El Cairo, 6 mar (PL)
La Junta Militar de Egipto nombró hoy un nuevo ministro del Interior, en momentos en que se manejan varios nombres para la cartera de Exteriores y se confirmó la renuncia del titular de Antiguedades, Zahi Hawass.
El general Mansour El-Essawy asumió la dirección de Interior con el compromiso de poner en marcha un plan para reestructurar los aparatos de seguridad del Estado y reforzar la seguridad en todo el país tras las protestas populares que derrocaron al presidente Hosni Mubarak.
La designación del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) se produjo en medio de un resquebrajamiento de la seguridad ciudadana a raíz de que los policías abandonaron las calles desde el 28 de enero.
Muchos agentes se resisten desde entonces a retomar sus puestos por temor a represalias de ciudadanos que los culpan de la represión contra manifestantes opositores causante de 365 muertos y miles de heridos.
Por otro lado, el nombramiento de El-Essawy, quien fue jefe de Seguridad en El Cairo y Giza, tuvo lugar un día después que un tribunal egipcio abrió juicio contra el ex ministro del Interior Habib Al-Adli.
Al-Adli, cuyo juicio se aplazó para el 2 de abril, fue un estrecho colaborador del ex mandatario Mubarak y enfrenta cargos por lavado de dinero y especulación, pero también pudiera ser procesado por la matanza de civiles durante las revueltas y otros delitos.
Entretanto, el CSFA intenta aplacar la insatisfacción popular con una remodelación del gabinete que encabeza el flamante primer ministro Essam Sharaf, una figura con amplia popularidad entre la población y, particularmente, entre los jóvenes protagonistas de la rebelión.
Los defensores de la democracia en Egipto presionan para que se haga una purga radical en el Gobierno y se destituya a los ministros de Defensa, Justicia y Relaciones Exteriores, todos designados por Mubarak días antes de verse obligado a dejar el poder. De hecho, los militares estudian investir como canciller a Nabil El-Arabi, de 75 años y un veterano diplomático que fungió como juez de la Corte Penal Internacional, según dijeron diplomáticos a Prensa Latina.
El-Arabi tuvo un rol clave para restituir la localidad de Taba a la soberanía egipcia, pese a intentos israelíes de adjudicársela después de la guerra por el Sinaí, en 1973, pero también se manejan los nombres de Nabil Fahmy y Sameh Shoukri para el cargo.
Asimismo, el recién nombrado por Mubarak ministro de Estado para las Antiguedades, Zahi Hawass, confirmó a medios internacionales su decisión de renunciar al cargo alegando incapacidad para proteger los bienes patrimoniales de Egipto, objeto de saqueos tras las revueltas.
Hawass, la figura más conocida en lo relativo al Egipto faraónico, parece buscar con su anuncio una reacción del Ejecutivo provisional para que priorice ese sector, de ahí que difundió días antes un informe sobre la situación "preocupante" de las riquezas arqueológicas.
La Junta Militar de Egipto nombró hoy un nuevo ministro del Interior, en momentos en que se manejan varios nombres para la cartera de Exteriores y se confirmó la renuncia del titular de Antiguedades, Zahi Hawass.
El general Mansour El-Essawy asumió la dirección de Interior con el compromiso de poner en marcha un plan para reestructurar los aparatos de seguridad del Estado y reforzar la seguridad en todo el país tras las protestas populares que derrocaron al presidente Hosni Mubarak.
La designación del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) se produjo en medio de un resquebrajamiento de la seguridad ciudadana a raíz de que los policías abandonaron las calles desde el 28 de enero.
Muchos agentes se resisten desde entonces a retomar sus puestos por temor a represalias de ciudadanos que los culpan de la represión contra manifestantes opositores causante de 365 muertos y miles de heridos.
Por otro lado, el nombramiento de El-Essawy, quien fue jefe de Seguridad en El Cairo y Giza, tuvo lugar un día después que un tribunal egipcio abrió juicio contra el ex ministro del Interior Habib Al-Adli.
Al-Adli, cuyo juicio se aplazó para el 2 de abril, fue un estrecho colaborador del ex mandatario Mubarak y enfrenta cargos por lavado de dinero y especulación, pero también pudiera ser procesado por la matanza de civiles durante las revueltas y otros delitos.
Entretanto, el CSFA intenta aplacar la insatisfacción popular con una remodelación del gabinete que encabeza el flamante primer ministro Essam Sharaf, una figura con amplia popularidad entre la población y, particularmente, entre los jóvenes protagonistas de la rebelión.
Los defensores de la democracia en Egipto presionan para que se haga una purga radical en el Gobierno y se destituya a los ministros de Defensa, Justicia y Relaciones Exteriores, todos designados por Mubarak días antes de verse obligado a dejar el poder. De hecho, los militares estudian investir como canciller a Nabil El-Arabi, de 75 años y un veterano diplomático que fungió como juez de la Corte Penal Internacional, según dijeron diplomáticos a Prensa Latina.
El-Arabi tuvo un rol clave para restituir la localidad de Taba a la soberanía egipcia, pese a intentos israelíes de adjudicársela después de la guerra por el Sinaí, en 1973, pero también se manejan los nombres de Nabil Fahmy y Sameh Shoukri para el cargo.
Asimismo, el recién nombrado por Mubarak ministro de Estado para las Antiguedades, Zahi Hawass, confirmó a medios internacionales su decisión de renunciar al cargo alegando incapacidad para proteger los bienes patrimoniales de Egipto, objeto de saqueos tras las revueltas.
Hawass, la figura más conocida en lo relativo al Egipto faraónico, parece buscar con su anuncio una reacción del Ejecutivo provisional para que priorice ese sector, de ahí que difundió días antes un informe sobre la situación "preocupante" de las riquezas arqueológicas.
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