Honduras cerrará sus embajadas en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela por su negativa a reconocer el Gobierno del actual presidente Porfirio Lobo. Los presidentes de estos cinco países consideran que el ejecutivo es una continuidad del golpe de Estado ocurrido en 2009, y exigen de manera incondicional el retorno con todas las garantías del derrocado Manuel Zelaya, exiliado en la República Dominicana.
La noticia la confirmó el canciller de la República, Miguel Canahuati. “No podemos dejar de tener relaciones con América Latina... pero es mejor tener amigos que enemigos”, aseguró. Canahuati subrayó que continuarán abiertas las embajadas hondureñas en Perú, Chile y Colombia -las cuales sí reconocen a Lobo-, y que servirán para mantener vínculos con el resto de países sudamericanos.
La viceministra de Relaciones Exteriores, Mireya Agüero, indicó por su parte que el cierre de las embajadas se debe a la inexistencia de relaciones diplomáticas con estos países. “Queremos estar donde nos convenga por los intereses del pueblo hondureño desde el punto de vista económico-político”, afirmó.
En este sentido, el Gobierno anunció que los recursos que se destinaban a estas cinco embajadas se invertirán para abrir oficinas comerciales en India, China, Singapur y Canadá. Ello le permitirá a Honduras establecer relaciones para lograr “alianzas estratégicas” para el desarrollo del país, dijo el canciller de la República.
El retorno a la OEA
Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela son cinco de los países que bloquean el regreso de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA), una de las asignaturas pendientes de Lobo. Sus mandatarios consideran que el actual presidente fue elegido en unas elecciones realizadas bajo un “Gobierno de facto” tras el golpe de Estado de 2009.
Por ello, exigen el retorno de Manuel Zelaya a Honduras como condición prioritaria para entablar relaciones con el actual ejecutivo. Al derrocado presidente, sin embargo, se le acusa de varios delitos relacionados con corrupción y abuso de autoridad, lo que dificulta en gran parte su retorno al país desde su exilio en Santo Domingo.
Como muestra de este rechazo, Porfirio Lobo no fue invitado a la XX Cumbre Iberoamericana celebrada el pasado mes de diciembre en Mar del Plata bajo la organización de la presidenta argentina, Cristina Fernández.
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