Las interrogantes sobre el destino del bebé aún persisten y un informe del Hospital Pereira Rossell las acentúan.
Una ex "correo" del MLN-T presentará hoy ante la Justicia una denuncia penal por "la presunta sustracción" de su hijo, cuando era bebé de un día, ocurrida durante la dictadura, en atención de las interrogantes aún latentes sobre su destino. La denuncia patrocinada por el abogado Oscar López Goldaracena solicita investigar la "presunta sustracción" del niño y proceder a su búsqueda, o "en subsidio y para el caso en que realmente hubiese fallecido como indicó la versión oficial, se determinen las circunstancias de dicha muerte, su lugar de enterramiento y dónde se encuentran sus restos".
"Estaba sano"
Mary Elena Gil Rodríguez era militante del Frente Amplio (FA) y "correo" del MLN cuando en 1973 el ex dictador Juan María Bordaberry lideró el golpe de Estado junto a la cúpula militar de la época. La joven tenía 20 años y vivía frente a la Brigada de Caballería Nº9. En atención de su militancia fue detenida en reiteradas oportunidades "a punta de fusil", mientras "allanaban la casa y amenazaban a mi familia". "Las Fuerzas Conjuntas ingresaban a cualquier hora, revolvían y tiraban los muebles apuntando con sus armas mientras me llevaban detenida al 9º de Caballería. Luego, como no encontraban pruebas, me liberaban". Entre el 27 de junio y noviembre de 1973 fue detenida varias veces pese a su "estado de gravidez", expresa la denuncia, a la cual accedió LA REPUBLICA.
"El 13 de noviembre de 1973, estando cursando el octavo mes de embarazo comencé a sentir contracciones. Concurrí al centro de asistencia médica (...), del cual era socia, pero como no tenía paga la cuota del parto no me atendieron, derivándome al Hospital Pereira Rossell, donde en horas de la tarde fui ingresada por Urgencia de puerta de maternidad. Me examinaron y quedé internada".
"A las 10.35 de la mañana del 14 de noviembre de 1973 nació mi hijo Roberto Lezue Gil, llorando y vivo. El médico lo revisó y dijo que era un bebé sano, que 'estaba bien' y que pesaba 2,150 kg, normal para ocho meses de embarazo. Me indicó que lo amamantara", dice la denuncia.
"Luego del parto, nos llevaron a sala a mí y al bebé. Le cambié los pañales, le puse un conjunto amarillo que tenía preparado y comencé a amamantarlo. Mi bebé tomó pecho y se durmió. Desde la hora de su nacimiento hasta la tarde, mi hijo siempre estuvo conmigo, sano y sin ningún síntoma de anormalidad".
Sin embargo, durante la ronda de "nursery" de la tarde "me dijeron que se lo tenían que llevar a control porque era prematuro. Yo les respondí que el médico ya lo había controlado (...). Me contestaron que 'era la regla', que lo llevarían al Centro de Prematuros y que después me lo traerían para amamantarlo", narra la denuncia.
"A la noche, como no me lo traían, pedí para ver a mi hijo y darle pecho. Me dijeron que le estaban dando 'glucolín' y que lo estaban controlando. Luego me dijeron que yo tenía que descansar porque estaba débil. Me dieron una medicina con la que me sentí 'dopada'".
"A la mañana del día siguiente, 15 de noviembre de 1973, pedí que me llevaran a darle pecho, que quería ver a mi bebé". "Las enfermeras me dijeron que ellas lo estaban controlando porque tenía problemas respiratorios. Yo les contesté que cuando se lo llevaron estaba bien (...). Insistí en verlo pero no me dejaron. Nunca más lo vi. Un rato después me dijeron que había muerto. No me dejaron verlo ni enterrarlo", expresa la denuncia.
Grandes interrogantes
El padre del niño tampoco pudo ver a su hijo. "Habiendo pedido autorización especial por el nacimiento de su hijo, fue al Hospital donde le dijeron que al bebé se lo habían llevado al Centro de Prematuros en la calle Cerro Largo. Concurrió al mismo y vio a nuestro bebé, vivo y sin problemas". "Al día siguiente, cuando regresó para verlo, le dijeron que el bebé había fallecido y que ya lo habían enterrado 'porque no había vivido veinticuatro horas'. No le dejaron reconocer el cuerpo", señala la denuncia.
"Siempre me pregunté: ¿Cómo pudo ser que ni al padre ni a mí nos hayan dejado ver a nuestro hijo 'muerto', ni acompañarlo en el entierro? ¿Cómo pudo ser que ni yo ni el padre hubiéramos tenido que firmar nada para los trámites de entierro? ¿Cómo pudo ser que no nos dieran 'algo' donde constara que nuestro hijo había muerto y adónde lo habían enterrado? Me quedó la sospecha de que me habían robado a mi bebé", expresa.
La insistencia de los padres posibilitó la obtención del nicho donde habría sido enterrado: tubular Nº 3663 del Cementerio del Norte. Sin embargo, el nombre del niño no se encuentra en los registros de necrópolis de la Intendencia de Montevideo (IMM), y la tumba "estaba vacía".
"En la administración me dijeron que ningún niño con el nombre de Roberto Lezué Gil había sido enterrado en el Cementerio del Norte en esa fecha. Fui varias veces al Registro Civil a pedir su partida de defunción pero no la encontraban (...). Comencé a sentir terror por mí y por mi familia".
"Tendrá presente la Sede que todos los indicios obtenidos hasta el momento estarían corroborando que mi hijo me fue sustraído cuando era un bebé de un día, pudiendo estar involucrado el aparato represivo de la dictadura". Ante esto, "la presente denuncia tiene por objeto determinar las responsabilidades penales del caso (en relación con su sustracción y supresión de identidad) y ubicar el paradero de mi hijo quien hoy tendría 37 años de edad", culmina el texto.
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