Se cuentan en varios millones las personas que fallecen cada año por culpa del tabaco en todo el mundo. Una cifra que lo convierte en uno de los principales problemas de salud pública y que ha resultado esencial para que muchos países, incluido España, intenten reducir el consumo, tanto pasivo como activo, con leyes que lo censuran en los lugares públicos cerrados. Aunque todavía es pronto, el reforzamiento de la nuestra, desde el pasado mes de enero, ya se está traduciendo en unos hábitos más sanos y un ambiente menos perjudicial, según aseguran los expertos.
Una de las primeras consecuencias de la entrada en vigor de una normativa más férrea –ya no hay excepciones- ha sido el incremento de la afluencia a las unidades de tabaquismo de los centros sanitarios. "Hemos notado un aumento de alrededor de un 15%", explica a Eureka Juan Antonio Riesco Miranda, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). "Parece que hay menos recaídas ya que, como nos confiesan los propios pacientes, ahora el entorno social les es más favorable para dejarlo", añade.
Como apoyo durante el camino para abandonar el hábito, también se ha detectado una mayor demanda de productos sustitutivos de la nicotina, así como de otras opciones con mayor o menor aval científico (fármacos, cigarrillos electrónicos). No obstante, lo cierto es que la mayoría (nueve de cada 10) de los fumadores que intentan superar su adicción lo hace sin ayudas externas, tal y como reconoce Rodrigo Córdoba, vicepresidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).
Por otro lado, con la entrada del nuevo año, la venta de cajetillas de tabaco se ha reducido hasta un 32%. Esto, en opinión de Córdoba, puede deberse al aumento del precio (casi un euro más por paquete, en comparación con el año pasado) y a la actual crisis económica. Pero, también, se relaciona con el menor consumo: tener que salir fuera del restaurante o no ver a otras personas fumar dentro del local disuade del hábito. En esta cifra también se contempla el descenso que han experimentado las ventas transfronterizas, al no ser el tabaco ya tan barato en España.
A pesar de que todavía puede resultar algo prematuro predecir las enfermedades que evitará la nueva ley del tabaco, desde el CNPT estiman que a finales de 2011 se reducirá el tabaquismo entre un 4% y un 10% (lo que representa entre 400.000 y un millón de personas) y que 50.000 jóvenes menos probarán su primer cigarrillo. Estos descensos, afirman, se traducirán directamente en una mejora de la salud: "50.000 enfermedades respiratorias y cardiovasculares menos", especialmente infartos de miocardio o bronquitis y asma infantil.
"Se espera que la mortalidad por disminución en el consumo y por la menor exposición involuntaria se traduzca, a finales de año, en 5.000 muertes evitadas (de ellas, entre 120 y 320 por tabaquismo pasivo)", apunta el portavoz del citado comité.
Por último, y para rebatir las alegaciones de la hostelería, los expertos en tabaquismo recalcan que la prohibición del consumo en bares y restaurantes no tiene por qué afectar a la rentabilidad del sector. Por ejemplo, recalca Rodrigo Córdoba, "en el último periodo interanual han aumentado en 2.431 los afiliados a la Seguridad Social en ese sector, algo muy contrario a lo que dicen los vaticinios catastrofistas de ciertas organizaciones".
Como él mismo explica, "adelantar pérdidas económicas sin datos objetivos, rigurosos e independientes, sin análisis de tendencias, es cuanto menos una falta de responsabilidad que ofende a la inteligencia de las personas que, como los castellanoleoneses, están cumpliendo la ley al 99%, sin conflictos".
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