Hasta ahora se desconocía si los machos de avutarda común ('Otis tarda'), un ave emblemática en España y amenazada a escala mundial, transmiten información sobre su peso, tamaño, y edad a través de su plumaje. Un estudio demuestra por primera vez que las 'barbas' y el diseño del cuello son indicadores "fiables" del peso y la edad de sus portadores, y sirven a la vez para evitar peleas con competidores y atraer a las hembras.
"Los machos de mayor peso (mejor condición física) lo hacen saber a otros machos a través de la longitud y número de 'barbas', y evitan así los sangrientos combates para ascender de rango que se producirían si no existiesen estas señales", informa a SINC Juan Carlos Alonso, autor principal e investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
El estudio, que se ha publicado en la revista 'Ethology', demuestra por primera vez que los machos de avutarda común ('Otis tarda') con mayor desarrollo de su plumaje obtienen mayor éxito reproductivo y evitan agresiones "peligrosas" e "innecesarias". "A pesar de todo, se producen combates esporádicos que acarrean, en determinadas ocasiones, la muerte de uno de los contendientes", afirma Alonso. Según el científico, a la hora de ser elegidos por las hembras, los machos más viejos "pueden compensar un cierto déficit de peso con la mayor experiencia que acredita su más avanzada edad".
Los investigadores analizaron a lo largo de diez años a individuos salvajes que fueron marcados con radioemisores para comprobar la evolución a lo largo del tiempo del colorido de su cuello, y de la cantidad y longitud de las 'barbas' (plumas a ambos lados del pico). El equipo comprobó que los cambios en el plumaje de los machos estaban asociados a cambios en su éxito reproductivo.
En el pasado, los "barbones" eran cazados por ser viejos y para trofeos, una práctica que "contribuyó probablemente a eliminar a muchos de los individuos más exitosos, más que a eliminar a los senescentes que no se reproducen", apunta el biólogo, quien añade que esta caza selectiva pudo alterar el equilibrio demográfico de las poblaciones.
El dimorfismo sexual de las avutardas
El 60% de los individuos de avutarda común, ave emblemática de la fauna ibérica, y a escala mundial, habita en España. Su marcado dimorfismo sexual (diferencia en tamaño entre machos y hembras), "el mayor entre las aves y uno de los más elevados entre los vertebrados", es el resultado de una fuerte selección sexual, que obliga a los machos a competir cada año por ascender en la escala jerárquica del grupo.
A esto se añade su carácter "marcadamente" polígamo: "más de la mitad de los machos no copulan, y sólo el 10-15% de los mejores machos obtienen la mayoría de las cópulas", aclara Alonso. A pesar de la competencia entre machos, son las hembras las que finalmente eligen entre los mejores "al que será el padre de sus crías".
Para acreditar su estatus de dominantes frente al resto de machos y frente a las hembras, los animales emplean, además de los caracteres del plumaje, pautas elaboradas de comportamiento sexual y cortejo, entre las que destaca la exhibición de la parte inferior del cuello o 'gola', "que se hincha de manera muy llamativa durante el celo, gracias a unos sacos aéreos del cuello", concreta el científico.
Los machos de la mayoría de las especies de aves disponen de una gran gama de colores y de formas en su plumaje. Utilizan estos ornamentos frente a otros machos, como lo hacen muchos mamíferos con cuernos y colmillos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario