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martes, 19 de julio de 2011

El tabaquismo pasivo daña la fertilidad masculina


¿Quiere usted ser padre? No deje que fumen a su lado. La calidad de su esperma podría verse afectada, según apunta una investigación elaborada en ratones y publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). Parece ser que el tabaquismo pasivo puede causar mutaciones en la formación de los espermatozoides y estas alteraciones genéticas se pueden transmitir a la siguiente generación.

Al menos, así ocurre en los ratones observados durante dos semanas, después de someterles a la exposición del humo de varios cigarrillos al día. Los investigadores realizaron análisis genéticos del esperma de estos roedores y concluyeron que tenían una tasa alta de mutaciones en la línea germinal, es decir, en el proceso de formación de espermatozoides.

"Estas alteraciones genéticas pueden causar modificaciones irreversibles en el genoma de los descendientes", explican los expertos a lo largo del artículo. Sin ir más lejos, agregan, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha señalado recientemente que "hay suficiente evidencia para relacionar la exposición paternal al tabaco con el aumento del riesgo de cáncer en sus hijos, lo que ya sugiere que la exposición al humo del cigarrillo origina mutaciones en las células reproductivas que pueden pasar a la siguiente generación".

En definitiva, "las mutaciones en las células germinales son importantes para la Salud Pública porque aumentan la carga de enfermedades genéticas en la descendencia", argumentan los investigadores. Sin embargo, continúan, así como "se sabe que la exposición maternal durante el embarazo tiene consecuencias significativas, de la paternal poco se conoce".

Fumadoras pasivas y sus bebés

Jaime Mendiola, del Grupo de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Murcia, recuerda algunos estudios experimentales donde "se ha visto que el tabaquismo pasivo en las mujeres afecta a la reserva ovárica, es decir, reduce la carga folicular y esto es lo que hace que tarden más tiempo en tener descendencia".

Si en lugar de ser fumadoras pasivas, fueran activas y además durante el embarazo, advierte el especialista español, "sus hijos tendrían peor calidad seminal". En este sentido, la semana pasada, los medios británicos resumían las malformaciones que pueden sufrir los recién nacidos cuando sus madres han fumado durante la gestación. "El riesgo de tener un bebé con labio leporino (separación en el labio como defecto congénito) o con deformaciones en alguno de sus miembros es de un 25% mayor en las fumadoras", indicaban galenos de la Universidad College London (Reino Unido). Sus cálculos, basados en 172 estudios publicados en los últimos 50 años, suman a estos daños otras posibles consecuencias: deformaciones en los pies, desórdenes gastrointestinales, defectos cráneoencefálicos y oculares.

Tabaco y pérdida de audición

Además, otro estudio que se publica esta semana en 'Archives of Otolaryngology-Head and Neck Surgery', desvela un nuevo dato. Según los expertos implicados en la investigación, "la exposición al humo del tabaco durante el embarazo o en la infancia está asociada con bajo peso al nacer, infecciones respiratorias, problemas de comportamiento y otitis media". Como desentrañan en su artículo, los niños expuestos (de una u otra forma) tienen más riesgo de desarrollar repetidas otitis media, una de las causas más comunes de pérdida de audición.

De hecho, después de estudiar a más de 1.500 individuos entre 12 y 19 años, los autores observaron mayores tasas de esta discapacidad entre quienes habían estado expuestos al humo del tabaco. "Parece ser acumulativo e incrementa con los niveles de cotinina [un metabolito de la nicotina] detectados en la sangre".

Pero si el tabaquismo secundario perdura más allá de la etapa prenatal, la salud de los niños se seguirá resintiendo, tanto la física como la mental. "Tienen más riesgo de sufrir infecciones respiratorias, asma severo o síndrome de muerte súbita infantil y, además, incrementa la aparición de problemas de aprendizaje". Así lo recalca un cuarto trabajo, publicado en la revista 'Pediatrics'. Según este estudio, "de los 55.000 niños estadounidenses menores de 12 años analizados, el 6% vivía con un fumador y presentaba más probabilidades de sufrir trastorno por déficit de atención con hiperactividad que los que vivían sin fumadores".

Por estas razones, el mensaje de los especialistas es unánime y claro: Que "los padres protejan a sus niños de la exposición al humo del tabaco desde el embarazo en adelante".

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