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lunes, 28 de febrero de 2011

Un ordenador en un milímetro cúbico


La foto basta para hacerse una idea del tamaño de este ordenador. El fondo una moneda de un céntimo de dólar –bastante parecida a la de dos céntimos de euro-. En total, un milímetro cúbico. No puede competir en prestaciones con un ordenador tradicional pero no por ello es menos sorprendente. Funciona como un sensor de presión intraocular capaz de alimentarse con energía solar y de comunicar los datos que almacena en una pequeña memoria de forma inalámbrica.

Creado en la Universidad de Michigan es el primer sensor de escala milimétrica funcional, un dispositivo tan pequeño y de tan bajo consumo que promete revolucionar muchos aspectos de la vida cotidiana. “Tiene una gran variedad de aplicaciones, desde monitorización de nuestros propios cuerpos hasta el medio ambiente o los edificios”, asegura el responsable del proyecto, el doctor David Blaauw.

Aunque por ahora es sólo un prototipo que no estará disponible comercialmente hasta dentro de unos años, el equipo de desarrollo cree que implantar docenas de este tipo de sensores en el cuerpo para controlar nuestro estado de salud será algo común en el futuro. El prototipo sólo necesita 1,5 horas de exposición a la luz solar exterior o 10 horas de luz artificial para mantenerse operativo. Cada 15 segundos se “despierta” y calcula la presión intraocular, almacenando el número en la memoria hasta que un receptor recoge los datos de forma inalámbrica. Puede programarse para recoger otro tipo de datos.

El siguiente paso del proyecto es conseguir que este tipo de sensores sean capaces de comunicarse entre sí, permitiendo que varios de ellos se sincronicen para una única tarea. Más allá de las aplicaciones médicas un “enjambre” de microsensores podría servir, por ejemplo, para controlar los niveles de polución en áreas urbanas de forma más precisa.

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