Uruguay es el equipo de moda en la Copa América. En el campo y en la calle. España se ganó al público y al mundo entero en el Mundial por la cercanía de sus jugadores. La gente detecta enseguida cuando hay cercanía. Cuando una selección es auténtica.
Y en ese línea se encuentra Uruguay en la Copa América. Sus futbolistas son inteligentes. Siempre esbozando una sonrisa. Siempre atentos firmando autógrafos a los aficionados cuando salen del hotel. No queda nadie defraudado. Con orden y profesionalidad, Uruguay es el modelo a imitar por el resto de selecciones del torneo, alguna de ellas, refugiadas en una burbuja extraña.
La comunicación es una de las herramientas más importantes que dispone una empresa. Y Uruguay es un ejemplo de apertura. Sus jugadores, además son interesantes. Cuentan historias. Fernando Muslera es su portero, recién traspasado al Galatasaray.
Muslera es un tipo feliz. Es el mejor portero de la Copa América. Y por los pasillos del hotel y las zonas mixtas es generoso con todo el mundo. Su gran ídolo fue Oscar Córdoba, el arquero colombiano. Ya retirado. Pero en la actualidad, tiene un modelo total y único: Iker Casillas. Es el más grande, cuenta. Se quedó sin su camiseta un día que se enfrentó al Real Madrid con el Lazio. Pero espera pronto cruzarse con él para llevarse un recuerdo.
De Muslera a Diego Lugano. El jefe. Un 'kaiser'. En el campo, infunde respeto. A algunos, puede que demasiado. Lugano es experto. Curtido en mil batallas, con el mate como calmante y aliado debajo del brazo, Lugano dice que para rematar ese buen momento del fútbol uruguayo, "falta coronar".
El éxito lo conoce Diego Forlán. Número uno en el Mundial de Sudáfrica. Atento, educado con todos sus hinchas. Seguro por respeto a un vocablo y a una figura que precisamente se inventó en Montevideo. Un señor que inflaba los balones era el que más arengaba a los jugadores de Nacional. Eran los inicios del siglo XX. Y de mira como anima el 'hincha', surgió una palabra que cruzó el Río de la Plata y llegó al mundo hispano.
Un paseo por el fútbol de Uruguay merece la pena. Una conversación con el 'loco' Abreu no tiene precio. Capaz de tirar a 'lo Panenka' un penalti decisivo en una tanda de infarto, trotamundos de este circo del fútbol, Abreu da el perfil de historiador del fútbol.
De su etapa como compañero de Pep Guardiola en los Dorados de Sinaloa tiene una novela. Abreu adora a Pep. Y encima lo cuenta bien. Lo filma todo en la Copa América. Con su cámara de bolsillo elabora un documental. Fines benéficos. Tiene Abreu un punto de reflexión, generoso con el público, que suelen tener los futbolistas cuando cumplen los 30 años. "Quiero compartir con la gente lo que vivimos nosotros aquí dentro", subraya Abreu.
Uruguay es una cooperativa de gente que pide a gritos un sitio en el podio del fútbol mundial. De su seleccionador y su proyecto creado por Tabárez, pasando por empleados eficientes como Matías Faral, hasta el infatigable Alvaro Pereira o Luis Suárez, el tipo que pone los goles, Uruguay ha ganado ya días antes de la final de la Copa América su primer título: el equipo del pueblo.
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