Nació a finales de 2010, pero hasta ahora no había sido presentado en sociedad. Por primera vez en España, investigadores catalanes han presentado al primer bebé seleccionado genéticamente antes de nacer para evitar que padezca una mutación fuertemente ligada al cáncer de mama.
BRCA1, igual que su 'hermano' BRCA2, es un gen cuyos portadores (sobre todo mujeres, pero también varones) sufren con mucha frecuencia tumores en la mama y en otras localizaciones, como el ovario o el páncreas.
Ése era el caso de la mujer que acudió con su pareja al Programa de Reproducción Asistida Puigvert-Sant Pau de Barcelona, dispuesta a evitar ese largo historial de cáncer familiar a su futura descendencia.
Su solicitud pasó primero por la mesa de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, que autorizó el uso de las técnicas de diagnóstico genético preimplantacional por primera vez en nuestro país para una enfermedad tumoral.
Aunque la Ley de Reproducción Asistida autoriza a la selección genética de embriones libres de ciertas enfermedades ligadas a un único gen (como la fibrosis quística), en el caso del cáncer, al tratarse de una patología más compleja (en la que también influyen otros genes y factores ambientales), los casos deben ser autorizados uno por uno. Para ellos, la ley valora criterios como la gravedad de la patología, la aparición precoz (en estas familias los tumores de mama suelen aparecer en torno a los 30 años) y ausencia de tratamiento para que puedan recibir el visto bueno.
Una vez autorizado, el procedimiento de diagnóstico genético preimplantacional es sencillo. Consiste en fecundar varios óvulos para obtener varios embriones; de los que únicamente se seleccionan los que carecen de la mutación en BRCA1. Finalmente, los especialistas del Hospital Sant Pau de Barcelona implantaron a la mujer dos embriones 'limpios', de los que sólo uno sobrevivió.
Riesgo alto
Nueve meses después, ese embrión se ha convertido en el primer bebé (es un varón) nacido en España libre de la herencia genética del cáncer; lo que no quiere decir que esté libre al cien por cien del riesgo de cáncer, sino de una mutación que le hubiese supuesto unas probabilidades de padecer un tumor de casi el 80% a edades mucho más tempranas de lo normal.
Aunque el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) ha sido todo un éxito, el equipo médico del hospital de Sant Pau no ha querido lanzar campanas al vuelo. La directora del Instituto Borja de Bioética, Núria Terribas, ha dejado claro que este proceso no se puede aplicar a todos los pacientes que tengan antecedentes familiares de cáncer hereditario. "Hay que analizar historial por historial", ha aclarado. "No somos capaces de curarlo todo, tendremos que poner ciertos límites" se ha defendido frente a la posibilidad de pedir un diagnóstico "a la carta" para así gestar embriones libres de la enfermedad.
La misma doctora Terribas ha explicado los posibles conflictos éticos que puede suponer un procedimiento médico como este. "Quizás para mucha gente el fin no justifica los medios, pero nos tenemos que poner en el lugar de esta familia para entender que sí los puede justificar".
La Seguridad Social ha costeado íntegramente el diagnóstico genético preimplantacional de este bebé, algo que también ha justificado la directora del Instituto Borja de Bioética. "En un momento de recortes sanitarios, tenemos que ver el ahorro que supondrá que este niño nazca sin el gen mutado del cáncer".
El Hospital de Sant Pau está pendiente de la aprobación de otro caso similar a este, según ha explicado la responsable del programa del diagnóstico genético preimplantacional, Olga Martínez. Se trata de una familia con antecedentes de cáncer de colon, una enfermedad que ha sufrido la propia pareja que ahora quiere tener un bebé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario