Estridentes corbatas con los colores de la bandera de España, camisetas del FBI (Female Body Inspector) del Rastrillo, colgantes con el símbolo de la Comunidad Europea, placas falsas de policía, pins con la bandera nacional. Para un español, esos tipos que se hacían pasar por policías parecían más compañeros del agente Torrente que policías de verdad.
Sin embargo, para los extranjeros que pasaban por nuestro país tenían toda la legitimidad. Más de 18.000 euros consiguió robar este grupo especializado en grupos de turistas haciéndose pasar por agentes, un sistema conocido como 'policías ful'.
Agentes, de verdad, de la Policía Nacional han detenido a tres nuevos individuos que se dedicaban a estas prácticas ilegales, que se suman a las seis detenciones realizadas a medidados de marzo. A todo el grupo se le atribuyen un total de 76 hechos delictivos. Podían cometer de tres a seis robos cada día, según la Jefatura Superior de Policía.
La investigación de inició a comienzos de año. Varias informaciones apuntaban la existencia de un grupo de 'policías ful' que abordaba a los turistas con el pretexto de realizar controles de droga, moneda falsa o efectos robados.
Las víctimas, confiando en los supuestos agentes, colaboraban en todo momento con ellos, entregándoles sus carteras, relojes, teléfonos móviles y cualquier objeto de valor.
En la primera fase de la operación fueron detenidas seis personas en una vivienda de la sierra madrileña. los investigadores llevaron a cabo nuevas gestiones que pronto dieron sus frutos. El resto de los integrantes de la banda fueron localizados y detenidos en la madrileña localidad de Arganda del Rey.
Con el preceptivo mandamiento judicial, los agentes realizaron allí registros donde recuperaron gran cantidad de billetes de moneda extranjera, 18.000 euros, teléfonos móviles, aparatos electrónicos, y documentos y permisos de conducir falsificados.
Tras las detenciones, los investigadores constataron que sus miembros habían actuado en España, Italia o Francia. Tras cometer los robos, los arrestados abandonaban el país para eludir la acción de las fuerzas de seguridad y se trasladaban al país vecino con el objeto de continuar con sus actividades delictivas. Era significativo que en un mismo día podían cometer de tres a seis robos, siempre con el mismo procedimiento.
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