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jueves, 7 de abril de 2011

Festival del Barça para citarse con el Madrid


El Barcelona estaba más fuera que dentro, según Pep Guardiola, pero se metió virtualmente en las semifinales de la Champions por el camino más recto: la goleada a un Shakhtar veloz, agresivo y valiente, que fue frenado por la guardia de tráfico y penalizado por los radares azulgrana. Los chicos de Pep resistieron las aceleraciones impenitentes sobre el área de Valdés y con toda calma acabaron golpe a golpe con el entusiasmo ucraniano. El doble cruce con el Real Madrid camino de Wembley es un hecho. [Narración y estadísticas: 5-1]

Por si a algún titular azulgrana le cabía alguna duda del peligro advertido por Pep Guardiola, Douglas Costa pegó el primer susto, apenas arrancado el reloj del árbitro. Se fugó de toda vigilancia entre Busquets y Adriano, aunque en ese mismo momento anotó una de las constantes del Shakhtar: a velocidad supersónica hace falta una técnica que también rompa barreras humanas.

Con el efecto contrario, la primera indecisión de la defensa ucraniana le puso a Andrés Iniesta un balón pintiparado en la zona de fusilamiento. A velocidad permitida en autopista, el manchego violó por primera vez la cancela de Pyatov con un balón raso a su palo más cercano, a la derecha del guardameta. En dos minutos, todo eso.

El trauma inicial no amedrentó al Shakhtar, que si de algo no peca es de cobardía. Valientes los de Lucescu, pisaron a fondo el acelerador sin inmutarse y se saltaron las señales de moderación que intentaban hacer respetar Piqué y Busquets, mucho más que Alves, otro amante de la velocidad para lo bueno y para lo mejor, aunque, pasado de frenada, el lateral brasileño azulgrana permitiera algunas incursiones a todo gas de otro galgo de potencia: Willian. El brasileño de 22 años arrasó el área por un costado y casi sin ángulo obligó a Víctor Valdés a confirmarse como uno de los porteros más intuitivos del panorama mundial.

Ajeno a los radares, el vehículo de Mircea Lucescu, motor brasileño en chasis ucraniano, continuó su carrera a ninguna parte o al menos no a las semifinales de esta competición. El '9' del Shakhtar, Luiz Adriano, de casi 24 años, fulminó a la carrera a los defensores barcelonistas, pero volvió a disparar sin tino, con la precisión ahogada por la rapidez de su llegada. En busca del empate a toda mecha, otro balón al desmarque del delantero centro brasileño obligó a Valdés a activar el turbo: el portero salió del área y la pelota llegó a Willian, que intentó el tiro de primeras a la lejana puerta vacía. Agua.

Sólo habían pasado 12 o 13 minutos y el Camp Nou parecía un circuito, algo poco recomendable para el Barcelona, que aun con el marcador a favor estaba obligado a ordenar el tráfico. Los balones a Messi, que llegó a buscarlos a los medios, desaceleraron a los ucranianos, que empezaron a ver menos pelota y a encontrarse con algunos problemas en la trasera. Pyatov salvó una vaselina del argentino, pero tras la enésima aceleración de Luiz Adriano, bien detenido por el Adriano barcelonista, Iniesta, muy activo, buscó a Alves, que pisó la pelota ante la indecisión del portero ucraniano, dribló e instaló el 2-0 como mandan los cánones.

Mircea Lucescu no podía gritar '¡vergogna!' como en cierta ocasión hace años, cuando se sintió robado frente a los azulgrana. Debería maldecir la indefinición de sus contragolpes, bien llevados casi siempre, pero infelizmente terminados. Nunca miró hacia atrás. Caían los goles contra su portería, pero mantenía y aumentaba la velocidad de sus hombres con estrategias y cambios de refresco: nuevas camadas de brasileños salieron del banquillo con la misma gasolina e idéntica pasión por estrellarse en cualquier curva.

Único momento incierto, a los 59 minutos. Ya había marcado Piqué el 3-0, con involuntaria colaboración de Rakitski, cuando Iniesta provocó la tarjeta que le ahorrará el viaje a Ucrania. Lanzó la falta lateral Srna, y el balón al área lo convirtió en gol el central Ratkiski, con la rodilla izquierda. La eliminatoria podría haberse reanimado en ese punto, pero el Barça tardó un minuto en apagar la luz del Shakhtar. La enésima pérdida atrás de los ucranianos dejó a Messi la pelota en el área y su pase horizontal a Keita alumbró un zurdazo de empeine a la escuadra del pobre y vendido Pyatov.

Hasta el último acto tuvo agallas el Shakhtar en busca del gol. Casi lo alcanza Luiz Adriano en otra magnífica arrancada del 'brasileirao' ucraniano. Entre Valdés y el palo, la penúltima decepción visitante. La última, que abrió manos a lo alto y largo de las gradas del Camp Nou, llegó cinco minutos después con el habitual desmarque de Alves y el pase a Xavi que no tuvo la oportunidad de fallar delante mismo de la portería de Pyatov.

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