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jueves, 29 de abril de 2010

A dos euros por paloma....deja de volar palomaaa....

Barcelona tiene un censo aproximado de al menos 256.000 palomas, una colonia excesivamente numerosa. En eso están de acuerdo tanto la Agencia de la Salud Pública de Barcelona (ASPB) -municipal- como la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA). El desacuerdo es total, en cambio, en la manera de hacer que disminuya el número de palomas que se han asentado en los parques y las plazas de la ciudad, especialmente en los distritos de Horta y Sant Andreu.

La ASPB ha convocado un concurso, por sexto año consecutivo, para que una empresa capture y sacrifique 65.700 ejemplares, para lo que ha destinado una partida de 118.000 euros. Una simple división muestra que el coste de la captura de cada animal se aproxima a los dos euros. "Puede parecer excesivo, pero es el coste de un proceso que es complejo y que se tiene que hacer de acuerdo con una normativa", argumentan fuentes de la agencia. "Un derroche de dinero público y un exterminio en toda regla", sostienen Manel Casas y Carmen Méndez, de la ADDA.Barcelona, como otras ciudades, tiene una colonia de palomas demasiado numerosa y estos animales ocasionan problemas de suciedad, molestias y desperfectos en edificios. No son causantes de problemas de salud, pero anualmente se hacen controles de ejemplares para verificar que no sean portadores de algún virus que sí podrían transmitir. Pese a las campañas de eliminación, la colonia de palomas crece. En 1991 el censo aproximado era de 183.000 y en 2006 -último año del que se tienen datos- ascendía a 256.000, si bien en los últimos cinco años han sido eliminadas 125.000, según datos de la Agencia de la Salud Pública.

El clima y, sobre todo, el hecho de que algunas personas alimentan sistemáticamente a las palomas parece ser la causa directa del crecimiento de la colonia. "Están en un hábitat cómodo y sobrealimentadas. La consecuencia directa es que si la puesta de huevos normal es de dos al año, estamos en cinco o seis anuales", señalan fuentes de la Agencia. Por tanto, la progresión de la colonia parece imparable. Tienen identificados 40 puntos de alimentación, cuatro por cada distrito. En Horta y el Guinardó, donde la concentración de palomas en plazas y parques es mayor, optaron por poner educadores de calle cuya misión era abordar a las personas que alimentan a las aves e informarles de que hacían algo incorrecto. También hubo charlas en centros cívicos y de gente mayor, ya que es el perfil habitual del alimentador de palomas. De ellos, no pocos padecen patologías mentales, y los que ya han sido amonestados en alguna ocasión -incluso se les podría aplicar la ordenanza de civismo por ensuciar la vía pública, aunque no se hace- tienen especial cuidado en no ser vistos mientras siembran el suelo de semillas. Pasean, a veces, con el carrito de la compra delante y van echando poco a poco los granos, y el reguero de semillas no tarda en ser asaltado por las palomas.

Las empresas que se encargan de la eliminación de las palomas explican en sus páginas web que el método de captura y todo el proceso no es estresante para los animales y que estos no sufren. Los operarios llegan a una plaza, echan el grano y, cuando hay un número considerable de palomas, lanzan una red. Una vez atrapadas, las meten en jaulas y las trasladan a unas instalaciones donde son gaseadas con CO2. Todo según la normativa vigente, explican las empresas y la agencia municipal. El proceso acaba con el tratamiento adecuado de los residuos.

"Es un exterminio en toda regla y, además, inútil, como lo demuestra el crecimiento imparable de la colonia", critica la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA). Por ello, han solicitado al Consistorio que paralice la contrata de este año para la eliminación de palomas. "Hay otros métodos y ya lo hemos planteado en reuniones con responsables municipales", señala Carmen Méndez, presidenta de la ADDA. Los otros métodos, aseguran, son más efectivos y menos crueles con las aves, ya que no son sacrificadas. Uno de ellos consiste en instalar palomares para que puedan criar y que un trabajador controle las puestas y retire los huevos. Ese sistema ha sido utilizado en la ciudad suiza de Basilea, donde aseguran que la colonia se ha reducido al 50%. París también ha instalado palomares controlados y la experiencia se ha puesto en práctica en Valencia. De esas ciudades no hay todavía resultados para certificar si el sistema es efectivo.


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