Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero |
GreenLeaks se propone revelar documentos internos de organismos públicos y empresas privadas que saquen a la luz los trapos sucios en la infracción de las leyes de consumo y medio ambiente. Los políticos no deberían desatender la propuesta.
Los trabajadores y los funcionarios que no duermen bien debido a una mala conciencia medioambiental tienen hoy una alternativa: “GreenLeaks” es el primer portal dispuesto a recoger y difundir documentos internos relacionados con la salud y el medio ambiente.
GreenLeaks debería suponer para la economía y la ecología lo que el enorme ejemplo de WikiLeaks ha supuesto para el mundo de la diplomacia y la política mundial: el acceso libre y sin censura a documentos importantes hasta entonces secretos. El grupo de WikiLeaks encabezado por Julian Assange ha publicado en la red por ejemplo los cables secretos de las embajadas estadounidenses y documentos relativos a la muerte de civiles en Irak.
GreenLeaks no publicará en ningún caso, afirman sus fundadores, documentos sin verificar. “Publicaremos informaciones no así porque sí, sino para ayudar a los grupos afectados a que puedan utilizar estos documentos para pedir responsabilidades a las empresas y las autoridades”, afirman desde greenleaks.com.
Para Scott Millwood, fundador de GreenLeaks, está claro que con las informaciones “ayudará a las personas sobre el terreno a mejorar las condiciones de vida en cuanto a la salud y el medio ambiente se refiere.” Este australiano residente Berlín construye GreenLeaks con una red de colaboradores para que los temas medioambientales, tanto a nivel local como mundial, estén a disposición del público. Así su importancia podrá ser mayor y los tomarán en serio los empresarios y políticos. La página web no se limitará solamente a publicar los documentos sobre abusos, sino que también trabajará con los medios locales para difundirlos.
“No publicamos nada ilegal”, puede leerse en su página web. En cualquier caso, sí se publicarán documentos internos de empresas privadas y organismos públicos referidos a la condición del medio ambiente y las condiciones de vida de las personas si éstos son de “interés público”. Hasta la fecha hay dos buzones para cartas y documentos: uno en Alemania y otro en Australia. Dentro de poco debería haber otros dos en Estados Unidos y Francia. Se está trabajando en una “Dropbox” electrónica segura para recoger documentos internos que en unos meses debería estar lista.
Scott Millwood, que trabaja como periodista en temas medioambientales y como abogado, prefiere sin embargo el antiguo y pasado de moda correo postal: “Si tuviera que filtrar algo, no lo haría por correo electrónico: es muy fácil rastrear al remitente.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario