Pero por el momento ese arma parece reservada para más adelante. "No vamos a cooperar al deterioro de la situación y hacer el juego a algunos", respondió Toxo, preguntado repetidamente por si contemplaba convocar una huelga general. "Nuestra respuesta es calibrada y más responsable que el ajuste del Gobierno", describía un alto dirigente sindical.
Cándido Méndez, líder de UGT, y Toxo se reunieron a mediodía durante dos horas con Zapatero en La Moncloa. Buscaban aclaraciones sobre el recorte presupuestario de 15.000 millones en dos años, que se traducirá en la rebaja salarial para los funcionarios y la congelación de las pensiones, ambas medidas tomadas por primera vez en democracia. El encuentro fue "duro", definió Toxo.
A Méndez le pareció que Gobierno y sindicatos hablaban en registros diferentes. Uno, Zapatero, defendía sus históricas medidas de ajuste; otros, los sindicalistas, proponían alternativas. En vez de reducir gastos, estos defienden que se suban, recuperando el tributo sobre el patrimonio y el de sucesiones, y que se aplique una mayor lucha contra la economía sumergida. No encontraron eco.
Lo que sí hallaron los líderes sindicales fue el respeto de Zapatero a las protestas y a la convocatoria de huelga (la cuarta de la democracia). El presidente se mostró comprensivo con la respuesta sindical. Pero al final de la cita, las cosas se quedaron como estaban. "Las aclaraciones de Zapatero nos han ratificado en nuestra oposición y rechazo", concluyó Méndez.
Temen los sindicatos que este recorte sea el anuncio de otros. "No nos consta que no vaya a haber más medidas. ¿Se van a quedar satisfechos los mercados?", inquirió Méndez. De ahí que entre bastantes dirigentes sindicales se piense que aún no ha llegado el momento de sacar su arma más contundente. Ahora, esto no quiere decir que no se vaya a responder. La convocatoria de los sindicatos de funcionarios va a encontrar el apoyo de las organizaciones. Y en las citas que hoy tienen la Comisión Ejecutiva de UGT y los secretarios generales de CC OO (sectoriales y regionales) se estudiarán más respuestas, en lo que parece el inicio de una escalada de protestas. De hecho, hay voces que no descartan que se baraje el paro general.
En contra de esta apuesta está el hecho de que todavía se negocia la reforma laboral. Ambas partes, Gobierno y sindicatos, mostraron ayer su disposición a continuar con las conversaciones y tratar de lograr un acuerdo antes de que acabe el mes. A pesar de la declaración de intenciones, tanto Toxo como Méndez advertían de ese golpe a la negociación. "El decreto ley [en referencia al procedimiento elegido por el Gobierno para llevar adelante las medidas] se cobra una primera víctima: la del diálogo social entre sindicatos del sector público y Administración", explicó Méndez.
En las antípodas sindicales se situó el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Tras escuchar las explicaciones del Gobierno en una reunión vespertina, a la que también acudió el presidente de CEPYME, Jesús Bárcenas, Díaz Ferrán definió como "positivo" el ajuste. "El país no está para huelgas", continuó. Sobre su situación al frente de la patronal por sus problemas empresariales, intentó zanjar el tema: "Yo desde luego, no voy a dimitir".
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