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lunes, 22 de marzo de 2010

Primeros pasos de una vacuna española contra la tuberculosis


Es un ejemplo del potencial científico que hay en España. El acuerdo al que han llegado la Universidad de Zaragoza y la compañía biotecnológica Biofabri para iniciar el desarrollo de una nueva y mejorada vacuna contra la tuberculosis, no es más que el fiel reflejo de que en nuestro país existen investigadores serios que, con un buen respaldo económico e institucional, pueden ayudar al avance de la ciencia y la medicina mundial.

Todavía es demasiado pronto para anunciar resultados. La presentación que se ha realizado esta mañana en Zaragoza sólo muestra la voluntad de científicos y empresarios para que, puestos los primeros ladrillos, se pueda empezar a pensar en el logro de producir una terapia nacional que sirva para evitar que cada año se contagien ocho millones de personas por el bacilo de la tuberculosis.

Aunque todavía se considera una enfermedad del pasado, la tuberculosis ha vuelto a cobrar fuerza en los últimos años debido a la aparición del VIH, de los movimientos migratorios masivos y de la herencia de las drogas. En toda Europa, durante 2008 se registraron 461.645 infectados, lo que representa un 6% de los casos registrados en todo el mundo, según informan los Centros para el control y prevención de enfermedades europeos (ECDC). Nuestro país no queda al margen. Los últimos datos publicados por la Red de Vigilancia Epidemiológica evidencian que en 2009 se registraron en España 6.070 casos, aunque se estima que más de una tercera parte de los casos no se notifica.

Sin embargo, la peor parte se la llevan países como China, la India o Rusia ya que son ellos los que presentan un mayor número de pacientes infectados por cepas que no responden al tratamiento habitual, es decir, que tienen una tuberculosis resistente a múltiples fármacos o extremadamente resistente.

Vacunas atenuadas

Ante este panorama, es urgente la necesidad de tratamientos nuevos, para los que no existan resistencias (desde los años 60 no han surgido fármacos innovadores), o de vacunas que mejoren a la actual, desarrollada en 1930, cuya eficacia en la infancia es muy baja, ya que sólo produce inmunidad por unos pocos años cuando se inocula en la infancia y del 50% en los adultos.

Este es el objetivo en el que lleva trabajando desde 1987 el catedrático Carlos Martín. Sus estudios en genética de tuberculosis y en vacunas atenuadas han permitido la detección de dos genes implicados en la virulencia del bacilo. "Si los inactivamos, la cepa viva, pero atenuada, de la bacteria se puede inocular de manera segura, y genera una buena respuesta inmunitaria contra la infección [de momento esto sólo se ha observado en animales]", señala este investigador.

El suyo no es el único proyecto para obtener una vacuna más eficaz que la actual. Diferentes grupos en EEUU (como la Fundación Gates) y en Europa (científicos de Dinamarca, Alemania o Inglaterra) trabajan hacia la misma meta. "Este acuerdo nos posibilita estar en igualdad de condiciones con ellos. Además, estoy seguro de que nuestra vacuna es la mejor, pero lo tenemos que demostrar", apunta Martín, director del grupo de investigación de Genética de Micobacterias de la Facultad de Medicina de Zaragoza.

Trabajo por delante

"Somos los únicos que apostamos por una vacuna viva y atenuada del bacilo de la tuberculosis. [Para llegar a este producto], hay un gran trabajo previo de genética, de búsqueda de los genes más importantes. No nacemos de la nada, venimos trabajando desde hace mucho tiempo con el grupo de Brigitte Gicquel, del Instituto Pasteur de Francia, con el que hemos colaborado para este proyecto aunque la patente la tiene la Universidad de Zaragoza", afirma Carlos Martín.

Con los buenos resultados observados en animales, hace unos años llegó un convenio con la Fundación Genoma España. Miguel Vega, jefe de la Unidad de Transferencia Tecnológica de la fundación, lo explica: "Hace cinco años lo primero que hicimos fue ver el estado de las patentes que había detrás de estos ensayos. Después decidimos que había que reforzar la patente y poner en marcha un proyecto para desarrollar la vacuna". Por eso se inició una búsqueda para encontrar una empresa que se comprometiera a invertir en el desarrollo del nuevo producto. "Llegamos a un acuerdo con CZ Veterinaria para fabricar los lotes [de la vacuna] y además participar en el ensayo clínico en humanos", explica Vega.

La entrada de esta compañía gallega, líder en producción de vacunas para animales, supuso un revulsivo para el proyecto y para la propia empresa. "En 2007 creamos la filial Biofabri, para poder desarrollar y fabricar vacunas de uso humano", afirma Esteban Rodríguez Sánchez, consejero delegado del grupo CZ Veterinaria y Biofabri. Pero la compra de la planta de producción de AstraZeneca en Porriño (Vigo) ha supuesto su entrada en el mercado farmacéutico y el apoyo definitivo para la producción de una nueva vacuna contra la tuberculosis con sello español.

De momento, se trata del primer paso de un largo camino. "Existe un compromiso [avalado por cuatro millones de euros] hasta 2011, fecha en la que comenzará el ensayo en humanos para conocer la seguridad del producto", aclara Rodríguez Sánchez. Ante la posibilidad de que los resultados no sean lo satisfactorios que se esperan, la compañía no claudicará. "Si no sale, tenemos recursos [la investigación que lleva a cabo Carlos Martín] y tecnología suficientes para elaborar otra. Tardaremos más pero tenemos voluntad de preparar una vacuna contra la tuberculosis".

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