, estos individuos tenían una mayor acumulación de placas amiloideas y por lo tanto mayor riesgo de Alzheimer. Sin embargo, esto no se observaba en aquellos con la variante APOE4 y que habitualmente hacían actividad física. En estos sujetos genéticamente predispuestos a la enfermedad pero activos físicamente, la presencia de placas amiloideas era similar a aquellos sujetos que no eran portadores de la APOE4 y, por lo tanto, no tenían un riesgo elevado de Alzheimer.
Este estudio viene a demostrar que una actividad física habitual, que puede consistir en algo tan placentero como el paseo tradicional de nuestra cultura, no sólo beneficia la salud mental en general, sino en especial la de aquellos que nacen genéticamente predispuestos a ser víctimas de esta devastadora enfermedad.
Este y otros estudios demuestran una vez más que tras buscar soluciones "milagro" para problemas comunes en nuestra sociedad actuales, los mejores remedios están embebidos en esas tradiciones culturales tan agradables como sanas, que incluyen, además de la buena comida, la socialización y la actividad moderada habitual.
Dos mutaciones comunes, también claves en el cáncer de ovario

Una noticia esperanzadora para las afectadas por cáncer de ovario. Según un grupo de especialistas del Instituto Nacional de Cáncer de EEUU, aquellas que presentan alteraciones en los genes BRCA1 y BRCA2 tienen mejor pronóstico.
Por los estudios realizados hasta la fecha se sabe que entre el 6% y el 15% de las mujeres con este tipo de tumor tienen estas mutaciones. "Son los factores de riesgo genético más importantes conocidos hasta el momento", afirma Kelly Bolton, principal autora de la investigación, publicada esta semana en la revista 'The Journal of the American Medical Association'. Aún no se conoce qué otros genes o mutaciones están involucrados en el resto de mujeres que tienen la enfermedad.
Por lo que respecta a BRCA2, un estudio reciente "lo relacionaba con una mejor supervivencia, sin embargo, el papel del BRCA1 no estaba muy claro". Bolton y su equipo decidieron hacer una revisión basada en 26 estudios observacionales que analizaban la supervivencia de las mujeres con cáncer de ovario.
Después de valorar los casos de 1.213 afectadas (909 con mutaciones en BRCA1 y 304 en BRCA2) y 2.666 mujeres no portadoras de estas variaciones, los autores observaron que la tasa de supervivencia a los cinco años era del 36% en este último grupo. Entre las mujeres que presentaban mutaciones en el BRCA1, el porcentaje aumentaba a un 44% y en aquellas con variaciones en BRCA2 a un 52%. "Incluso teniendo en cuenta otros factores como la edad o la fase del tumor, el pronóstico continuaba siendo mejor entre quienes tenían estas mutaciones", recalca la investigadora.
En un editorial que acompaña a este trabajo, David Spriggs, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Nueva York, EEUU), asegura que se trata del estudio más significativo realizado hasta el momento, por el número de personas que participan (un total de 3.879). Examinan a diversos grupos étnicos y de múltiples continentes, por lo que muestra una radiografía más real de la situación", incluso a pesar de las limitaciones que los autores asumen: "falta información sobre ciertos aspectos clínicos (como el estadío o la histología) en algunos pacientes".
Una opinión que comparte Joaquín Montalar, jefe de servicio de Oncología del Hospital La Fe de Valencia, quien apunta que "las alteraciones moleculares son las que van a determinar el pronóstico de la enfermedad, más que otros parámetros clínicos".
Implicaciones clínicas
Las ventajas de supervivencia entre las portadoras de BRCA1 y BRCA2 en comparación con el resto eran "algo menores" cuando las afectadas tenían antecedentes familiares de cáncer de ovario, pecho o ambos. Según los expertos, está demostrado que las mujeres que portan alteraciones en los genes BRCA1 o BRCA2 también tienen más probabilidades de tener cáncer de mama. Y se sabe que una mujer con una pariente en primer grado que haya padecido este tumor tiene de tres a cuatro veces más probabilidades de desarrollarlo.
"Nuestros resultados tienen importantes implicaciones clínicas para el manejo de estas pacientes", subrayan los investigadores. Además de observar un mejor pronóstico en las portadoras de BRCA1 y BRCA2, también confirmaron que éstas van a tener mejor respuesta a determinados tratamientos, como la quimioterapia con platino.
Como recalcan los autores del estudio, esto puede ayudar a personalizar los tratamientos según las alteraciones moleculares que se observan en cada persona. "Una vez más, nos acercamos a poder elegir la terapia más beneficiosa para cada caso", apunta Montalar.
Una detección tardía
Dado que el cáncer de ovario es uno de los tumores de mayor malignidad, este tipo de estudios son recibidos con gran expectación. En la actualidad, esta enfermedad es responsable del 4% de las muertes por cáncer en mujeres, debido principalmente a que sólo se diagnostica en el 19% de los casos mientras el tumor está localizado, momento en el que las oportunidades de curación son superiores al 90%. Como argumenta el doctor Montalar, "no tenemos pruebas específicas de diagnóstico y, debido a su ubicación, es difícil sospechar (no hay señalas palpables como ocurre con el cáncer de mama) y detectar el tumor de forma precoz".
Con los nuevos hallazgos, añaden los investigadores, potencian la idea de realizar test diagnósticos para ver qué personas tienen más riesgo para así establecer una vigilancia más intensa y detectar de forma precoz anomalías en sus ovarios. En la actualidad, asegura el galeno español, "cuando una persona tiene cáncer de mama o de ovario se estudia si son o no portadoras de las mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2. Si se confirma, entonces se establece una vigilancia estrecha a sus descendientes. Estos estudios genéticos ya se hacen en varios hospitales españoles".
En vista de la importancia de los BRCA1 y BRCA2 en el cáncer de ovario, el responsable del editorial que acompaña al artículo, subraya que cualquier investigación sobre esta enfermedad debe tener en cuenta las mutaciones de dichos genes.