.

.

viernes, 11 de marzo de 2011

Los acuerdos económicos con las dictaduras árabes de Oriente Próximo y el norte de África explican el silencio internacional

Periodismo Humano

Las revueltas no sólo desafían a la represión de los regímenes: también al implícito apoyo occidental a los tiranos mediante la economía


Es la economía, estúpido!”. La famosa frase James Carville, asesor de Bill Clinton durante la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca en 1992, sirve para responder las preguntas que muchos se hacen. ¿Por qué el insoportable silencio internacional ante los legítimos levantamientos de poblaciones que exigen libertad, dignidad económica y personal y democracia? ¿Por qué se han tolerado durante décadas los abusos a los derechos humanos de las dictaduras aliadas de Occidente que han generado la actual revolución que recorre el mundo árabe, desde Marruecos hasta Arabia Saudí? ¿Qué explicaba las visitas de Estado a regímenes dictatoriales y cleptocracias, los abrazos y besos con los autócratas árabes, las bendiciones a sistemas de Gobierno en las antípodas de la legalidad? La respuesta son miles de millones de dólares y una estabilidad regional que ha beneficiado a Europa y Estados Unidos y su principal aliado regional, Israel, a cambio de la inseguridad de las poblaciones árabes.

El mérito de los manifestantes árabes que están poniendo en serios aprietos, cuando no derrocando, a sus regímenes es enorme. No sólo se enfrentan a un aparato de seguridad represor -lo que les condena, en caso de fracaso, a ser perseguidos y probablemente masacrados- sino también al mundo entero desde el momento en que los dictadores contra quienes se levantan están ligados con el resto de los países mediante vínculos difíciles de borrar: contratos comerciales que no entienden de ideología ni de moral.

Esa es la razón por la cual los documentos de las ONG denunciando torturas, represión, ausencia de libertades y elecciones amañadas nunca arrojaron la más mínima sombra sobre los regímenes amigos: Arabia Saudí, Argelia, Bahrein, Egipto, Emiratos Arabes, el actual Irak, Jordania, Kuwait, Libia, Mauritania, Omán, Qatar, Túnez, Yemen, Sudán, Marruecos… De hecho, consultando los informes redactados por las oficinas comerciales españolas en los citados países nadie desconfiaría de la legitimidad de los regímenes, y sobre todo nadie dudaría de los jugosos negocios que reportan a Estados Unidos o Europa. A costa, eso sí, de los excesos que se cometan contra sus poblaciones. Este es un resumen de lo que querían ver nuestros Gobiernos en Oriente Próximo y el norte de Africa y de lo que veían sus ciudadanos, por lo cual se están levantando en masa contra sus dictadores.

Arabia Saudí.- Con una economía dependiente de la exportación de crudo, Arabia Saudí depende de las exportaciones exteriores dada su escasa productividad en cualquier otro sector. Una circunstancia bien aprovechada por sus socios internacionales. Entre sus principales proveedores figuran EEUU (con negocios valorados en más de 13.600 millones de dólares en 2009) o China (10.800 millones en el mismo año) y de forma más modesta Francia (3.800), Italia (3.500) y Gran Bretaña (3.400). España figura entre los 10 principales países clientes con negocios por valor de casi 3.400 millones de dólares en 2009.
Asimismo, el pasado noviembre negociaba la venta de 200 carros de combate que le habría reportado 3.000 millones de euros, el mayor contrato de la industria armamentística española. ¿Para qué servirían esos carros? Las últimas actuaciones conocidas del Ejército de Arabia Saudí, un régimen wahabi [la versión más radical del Islam suní, que implica la segregación absoluta de sexos y relega a las mujeres a una condición de segunda clase] cuya fuente de jurisprudencia es la Sharia, han tenido como escenario Bahrein y Yemen. En el primero, activistas del reino denunciaron la entrada de militares saudíes para apoyar a la monarquía en la represión de las manifestaciones; en el segundo se produjo hace algunos meses, cuando el Ejército saudí atacó posiciones de los huthis, los rebeldes zaidíes [rama del chiísmo] situados en la frontera entre Yemen y Arabia Saudí, en un ataque sectario.

En el país de la dinastía de los Saud, no sólo la pena de muerte está vigente (se realiza por decapitación y está en aumento, según las autoridades locales porque el crimen está en aumento) sino que también se aplican castigos corporales: las amputaciones de manos y pies por robo o la flagelación por delitos menores como “desviación sexual” -en referencia a la homosexualidad y la sodomía- y la embriaguez. La discriminación de las mujeres, que carecen de los más mínimos derechos -su situación es mucho más grave que en Afganistán- llega incluso a sus propias casas. No tienen derecho a votar ni a conducir, ni siquiera pueden caminar a solas sin un varón que les acompañe. No hay libertad de culto, tampoco libertades sexuales ni libertad de reunión, prensa o de expresión. Los sindicatos están prohibidos, al igual que los partidos políticos. Como a sus socios europeos, a España parece importale poco semejantes minucias. Entre 1993 y 2008, según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Arabia Saudí invirtió en España más de 70 millones de euros. Los habitantes de Arabia Saudí están convocados a protestas los próximos días 11 y 20 de marzo.

Argelia.- Como en el caso de Marruecos y Mauritania, en Argelia -gran productor de gas- España tiene amplios acuerdos de cooperación que incide positivamente en sus negocios. El gobierno de Madrid es el cuarto país proveedor tras Francia (6144 millones de dólares), China (4.700) e Italia (3.700) con importaciones por valor de casi 3.000 millones de dólares anuales. A cambio, España importa gas argelino por valor de unos 3.900 millones de euros al año, siendo el tercer país cliente del régimen argelino. Entre sus exportaciones figuran aeronaves por valor de medio millón de euros.

Mientras los gobernantes se dan apretones de mano, el estado de emergencia que ha imperado en el país durante 19 años ha justificado detenciones irregulares, procesos judiciales dudosos, desapariciones forzosas, torturas, abusos policiales y restricciones en la libertad de expresión, de prensa y civiles. Desde 1993, se estima entre 30.000 y 40.000 el número de desaparecidos. Los argelinos llevan levantados contra su Gobierno desde el pasado diciembre, y exigen medidas contra el desempleo, la falta de vivienda, la inflación, la corrupción, la falta de libertades… Su primera victoria: la anulación del estado de emergencia que justificaba las detenciones irregulares de miles de personas desde hace décadas. Se estima que hay entre 30.000 y 40.000 desaparecidos.

Bahrein.- Este diminuto reino petrolífero poblado por casi el 70% de chiíes y gobernado por una dinastía suní desde hace dos siglos es un socio comercial privilegiado de Arabia Saudí -de ahí su enorme apoyo a la monarquía bahreiní, basado en interés económico y estratégico porque a Riad no le interesa un levantamiento popular que dé ideas en el interior del reino wahabi- pero también de Japón, Estados Unidos y Alemania por ese orden. A cambio, Bahrein exporta petroleo. Su población chií, mientras tanto, soporta una discriminación hacia los suníes que alcanza todas las esferas: no pueden acceder a puestos públicos ni ingresar en el Ejército, denuncian que sólo pueden acceder a las peores viviendas y cada vez que se han quejado en público han sido reprimidos. Las torturas son habituales en las cárceles como en otros países del Golfo Pérsico, así como el arresto arbitrario de disidentes políticos. Según los activistas, hay unos 400 presos políticos en las carceles del país. El país no llega al millón de habitantes. Las manifestaciones, reprimidas a sangre y fuego, han logrado por el momento la liberación de presos políticos y promesas de reformas democráticas.

Egipto.- Durante los 18 días que duró la revolución popular que derivó en la caída de Hosni Mubarak, apenas se escucharon críticas europeas y las escasas proferidas desde Estados Unidos sonaron a tibias. Examinemos por qué: el primer socio comercial de Egipto es la Unión Europea, que exportó bienes por valor de casi 18.000 millones de euros en 2009. De los países europeos Italia, Alemania, Francia y Reino Unido ocupaban los primeros puestos. España es el sexto exportador del país de los faraones. Estados Unidos, sin embargo, es la tercera potencia exportadora con negocios por valor de unos 5.300 millones de dólares en el citado año. Los informes de las ONG no podían competir con semejante volumen de negocios, por mucho que hablaran de torturas recurrentes, detenciones arbitrarias, violaciones en prisión para obtener confesiones y una total impunidad policial. Sin embargo, millones de egipcios vencieron su miedo y salieron a las calles tumbando la dictadura y haciendo Historia. Uno de los activistas que lanzaron las protestas, Wael Ghonim, lanzaba un mensaje inequívoco a Occidente tras su éxito. “No os habéis metido en 30 años. Por favor, no os metáis ahora”.

Emiratos Arabes Unidos.- El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha regresado de su gira por el Golfo eufórico por los acuerdos económicos comprometidos con los jeques de Emiratos pero sin mencionar las violaciones de los Derechos Humanos. En EAU -rico en gas y crudo- España ha cerrado negocios por valor de 1.900 millones de dólares sumándose así a países como China, Estados Unidos, Alemania o India, sus principales socios comerciales. A nadie le molesta que en los siete emiratos la mayoría de la población (se estima que el 80%) sean trabajadores asiáticos que carecen de derechos, muchos de los cuales son explotados y viven en condiciones infrahumanas. Las organizaciones defensoras de Derechos Humanos denuncian la falta de protección y la discriminación que padecen. Además en los emiratos las instituciones no son elegidas de forma democrática, y la libertad de expresión y prensa se encuentran con numerosas dificultades.

Kuwait.- Mientras Zapatero se paseaba por Emiratos y Qatar, el rey Juan Carlos estrechaba la mano del Sheikh Sabah al Ahmad al Jaber, el emir de Kuwait, un monarquía supuestamente constitucionalista donde el primer ministro es el sobrino de Al Jaber y donde éste elige la composición el Gobierno. Sus familiares ocupan los principales puestos del poder. No existen partidos políticos aunque se toleran organizaciones ideológicas en el Parlamento electo, que puede ser disuelto -como ha ocurrido ya en cinco ocasiones- por antojo del emir. Estados Unidos, Japón, Alemania y China son sus principales socios comerciales; los hidrocarburos su gran baza. Con Washington tiene una principal relación que explica la existencia de bases norteamericanas en territorio kuwaití. Suficiente para que nadie alce la voz a causa de las violaciones de los Derechos Humanos como las que citaba Amnistía Internacional en su informe de 2009. “Los trabajadores y trabajadoras migrantes seguían sufriendo explotación y abusos y exigían protección de sus derechos. En algunos casos se procedió a su expulsión por haber participado en manifestaciones masivas. El gobierno prometió mejorar sus condiciones. Se procesó a periodistas. Se denunció un caso de tortura. Había al menos 12 personas condenadas a muerte, pero no se tuvo noticia de ninguna ejecución”. Las protestas en Kuwait, muy minoritarias, se han saldado con decenas de heridos. La próxima cita ha sido convocada el 8 de marzo.

Libia.- Petróleo y gas. Desde que Muammar al Gaddafi fue desclasificado como líder terrorista en 2002 y añadido a la categoría de socio occidental, los negocios con la dictadura libia -40 años de tiranía- se dispararon haciendo caso omiso de la represión interna y de la ausencia total de democracia. Gaddafi resultaba demasiado generoso para ser cuestionado cuando invertía 2.000 millones de dólares en Canadá o 30.000 en Estados Unidos. Ahora, el uso de aviación militar contra manifestantes que exigen el final de la tiranía obligan a reaccionar a los dirigentes internacionales. Italia y Alemania son sus grandes socios comerciales, España es el tercer país cliente: importa principalmente petróleo y gas. Entre 1993 y marzo de 2008, invirtió 189,36 millones de euros en Libia. Las exportaciones españolas en material de defensa aumentaron un 7.700% en 2008.

Marruecos.- Las violaciones de Derechos Humanos, principalmente relacionadas con el Sahara Occidental, nunca salen a relucir -ni siquiera en los episodios más violentos- con el socio marroquí, buen amigo de España y aliado de la Unión Europea y Estados Unidos.mantiene amplios acuerdos de cooperación con Rabat que incluyen la venta de armas y material defensivo. Se estima que España es el principal país proveedor del reino alauí después de Francia, y su mercado representa la principal fuente de exportaciones españolas de todo Africa. En 2009, Marruecos recibió 30 millones de euros en vehículos militares españoles. El régimen de Rabat fue inicialmente comprensivo con los manifestantes, que el pasado 20 de Febrero salieron a las calles para exigir reformas democráticas y económicas, para luego actuar con contundencia ante cualquier atisbo de protesta. Entre sus principales socios comerciales figuran Francia, EEUU, Suecia, Alemania y España. Como con Argelia y Mauritania, Madrid

Omán.-En esta monarquía absoluta sin partidos políticos y cuyo sultán, Qabus al Said, derrocó a su padre en golpe de Estado en 1970, los hidrocarburos son la clave de sus excelentes relaciones internacionales. Emiratos, India, Estados Unidos y China son sus principales socios comerciales, entre quienes se cuenta en mucha menor medida España, quien entre 1993 y 2008 ha invertido unos 38 millones de euros en la economía del sultanato. Según la ONG Frontline, los activistas de Derechos Humanos en Oman “sufren hostigamiento, detención arbitraria y torturas al ser interrogados. Cientos de académicos, periodistas y comentaristas fueron detenidos en arrestos masivos, e incomunicados sin ningún tipo de asistencia legal. Omán es signatario de tres de los siete tratados fundamentales de las Naciones Unidas sobre derechos humanos. Las organizaciones independientes de derechos humanos no pueden operar dentro del país”. Las protestas en Omán han costado la vida a dos personas, y exigen respeto por los Derechos Humanos, reformas políticas y económicas que luchen contra la inflación y aumenten los sueldos y libertad de información.

Qatar.- Otro de los destinos del presidente Zapatero que dio importantes frutos económicos, con contratos apalabrados por valor de 3.000 millones de euros -más de 2.700 corresponden a inversiones en una empresa energética y otra de telecomunicaciones y 300 a una caja de ahorros- y uno de los pocos países a salvo, por el momento, de las protestas. Anticipándose a cualquier contestación interna, el régimen de Qatar -una monarquía tradicional donde todas las decisiones recaen en la dinastía reinante- acaba de adelantar las elecciones municipales, un paso más en el lento proceso de reformas iniciado por el jeque Hamad ben Jalifa al Thani. Mantiene excelentes relaciones con todos los bandos, con Occidente, con el mundo árabe y con Irán, lo que le ha convertido en un mediador por excelencia en la región. Japón, Estados Unidos, Alemania e Italia son sus principales países proveedores y España es su séptimo país cliente. En materia de Derechos Humanos, las restricciones a la libertad de expresión -pese a haber creado Al Jazeera- son frecuentes, los activistas son habitualmente hostigados, Internet es vigilado y se acusa al régimen de Al Thani de no garantizar los derechos mínimos de los trabajadores extranjeros. No existen partidos políticos. Los qataríes están llamados a una manifestación a mediados de marzo.

Yemen.- Las protestas duran ya dos meses y son diarias: decenas de miles de yemeníes desafían cada día el despliegue de la Seguridad y también de los fieles del dictador Abdula Ali Saleh, 32 años en el poder, para exigir el final de la dictadura. Las primeras concesiones no tardaron en producirse ante la presión popular: Saleh renunció a la reforma constitucional que preparaba para permanecer en el puesto de forma vitalicia, luego renunció a que su hijo le sucediese, después anunció que no renovaría su mandato tras 2013, cuando éste expirará oficialmente, y ahora ofrece un Gobierno de unidad nacional que la oposición y los activistas rechazan. El dictador cada día está más solo: incluso su tribu, así como otros clanes determinantes del país más pobre de Oriente Próximo, le han retirado su apoyo. El principal clérigo yemení, Abdul Majid al Zindani, se ha unido a los manifestantes, que exigen su salida inmediata y la instauración de una democracia. Su riqueza también reside en los hidrocarburos, y sus principales socios comerciales son China, India, Emiratos y Estados Unidos, con quien mantenía estrechas relaciones militares que permitieron bombardeos secretos norteamericanos contra supuestos objetivos de Al Qaeda que se atribuyó el propio Saleh, según se desveló mediante las filtraciones de Wikileaks. En materia de Derechos Humanos, las torturas, la represión, la falta de libertades, la detención arbitraria de disidentes y la colaboración con el programa de rendiciones extraordinarias norteamericano -el secuestro de ciudadanos que son interrogados en terceros países para permitir el uso de torturas en la obtención de confesiones- es algo habitual. Se estima que unas 30 personas han muerto ya en las manifestaciones.

Túnez.- Los 20 años en el poder de Ben Ali le dieron el poder sobre la economía tunecina y forjaron vínculos con Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos entre otros países occidentales en forma de contratos. La cleptocracia fue derrocada por el movimiento popular revolucionario que estalló tras la inmolación de un joven de provincias extendiéndose por todo el norte de Africa y Oriente Próximo. Los motivos económicos -el alto desempleo, el alza de los precios, la escasez de vivienda- se combinaron con una población educada y hastiada por la corrupción del régimen, pero como en el resto de las protestas las violaciones de los Derechos Humanos, desde la represión policial hasta la discriminación o la falta de libertades, también jugaron un papel.

No hay comentarios: