Washington, 20 abr (PL) El presidente Barack Obama insiste hoy en la necesidad de arreglar el sistema migratorio de Estados Unidos, apremiado por millones de personas que le exigen más corazón al enfrentar el problema.
Como parte de su empeño, el mandatario sostuvo encuentros con el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dos políticos que se apegan al debate para modificar las leyes y solucionar la situación de cerca de 11 millones de indocumentados residentes en el país.
El portavoz de la Casa Blanca Nick Shapiro anunció la víspera que Obama escuchará las opiniones de empresarios, jefes policiales, religiosos y líderes políticos sobre el tema.
La reforma de las leyes en el sector es una de las promesas de su campaña incumplidas por el mandatario y que le puede restar votos, entre otros, en la comunidad latina, la minoría más grande del país.
Al respecto, una pesquisa de la encuestadora Rasmussen mostró que el 61 por ciento de los consultados no apoya otorgar la ciudadanía automática a los hijos de inmigrantes indocumentados.
De ese total un 77 por ciento de votantes republicanos y el 63 de los votantes no afiliados a ninguno de los dos principales partidos políticos dijo no favorecer otorgar la ciudadanía automática a los hijos de indocumentados.
Desde hace varios años el tema de la reforma migratoria planea sobre las elecciones para alcanzar la presidencia de Estados Unidos, solo eso. No llega a más. Obviamente, pocos gobernantes corren el riesgo o tienen el valor de enfrentar un problema que polariza opiniones en una época de definir votos, estiman expertos.
Ronald Reagan, los Bush, padre e hijo, William Clinton y ahora Obama, enfrentaron el problema migratorio desde diferentes ángulos, e incluso, todos intentaron avanzar una reforma de las leyes a su manera.
Frente a las elecciones presidenciales del 6 de noviembre de 2012, el turno corresponde a Obama, a quien, para algunos críticos, le faltó protagonismo para impulsar el tema.
Destaca el caso de los jóvenes que tenían sus esperanzas puestas en la iniciativa conocida como DREAM Act, bloqueada por los republicanos en el Congreso pese solo beneficiar a una pequeña parte de inmigrantes que trabajen duro, aspiren asistir a la universidad o a servir en el ejército estadounidense, según sus auspiciadores.
Recientemente 21 senadores demócratas y un independiente enviaron al presidente Obama una carta pidiéndole que considere usar poderes especiales para permitir la estadía de estos jóvenes en el país.
"Ofrecer acción diferida en estos casos es un uso responsable de recursos", manifestaron los senadores en la carta, pidiendo al presidente que considere utilizar criterios estrictos pero generosos para otorgar estadía a jóvenes que hubieran calificado para el DREAM Act.
Como parte de su empeño, el mandatario sostuvo encuentros con el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dos políticos que se apegan al debate para modificar las leyes y solucionar la situación de cerca de 11 millones de indocumentados residentes en el país.
El portavoz de la Casa Blanca Nick Shapiro anunció la víspera que Obama escuchará las opiniones de empresarios, jefes policiales, religiosos y líderes políticos sobre el tema.
La reforma de las leyes en el sector es una de las promesas de su campaña incumplidas por el mandatario y que le puede restar votos, entre otros, en la comunidad latina, la minoría más grande del país.
Al respecto, una pesquisa de la encuestadora Rasmussen mostró que el 61 por ciento de los consultados no apoya otorgar la ciudadanía automática a los hijos de inmigrantes indocumentados.
De ese total un 77 por ciento de votantes republicanos y el 63 de los votantes no afiliados a ninguno de los dos principales partidos políticos dijo no favorecer otorgar la ciudadanía automática a los hijos de indocumentados.
Desde hace varios años el tema de la reforma migratoria planea sobre las elecciones para alcanzar la presidencia de Estados Unidos, solo eso. No llega a más. Obviamente, pocos gobernantes corren el riesgo o tienen el valor de enfrentar un problema que polariza opiniones en una época de definir votos, estiman expertos.
Ronald Reagan, los Bush, padre e hijo, William Clinton y ahora Obama, enfrentaron el problema migratorio desde diferentes ángulos, e incluso, todos intentaron avanzar una reforma de las leyes a su manera.
Frente a las elecciones presidenciales del 6 de noviembre de 2012, el turno corresponde a Obama, a quien, para algunos críticos, le faltó protagonismo para impulsar el tema.
Destaca el caso de los jóvenes que tenían sus esperanzas puestas en la iniciativa conocida como DREAM Act, bloqueada por los republicanos en el Congreso pese solo beneficiar a una pequeña parte de inmigrantes que trabajen duro, aspiren asistir a la universidad o a servir en el ejército estadounidense, según sus auspiciadores.
Recientemente 21 senadores demócratas y un independiente enviaron al presidente Obama una carta pidiéndole que considere usar poderes especiales para permitir la estadía de estos jóvenes en el país.
"Ofrecer acción diferida en estos casos es un uso responsable de recursos", manifestaron los senadores en la carta, pidiendo al presidente que considere utilizar criterios estrictos pero generosos para otorgar estadía a jóvenes que hubieran calificado para el DREAM Act.
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