Hay un dicho estadounidense que reza que 'la sentencia depende de qué haya tomado el juez para desayunar'. Una investigación que publica la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' lo acaba de ratificar después de analizar más de 1.000 decisiones judiciales tomadas por varios magistrados israelíes.
El estudio, publicado en una de las más serias de las revistas científicas, observó que los reos tenían peores probabilidades de quedar en libertad condicional a medida que avanzaba la mañana, y volvían a ganar puntos a su favor después de una pausa para almorzar (una comida ligera a base de sandwiches y fruta, en su mayoría).
Como demostraron los investigadores, los jueces tomaban las decisiones más favorables a los condenados al principio de la mañana, en un porcentaje del 65% de los casos que se iba reduciendo hasta la pausa del almuerzo (donde las posibilidades de conceder la condicional practicamente se reducían a cero).
Después de este descanso, de nuevo ascendían hasta el 65% y se iban poniendo de nuevo en contra de los presos a medida que pasaban las horas.
Marina García Hernando, antropológa y especialista en Ciencias Forenses, discrepa con los resultados y con la posibilidad de que el desayuno en sí influya en las decisiones judiciales. Aunque sí reconoce que los magistrados pueden verse influidos a la hora de tomar sus decisiones por un amplio abanico de factores, "aunque se trata más de elementos externos que intrínsecos a su personalidad, como que hayan o no desayunado o se hayan peleado con su pareja".
Factores externos
Ella menciona, por ejemplo, la sobrecarga de trabajo o la excesiva burocratización como dos de estos elementos, aunque también destaca las peculiaridades de cada sistema judicial, por lo que estos resultados no serían aplicables a los magistrados españoles. "Eso del desayuno es muy gringo", bromea. Además, añade ya en serio, "sería catastrófico que ese tipo de elementos banales influyesen en el desempeño de su trabajo, más cuando de ello depende el futuro de otras personas".
Coincide con ella su colega Dolors Costa, psicóloga clínica y miembro de la Asociación Nacional de Criminalistas (Ancref). "No creo que les influyan los factores personales, como el humor de ese día, pero sí algunos externos", explica. Entre los que ella ha observado en su práctica como perito, destacan algunos tan variados como el modo en que están redactados los informes ("no es lo mismo algo a doble espacio y con lo destacado en negritas, que soltarles todo el rollo"), pero también la presencia ("incluso el tipo de ropa") y la seguridad que muestren sus interlocutores. Aunque eso sí, admite, "en juicios larguísimos que me han tocado por la tarde sí observas que el grado de atención del juez va disminuyendo con el paso de las horas".
Los investigadores del trabajo, de las universidades Ben Gurion (Israel) y Columbia (Nueva York, EEUU), admiten que es difícil saber si sus conclusiones tienen que ver con la comida que ingirieron los jueces durante la pausa, o con el acto de descansar en sí. Sin embargo, sí sostienen que existen variables externas, aparentemente sin importancia, que podrían hacer que sus decisiones no sean cien por cien racionales.
También concluyen que es posible que estas variantes también participen de alguna manera en la toma de decisiones en otros ámbitos, como el médico, legislativo o financiero. "Los expertos no son inmunes a la influencia de este tipo de información irrelevante", apuntan. Así pues, si le toca visitar un juzgado, asegúrese de que el juez haya desayunado.
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