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jueves, 18 de marzo de 2010

La banda ancha, el reto del siglo

Mientras en Europa estamos a por uvas, y en España no digamos, Estados Unidos se prepara para abodar "el gran desafío de las infraestructuras de principios del siglo XXI": la banda ancha. Es decir, garantizar una cobertura nacional y de calidad para acceder a las redes de telecomunicaciones, esencialmente a Internet, con la velocidad y calidad necesarias en cada momento.

Un proyecto de una magnitud similar al que en su día representaron el ferrocarril, la automoción, la aviación o la electricidad. Una necesidad de futuro como "base para el crecimiento económico, la creación de empleo, la conpetitividad global y para mejorar la vida de los ciudadanos", como afirma el 'Plan Nacional para la Banda Ancha' recién presentado por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EEUU.

Un documento que no es una mera declaración de intenciones, como la que hay en nuestro país, sino que da una serie de recomendaciones muy coherentes a la propia FCC, a todos los gobiernos del país y al Congreso, para garantizar que todos los hogares de EEUU puedan acceder a Internet con una velocidad de 100 Mbps de 'bajada' y 50 Mbps de 'subida':

1. Establecer una política de competencia clara y que beneficie a los usuarios.

2. Asegurar un uso eficiente de los medios gubernamentales para facilitar la implantación de la banda ancha.

3. Crear incentivos para que tanto empresas como ciudadanos puedan ofrecer y acceder al servicio.

4. Establecer unas norma, estándares e incentivos claros para maximizar el uso de la banda ancha para prioridades administrativas nacionales.

Cuatro puntos cuya articulación es tan detallada que hace que este plan sea, probablemente, el más completo de su estilo y, quizás, también el más ambicioso en sus objetivos, cuya fecha límite de cumplimiento se marca para la próxima década. Tanto que, de cumplirse, podría incluso alcanzar el nivel de desarrollo de países asiáticos como Japón, los más avanzados en este terreno por su tamaño y peculiares características.

Ahora queda lo más complicado, hacer que el plan se cumpla. Requerirá el trabajo de los legisladores, la complicidad de los diferentes gobiernos, especialmente el de Obama, y el esfuerzo de empresas privadas con intereses tan dispares como Google, Microsoft, AT&T o Verizon.

Pero con este recomendable documento, que debería ser obligada lectura en el Parlamento Europeo en los próximos días, EEUU deja claro cuál es su objetivo y cuál su ambición: convertir cada esquina del país en un Silicon Valley en potencia. Que cada joven estadounidense crezca, no sólo con un ordenador en el escritorio, sino también con el mejor acceso a la Red.

Ya son los líderes del presente y, si cumplen los objetivos de este plan, tendrán el camino allanado para seguir siéndolo durante gran parte del siglo XXI. Y, mientras tanto, al otro lado del charco no dejamos de mirarnos la crisis.

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