Perú volvió a vivir. A disfrutar del maravilloso arte de la pelota. Aquellos dorados años setenta. Aquellos nombres que marcaron un estilo, una manera de ser, una forma de pararse en una sola vereda. Teófilo Cubillas, Percy Rojas, Juan Carlos Oblitas, Héctor Chumpitaz, Julio César Uribe, Hugo Sotil. Más cerca en el tiempo, el Chorri Palacios, el Chemo Del Solar. Futbolistas con un lenguaje definido: el del buen gusto. Tal vez este Perú, con algunas ausencias, con el fuego sagrado de Juan Manuel Vargas y el hambre de gloria de Paolo Guerrero, no se vista de gala. Se guía con la brújula de Sergio Markarian, el entrenador salido del laboratorio que ordenó las ideas (pocas, pero buenas) sueltas de los peruanos, más acostumbrados en tiempos recientes a festines que a trabajar por la causa. Por la historia. Allí apunta el entrenador uruguayo, justamente, el único uruguayo que debe patear en contra en el histórico juego de hoy. Perú, con su estrategia, revive ese recuerdo: no tanto en el juego en sí, sino en la manera de creer, de luchar. De recuperar la vieja grandeza.
La leyenda de Uruguay es más grande. Recordó páginas de su historia apenas un año atrás, con el impulso de las semifinales en el Mundial. En otro contexto, aunque en la misma instancia, con valores más confiables que su sorprendente rival (como Forlán, como Suárez, como Lugano, como Muslera), también mira de reojo el pasado que le impulsa el pecho. Obdulio Varela, Roque Máspoli y más acá en el tiempo, viejos conocidos nuestros, como Enzo Francescoli o Rubén Paz. La lista es infinita: pequeñísimo país de grandísimos jugadores. También se aferra a esa memoria el equipo uruguayo, sereno, confiado, limitado y sabroso en su fortaleza de conjunto, fiel espejo de su entrenador, el Maestro Tabárez. Peruanos y uruguayos (acaso, los favoritos) buscarán hoy la final de la Copa América, un certamen con variados condimentos, aunque con una certeza evidente: demasiado sorpresivo.
Es que este cruce, el de hoy, en La Plata, se creía, se vislumbraba con otros protagonistas. La Argentina, con Leo Messi, siempre candidato y tantas veces salido a la banquina. Y Colombia, recuperado en el fútbol alegre y disciplinado de Bolillo Gómez. Pero el fútbol suele tener estas cosas, que no entienden de lógica. Perú se defendió bien, tuvo fortuna y definió esa serie con el impulso de sus viejas glorias. Uruguay se aprovechó de las ventajas argentinas en las jugadas de laboratorio y, en los penales, salió campeón : fue infalible.
Cuenta el Maestro Tabárez: "Se le ha visto bien a Perú, ha conseguido resultados importantes. Es un equipo que presiona y que cuando la presión no surte efecto, retrocede bien. Y luego sabe salir rápido con Vargas y Guerrero. La evolución es evidente y por algo llega a esta instancia. Además, no me creo que ellos digan ya está porque tienen la posibilidad de ganar el torneo."
Dice Paolo Guerrero: "Es el partido más importante de mi carrera. Estamos muy entusiasmados, esto ya es una final para nosotros". Y tiene una gran mano de... la historia: Perú lleva 28 años sin perder en la Copa América ante Uruguay, con dos victorias y dos empates.
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