Madrid, 23 mar (PL) Un avión de vigilancia marítima, puesto por España a disposición de la coalición extranjera que desde el sábado último bombardea Libia, se suma hoy a la operación militar contra ese país magrebí.
La aeronave C-235, que participará en el dispositivo de la OTAN para hacer cumplir el embargo de armas a Libia, despegará este miércoles desde la base madrileña de Getafe, confirmó la víspera el Ministerio de Defensa.
Este aparato se incorpora al resto de los medios aéreos y navales desplegados por el Gobierno español en el marco de la intervención liderada por potencias occidentales, con el alegado propósito de proteger a civiles de las tropas leales al coronel Muamar el Gadafi.
La contribución de la nación europea a la misión bélica incluye cuatro cazabombarderos F-18 y un avión de reabastecimiento en vuelo (un Boeing 707), que ya realizaron sus primeras labores de patrullaje en los cielos de Trípoli.
En las últimas horas partieron también hacia el Mediterráneo el submarino Tramontana y la fragata F-100 Méndez Núñez.
Los detalles de este despliegue militar, que implica la participación de casi 500 efectivos -unos 150 pertenecen al Ejército del Aire y el resto a la Armada-, fueron acordados el sábado pasado en una reunión presidida por la ministra de Defensa, Carme Chacón.
El aporte se corresponde, además, con el compromiso asumido ese mismo día en París por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante un encuentro de líderes europeos y árabes.
En la cita de la capital francesa se definieron las acciones para establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia, medida avalada la semana última por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Según estimaciones oficiales, el coste de la implicación española en esta operación internacional rondará los 25 millones de euros.
Esos cálculos prevén 10 millones de euros para 30 días de permanencia de las aeronaves, y un desembolso de unos cinco millones mensuales (durante tres meses) para los medios navales involucrados en el embargo marítimo.
En un acto de mero trámite, Rodríguez Zapatero compareció ayer ante el Congreso de los Diputados (Cámara baja) para solicitar el aval de ese cuerpo a la participación del país ibérico en la agresión a Libia.
El gobernante acudió al pleno de la cámara baja cuatro días después de comprometer su apoyo al uso de la fuerza contra la nación norafricana, bajo el paraguas de la ONU.
Durante la sesión parlamentaria, que por mayoría ratificó el pedido, el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, lamentó que Rodríguez Zapatero devaluara la postura con la que asumió el poder en 2004, al pasar del rechazo a la guerra en Iraq a secundar esta cruzada.
La aeronave C-235, que participará en el dispositivo de la OTAN para hacer cumplir el embargo de armas a Libia, despegará este miércoles desde la base madrileña de Getafe, confirmó la víspera el Ministerio de Defensa.
Este aparato se incorpora al resto de los medios aéreos y navales desplegados por el Gobierno español en el marco de la intervención liderada por potencias occidentales, con el alegado propósito de proteger a civiles de las tropas leales al coronel Muamar el Gadafi.
La contribución de la nación europea a la misión bélica incluye cuatro cazabombarderos F-18 y un avión de reabastecimiento en vuelo (un Boeing 707), que ya realizaron sus primeras labores de patrullaje en los cielos de Trípoli.
En las últimas horas partieron también hacia el Mediterráneo el submarino Tramontana y la fragata F-100 Méndez Núñez.
Los detalles de este despliegue militar, que implica la participación de casi 500 efectivos -unos 150 pertenecen al Ejército del Aire y el resto a la Armada-, fueron acordados el sábado pasado en una reunión presidida por la ministra de Defensa, Carme Chacón.
El aporte se corresponde, además, con el compromiso asumido ese mismo día en París por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante un encuentro de líderes europeos y árabes.
En la cita de la capital francesa se definieron las acciones para establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia, medida avalada la semana última por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Según estimaciones oficiales, el coste de la implicación española en esta operación internacional rondará los 25 millones de euros.
Esos cálculos prevén 10 millones de euros para 30 días de permanencia de las aeronaves, y un desembolso de unos cinco millones mensuales (durante tres meses) para los medios navales involucrados en el embargo marítimo.
En un acto de mero trámite, Rodríguez Zapatero compareció ayer ante el Congreso de los Diputados (Cámara baja) para solicitar el aval de ese cuerpo a la participación del país ibérico en la agresión a Libia.
El gobernante acudió al pleno de la cámara baja cuatro días después de comprometer su apoyo al uso de la fuerza contra la nación norafricana, bajo el paraguas de la ONU.
Durante la sesión parlamentaria, que por mayoría ratificó el pedido, el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, lamentó que Rodríguez Zapatero devaluara la postura con la que asumió el poder en 2004, al pasar del rechazo a la guerra en Iraq a secundar esta cruzada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario