La recolección de la fresa de Huelva, que da jornales estos días a unos 80.000 temporeros, también atrae a individuos sin escrúpulos, capaces de hacer dinero a costa de la necesidad de quienes buscan un trabajo. Es lo que les ha ocurrido a noventa ciudadanos polacos que acudieron a Moguer con contratos de trabajo que resultaron ser falsos.
Tras 50 horas de viaje en dos autobuses desde Polonia, estas personas llegaron en la tarde del pasado viernes a la localidad onubense con un precontrato firmado por una empresa de su país, a la que habían pagado un anticipo en efectivo. Una vez en el municipio, descubrieron que habían sido víctimas de una estafa, por lo que pusieron una denuncia ante la Guardia Civil.
Los noventa polacos que acudieron a Moguer vieron de esta forma cómo se esfumaba su oportunidad de trabajo y el dinero que habían aportado como anticipo a la supuesta empresa mediadora.
El Ayuntamiento de la localidad tuvo que poner en marcha un dispositivo especial de atención a estas personas, que fueron trasladadas al pabellón del centro municipal de deportes, donde se les facilitó comida y bebida, así como la posibilidad de asearse y descansar, en tanto se realizaban las gestiones para intentar solventar la situación.
Los responsables municipales de Moguer se pusieron entonces en contacto con la Embajada de Polonia en España y con la agencia de transportes responsable de su traslado, con el objetivo de buscar una solución.
La embajada se comprometió a hacerse cargo de estas personas una vez que estuvieran en Madrid, pero se negó a pagar el combustible de los dos autobuses hasta la capital de España. Finalmente, fue el Ayuntamiento de Moguer el que sufragó los gastos ante la situación de "indefensión y abandono" de los ciudadanos polacos, según ha explicado el Consistorio.
Finalmente, a las cinco de la madrugada del sábado, estas personas partieron rumbo a Madrid, donde quedaron a disposición de la Embajada para gestionar su traslado a Polonia.
La campaña de la fresa en la provincia de Huelva se nutrirá este año, principalmente, de temporeros nacionales, tras reducirse drásticamente las contrataciones en origen debido a la demanda local de trabajo provocada por la crisis económica.
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