Managua, 12 abr (PL) Todo parece estar listo para la esperada reunión que sostendrán hoy representantes gubernamentales de Nicaragua y Costa Rica, la primera entre ambas partes desde que comenzó el diferendo fronterizo que los enfrenta desde octubre del pasado año.
El encuentro se efectuará en la localidad de Peñas Blancas, "según lo acordado entre ambas partes, sobre la propia raya que marca la frontera común entre ambas naciones", señaló el ministerio nicaragüense de Relaciones Exteriores en una nota oficial divulgada la víspera aquí.
La Cancillería informó, además, que durante todo el día de ayer se estuvo trabajando en la zona fronteriza para la creación de las condiciones necesarias para que pueda efectuarse la reunión.
La delegación de Nicaragua estará encabezada por el canciller, Samuel Santos, quien estará acompañado por las ministras de Gobernación, Ana Isabel Morales, y del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, Juanita Argeñal; El jefe del Ejército, general Julio César Avilés, y el embajador en La Haya, Carlos Argüello.
El gobierno nicaragüense expresó en diversas ocasiones la conveniencia de que Costa Rica designara también una representación de alto nivel, pero todo parece indicar hasta ahora que no será así.
La comitiva costarricense será encabezada por el vicecanciller Carlos Roverssi, e integrada por el viceministro de Seguridad Pública, Walter Navarro; el comisionado antidrogas, Mauricio Boraschi; la directora de migración, Kattya Rodríguez, y un representante de Conservación Ambiental, según medios de prensa del vecino país.
Roverssi informó ayer a medios de prensa en San José, que la cita tiene como objetivo abordar aspectos relacionados con seguridad y la lucha contra el narcotráfico en la frontera común.
Sin embargo, para Nicaragua se trata de examinar "temas de interés común que permitan, de conformidad con el mandato de la Corte Internacional de Justicia del 8 de marzo del 2011, avanzar en el restablecimiento de las relaciones de buena vecindad".
En general reina gran expectación por los resultados de esta cita, la primera en seis meses de enfrentamientos verbales y distanciamiento bilateral, con la esperanza de que se convierta en un primer paso hacia el restablecimiento de los vínculos entre los dos países centroamericanos.
El encuentro se efectuará en la localidad de Peñas Blancas, "según lo acordado entre ambas partes, sobre la propia raya que marca la frontera común entre ambas naciones", señaló el ministerio nicaragüense de Relaciones Exteriores en una nota oficial divulgada la víspera aquí.
La Cancillería informó, además, que durante todo el día de ayer se estuvo trabajando en la zona fronteriza para la creación de las condiciones necesarias para que pueda efectuarse la reunión.
La delegación de Nicaragua estará encabezada por el canciller, Samuel Santos, quien estará acompañado por las ministras de Gobernación, Ana Isabel Morales, y del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, Juanita Argeñal; El jefe del Ejército, general Julio César Avilés, y el embajador en La Haya, Carlos Argüello.
El gobierno nicaragüense expresó en diversas ocasiones la conveniencia de que Costa Rica designara también una representación de alto nivel, pero todo parece indicar hasta ahora que no será así.
La comitiva costarricense será encabezada por el vicecanciller Carlos Roverssi, e integrada por el viceministro de Seguridad Pública, Walter Navarro; el comisionado antidrogas, Mauricio Boraschi; la directora de migración, Kattya Rodríguez, y un representante de Conservación Ambiental, según medios de prensa del vecino país.
Roverssi informó ayer a medios de prensa en San José, que la cita tiene como objetivo abordar aspectos relacionados con seguridad y la lucha contra el narcotráfico en la frontera común.
Sin embargo, para Nicaragua se trata de examinar "temas de interés común que permitan, de conformidad con el mandato de la Corte Internacional de Justicia del 8 de marzo del 2011, avanzar en el restablecimiento de las relaciones de buena vecindad".
En general reina gran expectación por los resultados de esta cita, la primera en seis meses de enfrentamientos verbales y distanciamiento bilateral, con la esperanza de que se convierta en un primer paso hacia el restablecimiento de los vínculos entre los dos países centroamericanos.
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