Roma, 25 abr (PL) Las divergencias entre Francia e Italia provocadas por la actual crisis migratoria pone hoy en entredicho al espacio Schengen, considerado símbolo de la integración de la Unión Europea (UE).
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se reunirán aquí mañana en busca de una salida a la tensión desatada entre ambos países en los últimos días.
Según analistas, la llegada de miles de inmigrantes irregulares norteafricanos fundamentalmente a las costas italianas desde enero último ha puesto en riesgo la unidad fronteriza europea.
Tras no recibir respuesta al reclamo de ayuda hecho a la UE para contener el flujo migratorio, el Gobierno de Roma decidió otorgar permisos de residencia temporal a los indocumentados, a lo que París se opuso.
Francia acusó a Italia de abusar del Tratado Schengen, suscrito en junio de 1985, lo que en opinión de analistas constituye una represalía de Roma contra la UE que desoyó su reiterado llamado de auxilio.
El canciller italiano, Franco Frattini, pidió ayer una revisión del citado acuerdo, que garantiza la libre circulación en la mayoría de los países comunitarios, para adaptarlo a los nuevos tiempos.
Por su parte, el ministro francés de Asuntos Europeos, Laurent Wauquiez, defendió la posibilidad de poder suspender Schengen en caso de que se produzca una crisis migratoria grave.
El canciller italiano advirtió que "nadie, ni siquiera Francia, quiere pinchar el tratado" y confió en que en la cita entre Sarkozy y Berlusconi las diferencias entre ambos vecinos sean solucionadas.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se reunirán aquí mañana en busca de una salida a la tensión desatada entre ambos países en los últimos días.
Según analistas, la llegada de miles de inmigrantes irregulares norteafricanos fundamentalmente a las costas italianas desde enero último ha puesto en riesgo la unidad fronteriza europea.
Tras no recibir respuesta al reclamo de ayuda hecho a la UE para contener el flujo migratorio, el Gobierno de Roma decidió otorgar permisos de residencia temporal a los indocumentados, a lo que París se opuso.
Francia acusó a Italia de abusar del Tratado Schengen, suscrito en junio de 1985, lo que en opinión de analistas constituye una represalía de Roma contra la UE que desoyó su reiterado llamado de auxilio.
El canciller italiano, Franco Frattini, pidió ayer una revisión del citado acuerdo, que garantiza la libre circulación en la mayoría de los países comunitarios, para adaptarlo a los nuevos tiempos.
Por su parte, el ministro francés de Asuntos Europeos, Laurent Wauquiez, defendió la posibilidad de poder suspender Schengen en caso de que se produzca una crisis migratoria grave.
El canciller italiano advirtió que "nadie, ni siquiera Francia, quiere pinchar el tratado" y confió en que en la cita entre Sarkozy y Berlusconi las diferencias entre ambos vecinos sean solucionadas.
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