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lunes, 11 de enero de 2010

Vuitton, el cruel cazador que acabó cazado


París.- Es una lástima que el cineasta Jean Renoir se haya muerto hace 30 años. En caso de estar vivo podría haberse interesado en el rodaje del proceso a Patrick Louis Vuitton. No tanto por los pormenores que conciernen a sus extralimitaciones de cazador. Más bien por el litigio que mantiene con los terratenientes colindantes y porque reivindica para sí mismo un privilegio abolido en tiempos de Luis XIV: el derecho de persecución.

Se entiende como tal la prerrogativa del cazador a acechar a la presa hasta abatirla. Incluso cuando el venado o cualquier otra pieza han traspasado las lindes del coto asignado. Importa que la persecución ha comenzado en territorio legítimo, de modo que el seguimiento de ciervo o del jabalí podría prolongarse hasta los Campos Elíseos, puestos a exagerar.

La Justicia francesa, naturalmente, no reconoce el derecho que abolió el rey Sol y sí considera, al contrario, que Patrick Louis Vuitton, de 58 años, ha vulnerado con su fusil y su jeep los territorios soberanos de doña Laurence Dourdin, aristócrata normanda empecinada en demostrar que el heredero directo de Louis Vuitton (1821-1892) ejerce la crueldad con los animales.

No sólo por cazarlos. También por maltratarlos y cebarse con ellos en condiciones de tortura. Ha podido demostrarse en el proceso que Monsieur Vuitton y sus huestes persiguieron los venados hasta un estanque de 'madame' Dourdin y que los acosaron hasta ahogarlos, aunque la agonía se prolongó a bordo del jeep donde fueron luego rescatadas las presas.

Impacto en la imagen

Semejantes detalles escabrosos no le interesan a la Justicia. La multade 1.300 euros impuesta a Patrick Louis Vuitton se atiene a la invasión de la propiedad privada, aunque el episodio de la cacería furtiva y las maneras despiadadas del empresario podrían ocasionar algún que otro disgusto a la marca de maletas y bolsos más reputada del planeta.

Empezando por los personajes que han protagonizado las campañas publicitarias del mito. Sería el caso de Scarlett Johansson, Uma Thurman o Jennifer López, todas ellas contrarias a las cacerías señoriales y a cualquier acepción del maltrato animal concebible.

Y es que la sentencia contra Patrick Louis Vuitton, más simbólica que gravosa, ha conocido una gran difusión internacional. Así es que la 'maison' parisina recuerda que la compañía no es propiedad de la familia Vuitton –Bernard Arnault se hizo con ella en 1989– y que no procede confundir los deslices de un señor con la reputación adquirida.

Más aún cuando la firma de bolsos destaca por sus labores de mecenazgo. Tanto en el deporte –la vela sería el ejemplo más elocuente– como en la promoción y el patrocinio de las artes. La prueba está en que va a inaugurarse un museo parisino a finales de 2010 diseñado por Frank Ghery y convertido en la quintaesencia sensorial de la colección Arnault.

Quizá se haya olvidado entonces el 'affaire' del cazador cazado, aunque Patrick Louis Vuitton considera que la multa es un "simple contratiempo" y que el incidente ni siquiera le ha costado la retirada del permiso de caza. Así lo explicó a la salida del proceso. Invocando la protección del gran Louis Vuitton –no confundir con Louis XIV– y amenazando con marcharse de las tierras normandas si persevera el acecho de los tribunales.

El condenado todavía trabaja en la compañía que fundó su antepasado. Se ocupa, concretamente, de la línea de productos a medida, aunque el sueldo que percibe no es el que le permite pagar 150.000 euros por el usufructo del coto de caza.

Se trata de un contrato de 12 años que expira en 2015 y que consiente a Patrick Louis desenfundar sus escopetas los miércoles y los domingos. No todos los del año. Exclusivamente los que conciernen a la temporada de marzo hasta septiembre.

Los dineros del alquiler los recauda la Oficina Nacional de los Bosques, aunque Monsieur Vuitton ha amenazado con retirarse de la puja dentro de cinco años si 'madame' Dourdin insiste en demandarlo por nuevos episodios de extralimitación territorial. "En decenas de ocasiones este señor penetra en las tierras que no son suyas. Piensa que puede hacer lo que quiera con su escopeta a la espalda, pero no se da cuenta de que ya ha terminado el feudalismo", objetaba Laurence Dourdin a propósito del incómodo vecino.

Otro caso similar

No es la primera vez que un gran apellido de las finanzas francesas se encuentra comprometido en un caso de cacerías ilegales. Serge Dessault, patrón del emporio de industria aeronáutica-militar, fue condenado en 1997 por valerse de medios ilegales.

La sentencia cuestionaba el uso de una mira telescópica gracias a la cual el patriarca almacenaba más venados que Franco en sus mejores tiempos. Le fue retirada temporalmente su licencia y hubo de pagar una multa, aunque nunca se le reprochó en el proceso haber apelado al "derecho de persecución".

Patrick Louis Vuitton lo considera vigente. Por eso dijo durante la vista que los ciervos son suyos desde que los ve hasta que los mata.

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