El duque de York está de nuevo en el ojo de huracán y ahora nada tiene que ver su ex mujer o sus hijas. Su amistad con el millonario estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de pederastia, y con el hijo del dictador libio, Muamar Gadafi, han provocado que el Gobierno británico rebaje el papel del príncipe Andrés como como representante especial de comercio internacional e inversión para el Reino Unido.
Según publica el diario 'The Daily Telegraph', el duque de York podría verse forzado a abandonar su puesto si hay más revelaciones perjudiciales sobre su vida personal y sus polémicos amigos.
La polémica se cernió sobre el hermano del Príncipe Carlos cuando se descubrió que el magnate Jeffrey Epstein, encarcelado durante 18 meses por abusar sexualmente de menores, había pagado una deuda de la duquesa de York tras habérselo pedido el propio duque.
Epstein acogió al duque en su mansión de Florida, la misma en la que varias menores de edad sufrieron los abusos del millonario. El magnate, además, entregó 15.000 libras a la asistente personal de Sarah después de que el duque le pidiera ayuda el pasado mes de diciembre.
El duque, que mantiene su amistad con Epstein desde los 16 años, fue un invitado del magnate en su mansión de Florida y fue fotografiado con su brazo alrededor de una joven de 17 años empleada como "masajista", que más tarde afirmó haber sido una de las víctimas de Epstein.
También se vinculado al hermano de Carlos de Inglaterra con Saif al-Islam, hijo del líder libio, Muamar el Gadafi, y algunos políticos creen que ha llegado la hora de retirarle su cargo de enviado especial. Además de su amistad con al-Islam, al duque de York también se le relaciona con el traficante de armas libio Tarek Kaituni.
Por otra parte, según la prensa, tres meses antes de la caída del régimen tunecino, el príncipe Andrés agasajó con un banquete en el palacio de Buckingham a Sajer el Materi, yerno del depuesto presidente de ese país, Zin al Abidine ben Ali, con quien huyó de Túnez junto a otros familiares.
Fuentes gubernamentales aseguraron al diario británico que el ministro de Exteriores británico, William Hague, "no derramará muchas lágrimas" en el caso de que Andrés tenga que dejar su puesto.
Una información que contrasta con las palabras vertidas este domingo por el ministro en las que mostraba su total apoyo al príncipe, aunque de puertas hacia dentro aseguran que la posición del duque está siendo cada vez "más insostenible".
Sin embargo, de cara a la galería todo son buenas palabras para el príncipe y su trabajo. En declaraciones a la BBC, Hague afirmó que tiene "plena confianza" en el trabajo del duque de York para promover los intereses empresariales del Reino Unido por todo el mundo.
"He visto muchísimos de los beneficios que (el príncipe) ha reportado a países que yo he visitado, donde ha desempeñado ese cargo", dijo el ministro.
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