Nunca se ha mordido la lengua, ni cuando habla ni cuando canta. Y tampoco ha defraudado Joaquín Sabina este lunes en México. Está aquí para promocionar gira y disco -'Vinagre y rosas'-, pero si el título hubiera tenido que salir de la rueda de prensa que ha ofrecido para presentarlo podría ser algo así como 'Puñales y flores'. Mucho más de los primero que de lo segundo.
Acribillado a preguntas políticas, el cantautor español Joaquín Sabina ha dejado una sucesión de jugosas y comprometidas declaraciones. Empezando por la polémica de Cuba. Para que nadie se lleve a engaño: no está dispuesto a sumar su nombre a la lista de quienes en las últimas semanas se han posicionado contra el régimen cubano.
"Resumiendo mucho, mucho, mucho, mucho mi postura, no firmaré ningún manifiesto ni carta contra Cuba mientras existan cosas como (la prisión de) Guantánamo o el bloqueo", ha advertido durante su comparecencia ante los medios, difundida por Efe.
Quien se ha definido como "un ciudadano que lee los periódicos" sí se ha sumado, sin embargo, con su posicionamiento al aluvión de opiniones en contra y a favor del régimen castrista, tras las huelgas de hambre iniciadas por varios disidentes políticos en pro de la liberación de presos políticos.
La más reciente, la de otro cantautor, Silvio Rodríguez, que encabezó el acto de varios artistas cubanos contra lo que consideran una campaña mediática y política contra el Gobierno de la isla. Habrá quien contradiga a Sabina, pero lo cierto es que el español conoce bien Cupa, un país que ha visitado muchas veces y donde se ha llegado a entrevistar con Fidel.
Con todo, Sabina ha salvado de la quema a Barak Obama. "Por la esperanzas" que suscita. Para el presidente americano sería, ha concedido, las rosas que son la segunda parte del título de su disco. La primera, la del vinagre, se la ha adjudicado al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Ni siquiera ha dejado al margen de sus críticas al presidente del país en el que permanecerá algunos días para ofrecer 13 conciertos. Tocaba el turno a la labor de Felipe Calderón y su lucha contra el narcotráfico: "Fue muy ingenuo cuando planteó esa batalla", ha dicho Sabina, escéptico ante la idea de que no supiera que la policía estuviese "infiltrada totalmente".
"Esa guerra no la podía ganar ni él ni nadie", ha añadido sobre el mandatario. También a él lo ha conocido en persona. Comió con Calderón hace un par de años con motivo de la gira que ofreció junto a Joan Manuel Serrat. "Lo único bueno de que este año no venga Serrat es que no tengo que comer con el presidente", ha señalado con una sonrisa.
También ha desviado su puntería hacia casa, hacia España. De lo que pasa allí le interesa el procesamiento del juez Baltasar Garzón. Es "una infamia", ha definido Sabina, antes de hacer un llamamiento para "hacer ruido para que no acaben echándole" de la judicatura.
Después de hablar, mañana martes toca el turno de cantar. La agenda mexicana es apretada: ofrecerá 13 actuaciones, seis de ellas en el Auditorio Nacional capitalino, donde abrirá su tour mexicano, aunque también tocará en Guadalajara, Querétaro, Zacatecas y Monterrey.
Antes de abandonar el país, el mismo en el que tuvo lugar su primera actuación en Latinoamérica, espera tener tiempo para "visitar a Chavela Vargas", y dedicarse "por lo menos un reventón (juerga) con mariachis".
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