Túnez, 17 mar (PL) Consignas con la advertencia de que Túnez no está en venta dominaron hoy las protestas populares de esta capital contra la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y la diplomacia de Washington.
Por tercer día consecutivo y bajo fuerte vigilancia policial y militar, cientos de tunecinos marcharon para rechazar la presencia en esta nación maghrebí de la jefa de la diplomacia estadounidense.
"No a la normalización", "Túnez es libre y no está en venta", "Túnez es un país árabe, ni imperialista ni sionista", fueron algunos de los lemas coreados por manifestantes que se movilizaron tan pronto se anunciaron los planes de Clinton de visitar Egipto y Túnez.
Clinton realiza la primera visita de un funcionario de alto rango de su país desde la caída, el 14 de enero pasado, del presidente Zine El Abidine Ben Ali, quien, pese a gobernar durante sus 23 años con mano dura, mantuvo fluidas relaciones con Washington y países europeos.
La diplomática norteamericana llegó anoche a Túnez procedente de Egipto, donde también sintió el rechazo de organizaciones juveniles que lideraron las revueltas para derrocar a Hosni Mubarak y exigieron a Estados Unidos disculpas por el respaldo brindado al anterior régimen.
La titular estadounidense, que fue recibida por el canciller tunecino, Mouldi Kéfi, dijo viajar con la intención de ser "un socio en el trabajo importante que queda por hacer mientras estos países avanzan hacia una transición para una genuina democracia".
Grupos políticos, movimientos juveniles y ciudadanos tunecinos recordaron que la propia Clinton comentó a congresistas de su país que "tenemos una enorme apuesta en asegurarnos que Egipto y Túnez aporten los modelos del tipo de democracia que deseamos ver" en el mundo árabe.
Tal postura la expresará en reuniones por separado a autoridades del gobierno interino de Túnez, en particular al presidente Fouad Mebazaa, al primer ministro Beji Caid Essebsi, y al canciller Kéfi, a quienes prometió una ayuda 20 millones de dólares para "algunas necesidades".
Según el programa de visita, también tiene previsto dialogar con jóvenes que participaron en las protestas contra Ben Ali y con funcionarios de agencias de asistencia que ayudan a más de 100 mil trabajadores extranjeros refugiados en la frontera con Libia.
Por tercer día consecutivo y bajo fuerte vigilancia policial y militar, cientos de tunecinos marcharon para rechazar la presencia en esta nación maghrebí de la jefa de la diplomacia estadounidense.
"No a la normalización", "Túnez es libre y no está en venta", "Túnez es un país árabe, ni imperialista ni sionista", fueron algunos de los lemas coreados por manifestantes que se movilizaron tan pronto se anunciaron los planes de Clinton de visitar Egipto y Túnez.
Clinton realiza la primera visita de un funcionario de alto rango de su país desde la caída, el 14 de enero pasado, del presidente Zine El Abidine Ben Ali, quien, pese a gobernar durante sus 23 años con mano dura, mantuvo fluidas relaciones con Washington y países europeos.
La diplomática norteamericana llegó anoche a Túnez procedente de Egipto, donde también sintió el rechazo de organizaciones juveniles que lideraron las revueltas para derrocar a Hosni Mubarak y exigieron a Estados Unidos disculpas por el respaldo brindado al anterior régimen.
La titular estadounidense, que fue recibida por el canciller tunecino, Mouldi Kéfi, dijo viajar con la intención de ser "un socio en el trabajo importante que queda por hacer mientras estos países avanzan hacia una transición para una genuina democracia".
Grupos políticos, movimientos juveniles y ciudadanos tunecinos recordaron que la propia Clinton comentó a congresistas de su país que "tenemos una enorme apuesta en asegurarnos que Egipto y Túnez aporten los modelos del tipo de democracia que deseamos ver" en el mundo árabe.
Tal postura la expresará en reuniones por separado a autoridades del gobierno interino de Túnez, en particular al presidente Fouad Mebazaa, al primer ministro Beji Caid Essebsi, y al canciller Kéfi, a quienes prometió una ayuda 20 millones de dólares para "algunas necesidades".
Según el programa de visita, también tiene previsto dialogar con jóvenes que participaron en las protestas contra Ben Ali y con funcionarios de agencias de asistencia que ayudan a más de 100 mil trabajadores extranjeros refugiados en la frontera con Libia.
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