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lunes, 17 de mayo de 2010

Mariana Zaffaroni podría tener un hermano o hermana sobreviviente

El represor Manuel Cordero le dice a Nores, en la sede del SID de Bulevar Artigar y Palmar en diciembre de 1976, que iban a dejar a María Emilia Isla Gatti de Zaffaroni viva porque era muy bonita y estaba embarazada.

Para que María Emilia Islas de Zaffaroni hubiera tenido a su hijo o hija, debería haber sobrevivido hasta marzo de 1977. Mariana Zaffaroni -tenía un año y medio cuando sucedieron estos hechos- busca a su hermana o hermano decididamente y su padre captor fue detenido y procesado en Buenos Aires. Este miércoles fiscales argentinos vendrán a tomar declaraciones en Montevideo, incluyendo a miembros del cuerpo diplomático uruguayo, entre ellos el ex embajador uruguayo en El Líbano Alberto Voss Rubio. No se descarta que también interroguen a algún militar actualmente detenido en la Cárcel Especial de Domingo Arena. El juez federal Daniel Rafecas ordenó la detención de Miguel Furci, ex agente de la SIDE, y le imputó su participación en 70 casos de secuestros y torturas cometidos bajo la dictadura argentina. Furci fue indagado y "reconoció la existencia" del centro clandestino Automotores Orletti. Furci era conocido como "el enfardador" de Orletti por su facilidad para hacer paquetes con los muertos, entre los cuales habría estado el hijo del poeta Juan Gelman. El "enfardador" es licenciado en ciencias políticas. No existen fotos de estos represores, salvo una que es producto de "sus buchoneadas" de otros represores a los cuales delató.

El juicio oral y público por los hechos de Orletti comenzará el 3 de junio. Un ex agente de la SIDE que actuó en el centro clandestino de detención Automotores Orletti fue detenido en el marco de la investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la órbita del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura militar. Se trata de Miguel Angel Furci, un ex "agente orgánico y miembro de la custodia permanente" de la jefatura de la SIDE, a quien el juez federal Daniel Rafecas le imputó su participación en alrededor de siete decenas de secuestros y torturas de prisioneros en Orletti. Furci, por distintas razones había quedado afuera de las investigaciones, cuenta un testigo de la causa de Orletti a LA REPUBLICA. Miguel Furci es un agente que lleva cuarenta años trabajando en la Inteligencia argentina, con un sueldo de U$S 5.000 mensuales, pagados por fondos reservados en el vecino país, es adscrito o adjunto a la dirección de la SIDE y persona de confianza de Jaime Stiusso, director de la SIDE.

En los años 86-87 se convirtió en el apropiador de Mariana Zaffaroni. Se hace un análisis de ADN y se comprueba que Mariana Zaffaroni es la niña apoderada por Furci. Negocia con el presidente Alfonsín la entrega de un represor de alto nivel, que es Guglielminetti, que siendo jefe de la custodia presidencial de Alfonsín, realiza un secuestro extorsivo a un particular y se fuga a España. Posteriormente Furci aparece en Paraguay, donde trabaja para la SIDE, deteniendo a Mariana Zaffaroni, con la identidad cambiada de Romina Furci y trabaja en Paraguay para la SIDE. Furci detecta a su colega torturador Guglielminetti y lo entrega, al igual que otros dos represores.

Furci es detectado en Paraguay y es extraditado a la Argentina. Furci declara que el represor uruguayo José Nino Gavazzo es el responsable de la entrega de Mariana Zaffaroni. También, Furci es la primera persona que declara sobre las pistas del segundo vuelo de presos políticos hacia Uruguay. El declara que María Emilia Islas de Zaffaroni le entrega a Mariana en la escalerilla del avión, al punto de ser trasladada en el segundo vuelo a Montevideo y donde supuestamente le dice que "se la cuide bien". María Emilia Islas de Zaffaroni estaba encapuchada, esposada y a punto de ser trasladada en el segundo vuelo de la muerte de Buenos Aires a Montevideo, donde todos serían ejecutados posteriormente en el Servicio de Información y Defensa (SID) en la sede de Bulevar Artigas y Palmar.

Estando en Paraguay comienza en 1992, un proceso de extradición de Furci, a través del cual se traslada al represor a la Argentina y se le restituye la identidad a Mariana Zaffaroni. La joven sigue viviendo con sus captores y padres apócrifos y un año después Furci es condenado a siete años por el secuestro de Mariana Zaffaroni, pero es amnistiado por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida decretadas por el gobierno de Carlos Ménem.

Furci escapa a los reconocimientos fotográficos y muchos de los represores argentinos de la SIDE y de Orletti no presentan fotografías que permitan identificarlos.

Hay varios represores argentinos actualmente encarcelados como Raúl Guglielminetti, quien actuaba bajo el apodo "Guastavino" y era personal de Inteligencia del Ejército, y Eduardo Alfredo Ruffo, alias Capitán o Zapato, entre otros.

También se sentarán en el banquillo de los acusados Honorio Carlos Martínez Ruiz, otro ex SIDE, quien actuaba en Orletti con el apodo Pájaro o Pajarovich, y el comodoro de la Fuerza Aérea Néstor Horacio Guillamondegui, quien se desempeñaba como jefe de la División Operaciones Tácticas I de la SIDE. Completan la nómina de represores que deberán afrontar ese juicio oral y público el coronel del Ejército Rubén Víctor Visuara, quien sucedió en su cargo a Guillamondegui, y el general de División del Ejército Eduardo Rodolfo Cabanillas, que se desempeñó como jefe de la División de la SIDE Operaciones Tácticas 18. Durante el gobierno de Néstor Kirchner se anulan los indultos de Ménem y se le da paso a la justicia. En los años 2005-2006 se encarcelan a varios represores de la época de la dictadura argentina y continúa la causa a nivel judicial.

Furci y otros represores pertenecían a la SIDE orgánicamente pero operaban con la banda de Gordon, que después del golpe de Estado en Argentina, formaron una banda que era la Triple A, organizada entre otros por el general Paladino, operando como rateros comunes, actuando con la Unión Obrera Metalúrgica de la CGT, una organización peronista, que actuaba con asesinatos en busca de botines monetarios. Se trata de unos setenta represores argentinos que ahora son reconocidos ante la Justicia.

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