"La región ya no es aquella que no sabía lo que tenía que hacer, que estaba siempre en una situación económica deficitaria. Se hicieron muchas reformas que permitieron sacar de la pobreza a 36 millones de personas. Es una América Latina que ha generado bienestar para muchos de sus ciudadanos, aun cuando hay países muy rezagados y en situación precaria. Los presidentes son elegidos democráticamente, pero la democracia no sólo se cuida con las elecciones y el respeto a las libertades civiles, sino también luchando contra lo que en muchos países impide a los ciudadanos ejercer y disfrutar de sus derechos, como son la corrupción, el crimen organizado, la inseguridad ciudadana o un sistema judicial ineficiente. La región es pujante, pero tiene tremendos desafíos", explica Bachelet durante una reciente entrevista en la Casa de América de Madrid.
El golpe de Estado de Honduras reavivó el temor de que la etapa negra de las dictaduras no hubiera quedado del todo atrás. El conflicto que detonó el derrocamiento de Manuel Zelaya y la posterior elección de Porfirio Lobo -respaldada por Estados Unidos-, ha estado a punto de hacer fracasar la cumbre de la Unión Europea y América Latina que empieza hoy en la capital española.
Varios países sudamericanos, encabezados por Brasil, amenazaron con boicotear la reunión si Lobo asistía. España tuvo que ofrecer una agenda alternativa al presidente hondureño para evitar el fiasco. Lobo sólo prevé acudir a la firma del acuerdo de asociación entre Centroamérica y la Unión Europea que se negocia desde 2007. Si no hay un imprevisto de última hora, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Panamá sellarán el miércoles un pacto económico con Europa que ninguna otra región ha logrado.
Sobre la crisis hondureña y la amenaza de boicot que surgió de la reciente cumbre de los 12 países de la Unión Suramericana (Unasur) en Argentina, Bachelet sostiene que "el mensaje de Unasur subraya el esfuerzo que ha costado a la región reconquistar la democracia (...). Estamos todavía en proceso de consolidación y no queremos retroceder. No queremos gestos o señales que legitimen la destrucción de la democracia por cualquier razón".
El golpe de Tegucigalpa también amplió el papel de potencia regional de Brasil hacia Centroamérica, en detrimento de México. Brasilia, que ya había mediado en la crisis interna boliviana y en el enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, encabezó la cruzada para devolver el poder a Zelaya y, aunque no lo logró, mantendrá arrinconado a Lobo hasta que este y Zelaya se reconcilien de algún modo y la Organización de Estados Americanos (OEA) permita a Honduras reingresar al organismo.
Brasil es también clave en el relanzamiento de las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur -Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- y la UE, suspendidas desde 2004 porque los europeos no querían desmantelar su sistema de protección del sector agrícola ni los sudamericanos permitir que Europa los inundara con sus productos industriales. Aunque aún hay media docena de países europeos -encabezados por Francia y Polonia, países con grandes sectores agrícolas- que se oponen al proceso y muchas diferencias, la Comisión Europea parece decidida a seguir adelante.
Europa ve cómo China le come terreno en América Latina hasta el punto de que para 2020 se convertirá en el segundo inversor en la región detrás de Estados Unidos. En Bruselas creen que si la negociación no se relanza durante la presidencia española de la UE, la oportunidad se perderá para siempre. Mercosur cuenta con 267 millones de habitantes y representa el quinto PIB mundial.
Argentina, el país más proteccionista de Mercosur, teme por su parte que si el opositor José Serra gana la presidencia brasileña en octubre rebaje el estatus de mercado común a una mera zona económica exclusiva para que Brasil pueda negociar con terceros países al margen de sus vecinos. En Buenos Aires tienen claro que siempre les irá mejor en estrecha relación con Brasilia.
Uno de los grandes cambios que ha experimentado la región en estos años es el ascenso brasileño. "Brasil es una potencia global, ya no sólo latinoamericana. Chile apoya el ingreso de Brasil en el Consejo de Seguridad de la ONU porque tiene poder y porque representaría de forma importante a la región", opina Bachelet.
Colombia y Perú sí han optado por el camino que Serra propone para Brasil y firmarán en Madrid sendos acuerdos comerciales con la UE al margen de la Comunidad Andina (CAN), el otro bloque comercial sudamericano. La CAN ha quedado fragmentada por las desavenencias políticas. Venezuela ha optado por buscar su unión al Mercosur y Ecuador y Bolivia no han aceptado los términos de negociación con Europa.
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