Tras un viaje a China y en medio de una campaña contra la política económica de Nicolas Sarkozy, Aubry, de 60 años, alcaldesa de Lille y ex ministra, que asegura ni creer ni hacer caso a los sondeos, aceptó dialogar con un grupo de periodistas europeos días después del subidón bursátil tras la aprobación por parte de la Unión Europea del fondo de rescate bancario.
Ese fin de semana y esas negociaciones en Bruselas dejaron a Aubry un regusto amargo, según confiesa: "No era un espectáculo agradable ese, el de ver al grupo de dirigentes europeos encerrados un domingo por la tarde para cerrar un pacto antes de que abriera la bolsa. Era un poco la caricatura del sistema financiero-liberal. Da la impresión de que para salvar a los pueblos, como en el caso griego, nadie es capaz de ponerse de acuerdo. Pero cuando peligran las bolsas y los mercados, sí. Por eso, el plan de rescate de Grecia ha sido tardío, hecho con muchas dudas y su tardanza ha hecho que las dudas vayan ahora a instalarse en Portugal y España". Y añade: "Con Grecia hacía falta un plan, claro, pero no sé si así de drástico, porque si desencadena una crisis social, no servirá".
Aubry, que concedió la entrevista antes de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara su plan anti-déficit en el Congreso, aseguró, a la hora de encarar la salida de la crisis "que una cosa es el rigor, que consiste en gestionar bien el dinero público y otra la austeridad". "Esta puede ser injusta y puede acabar por ahogar el despegue de la economía, y entonces no habremos hecho sino dar dos pasos atrás para coger impulso y saltar al abismo". "Ahora, con la crisis, es el momento de buscar las respuestas económicas del futuro", añadió.
A Nicolas Sarkozy le acusa, sobre todo, "de hablar mucho y no hacer nada, o de hacer precisamente lo contrario de lo que promete". "Todavía me acuerdo de su famoso discurso en Marsella, al principio de la crisis económica, cuando parecía un líder anticapitalista, arremetiendo contra los bancos y los banqueros, asegurando que él solo iba a arreglar el mundo". Y agrega: "¿Y después de eso qué? ¿Dónde está la famosa regulación de los bancos? ¿Del sistema financiero? Tras un año no se ha hecho nada".
Con respecto al Partido Socialista (PS) admite que desde la elección de Sarkozy y hasta hace unos meses "ha sido el escenario de una simple batalla de egos". "Y yo reconozco mi parte de culpa", añade. Ahora, tras el anuncio de unas elecciones primarias para elegir al candidato del PS contra Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012, todo se ha apaciguado. "Y también porque ha habido un trabajo de fondo, de recoger ideas, las ideas ahogan los egos. Si no hay esa base detrás, nos puede pasar como en Italia, que el proyecto de izquierda se desinfle meses después de las votaciones".
Estas primarias, en las que podrá participar cualquier ciudadano francés "comprometido con la izquierda", se disputarán, seguramente, el verano del año que viene. Hasta ahora, sólo el alcalde de Évry, Manuel Valls, de una generación más joven que Aubry, ha anunciado que se presentará. Pero hay varios dirigentes de peso bien emplazados que aguardan su momento para decidirse (o no): François Hollande, ex primer secretario; Ségolène Royal, ex candidata presidencial; Dominique Strauss-Kahn, actual presidente del Fondo Monetario Internacional y la propia Martine Aubry. "Créanme: ahora mismo, no sé quién será el que, para entonces, estará mejor colocado. Lo que sí sé es a quién no voy a apoyar. Todo lo demás, puede cambiar. Ahora mismo somos un partido en el que no hay un líder que se imponga. Se impone el trabajo colectivo". Y resume en una frase parte de su filosofía: "En muchas reuniones que he tenido últimamente, a lo largo de toda Francia, con militantes y simpatizantes, la gente me preguntaba y me inquiría no sobre su salario o su problema de esto o lo otro, sino por los valores. La elección del 2012 girará sobre los valores".
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