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jueves, 18 de marzo de 2010

El campeón limpia el nombre de la Liga


El Stuttgart, un equipo de medio pelo en la Bundesliga que pretendió subirse a las barbas del campeón de la última Champions, cantó la gallina en el Camp Nou (4-0) y abandonó la Liga de Campeones según lo previsto. Sintió el hierro de un disparo de Lionel Messi a los 13 minutos y se vino definitivamente abajo a los 22, cuando Pedro Rodríguez aniquiló toda esperanza alemana. En la segunda parte, de nuevo Messi y Bojan, de postre, redondearon la suma. [NARRACIÓN Y ESTADÍSTICAS]

El Barcelona valoró el doble aviso de las eliminaciones de sus dos compatriotas en estos octavos de final de la competición y salió determinado a resolver cuanto antes y limpiar el nombre de una Liga que no estaba dando la talla fuera de su terruño. Sin Xavi, lesionado de última hora, y sin Ibrahimovic, que calentó banqueta hasta mediada la segunda mitad por decisión de Guardiola, al campeón aún le sobraron stradivarius para este concierto.

Con un solista como Messi se allanan los obstáculos. Dele usted la pelota. Se la dio Touré a medio camino de la portería de Lehman, cambió el ritmo para huir del bigardo Kuzmanovic, buscó la posición para tensar la pierna izquierda e iniciar la dulce balada azulgrana ante un auditorio entusiasmado.

Impecable Touré Yaya

El Stuttgart había arrancado con energía en la presión y buen orden posicional, pero quedó roto por los goles mientras que el Barcelona, a medio camino entre el 4-3-3 habitual y un fluctuante 4-4-2 con Henry y Messi en punta, crecía ensanchando el campo y dibujando diagonales hacia el área de los alemanes.

Impecable la aparición de Touré Yaya, que no había empezado el año con bien. El sustituto urgente de Xavi se marcó un partido perfecto en el que igual se esmeraba en la distribución como se convertía en el quinto defensa o transitaba con poderío por el vetusto 'callejón del 10' para dar una asistencia. Así facilitó el gol de Pedro, tras un desmarque para recibir el pase entre líneas de Messi, una maravilla más. Touré no quiso marcar y prefirió asegurar el pase de la muerte a su joven e iluminado compañero tinerfeño.

El Stuttgart había pretendido vivir con esporádicos latigazos de su ala izquierda, principalmente el acelerador Molinaro, pero el segundo gol en contra lastró decisivamente sus vagas ilusiones de remontar. Así, tras el descanso a lo único que aspiró fue a quedarse como estaba, con dos goles en contra. Y a que terminara el partido cuanto antes.

Feliz epílogo

Sólo Molinaro encaró con cierto entusiasmo los dominios de Valdés, pero en la única oportunidad de hacerle daño recibió en fuera de juego. El temible Cacau no vio la pelota.

Al solista Messi lo arroparon magníficos violinistas. Con esta compañía sumó el tercero del Barcelona, tras una nueva incorporación de Pedro, un taconazo con dedicatoria de Alves y el tiro de gracia desde casi el mismo sitio que el primero. Lehmann, bajo cero.

Messi tuvo el cuarto y hasta el quinto. Pero no era cuestión de desbordarse en una noche sólo empañada por el susto de la lesión de Busquets. El honor de la guinda correspondió a un Bojan recién incorporado a un suspiro del final del partido. Este es el Barça de las grandes ocasiones. Y, encima, ante un rival todo vestido de blanco.

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