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jueves, 11 de agosto de 2011

Robert Redford ; El chico Sundance cumple 75

El 18 de agosto, Robert Redford cumplirá 75 años, una adecuada ocasión para quitarse el sombrero ante el hombre que es acaso el actor más importante de su generación.

Ciertamente es una afirmación arriesgada, y hay muchos otros que podrían reclamar el título. Partidarios de Robert Duvall, Anthony Hopkins, Helen Mirren, Paul Newman, Sidney Poitier o Vanessa Redgrave no tienen por qué disculparse por ello. Sin embargo, ellos y otros posibles competidores no se comparan en cuanto al impacto que Redford tuvo sobre Hollywood en el último cuarto de siglo.

Tal vez lo más llamativo de los logros de Redford como actor, director, productor y campeón de las películas independientes es que él no necesitaba nada de eso. Genéticamente dotado con un cuerpo atlético y y el aspecto de buen mozo que solo se ha vuelto más interesante con la edad, Redford bien pudo haberse limitado a seguir interpretando los papeles de galán que encarnó al comienzo de su carrera y durante varios años. Pudo haber obtenido fama, fortuna y la compañía de hermosas mujeres sin hacer mucho más que mostrarse.

En cambio, parece haber visto su aspecto como un desafío, una barrera entre él y la posibilidad de ser tomado en serio que decidió escalar, circunvalar o volar en pedazos.

Su primer objetivo fue establecerse como un actor creíble. Cuando, tras un breve intento de convertirse en pintor, decidió volverse actor, no fue derecho a Hollywood, lo que hubiera sido una elección normal para un joven nacido a pocos kilómetros, en Santa Mónica, California, sino que se dirigió a Nueva York para estudiar en la American Academy of Dramatic Arts.

Luego de graduarse permaneció en Nueva York, sumergiéndose en el frenético mundo de la televisión en vivo en una época en la que los dramas en vivo aún no habían sido desplazados por las series comerciales filmadas. Al aparecer en programas legendarios como Play- house 90 (1960), La ciudad desnuda (1961), Ruta 66 (1961), Alfred Hitchcock presenta (1961) Dimensión desconocida (1962), Redford trabajó con jóvenes y ambiciosos actores y directores, haciendo un trabajo sólido en producciones rápidas y velozmente ensayadas que tenían empero impacto y sustancia.

En la época en que hizo su debut en la pantalla grande en el drama sobre la guerra de Corea El que mató por placer (1962), Redford sintió que se había probado como actor, pero no siempre le ofrecieron papeles desafiantes en los años siguientes. Butch Cassidy (1969) fue la película más importante de su carrera. Su alegre y anárquico humor mostró una nueva faceta suya, e inició una amistad y colaboración para toda la vida con Paul Newman.

Lo que es más importante, su enorme éxito le dio a Redford la oportunidad de imponer sus propias condiciones. En los 70` osciló entre pasatiempos livianos como Los cuatro pícaros ladrones (1972), Nuestros años felices (1973) y Los tres días del Cóndor (1975) y material más ambicioso como La ley del talión (1972), El gran Gatsby (1974) y Todos los hombres del presidente (1976).

Pero en 1980 Redford estaba listo para su siguiente paso: colocarse detrás de la cámara. No era totalmente novedoso que los actores dirigieran, pero los más notorios (Woody Allen, Clint Eastwood) solían hacer películas en las que también actuaban y trabajaban en géneros que les resultaban más familiares. En cambio, Redford decidió aparecer solo en dos de las películas que dirigió, explicando: "Como director, no me gusto como actor, y como actor no me gusto como director".

El drama familiar Gente como uno (1980), basado en una novela de Judith Guest, fue una tensa, realista historia que no requería de actores hermosos, y ganó cuatro Oscar, incluyendo los de mejor película y director.

Redford había ganado su juego, abriendo las puertas de la dirección a todos, desde Kevin Costner y Jodie Foster hasta Ben Affleck y Forest Whitaker. Sin embargo, no volvió a dirigir otra película en ocho años, y apareció solamente en tres entre 1980 y 1990.

En cambio buscó establecerse como productor, no solamente de sus propias películas sino también de toda una serie de proyectos independientes y documentales. Y, sobre todo, dedicó tiempo, dinero y su prestigio personal para impulsar su emprendimiento mascota, el Instituto Sundance y el Festival de Sundance.

Inaugurado en 1981 en Park City, Utah, el Instituto fue concebido como una incubadora para cineastas independientes y artistas interesados en sus películas. Sus programas de desarrollo artístico para productores, directores, libretistas y compositores han tenido un impacto incalculable en el cine norteamericano. Literalmente, cientos de artistas han atravesado sus puertas para volverse importantes tanto en la producción independiente como en la industrial. El Festival fue un derivado de las actividades del Instituto.

Al principio, la idea de un festival independiente desarrollado en Utah en el mes de febrero planteó una pregunta: ¿quién vendría? La respuesta fue: todo el mundo. Empujado por el éxito de algunos de los films premiados por el festival (como Simplemente sangre, el debut de los hermanos Coen en 1985) Hollywood apareció, primero en forma de enviados de los distribuidores independientes, luego mediante la llegada de ejecutivos de los estudios, y finalmente aficionados y estrellas de todo el mundo.

Trayectoria: Comenzó en la televisión y en el teatro, y ha seguido sin parar desde entonces.

Un combatiente de las causas liberales

Además de ser un campeón del cine independiente, Redford ha sido durante mucho tiempo un abogado de causas liberales, desde el medio ambiente hasta la situación de los "nativo americanos". Pero, a diferencia de muchos actores sinceramente interesados por esos temas, se ha preocupado por aprender los aspectos sociales, económicos y políticos involucrados.

"Aprendí que es mejor saber de qué está uno hablando", dice. "Hay que entender que ciertos temas son polémicos, y por más argumentos que uno aporte, va a haber gente con puntos de vista diferentes y que no aceptarán tus razonamientos. Después cuestionarán tu credibilidad diciendo: `Usted es un actor, ¿qué sabe de eso?"

De modo que la solución es saber de eso. Redford no pide disculpas por ser un actor, pero no pretende ser "solamente" eso. Y tiene toda una trayectoria para demostrarlo.

Cuatro mojones en una carrera

El que mató por placer

1962

El debut de Redford en la pantalla grande. Un drama antibélico de los hermanos Sanders, en el que un psicópata (John Saxon) puede ser tomado por un héroe.

Butch Cassidy

1969

En inglés, el film se iba a llamar The Sundance Kid and Butch Cassidy, aunque finalmente el orden se cambió porque Paul Newman era más conocido. Pero el nombre Sundance perduraría.

El gran Gatsby

1972

La espléndida "nouvelle" de F. Scott Fitzgerald, convertida en un superespectáculo vistoso y superficial. Fue un éxito comercial y Redford está glamoroso, pero ha hecho cosas mejores.

Sexo, mentiras y video

1989

Título con minúscula, para subrayar la deliberada pequeñez de la historia. Debut de Steven Soderbergh que como director, perfiló una promesa que el tiempo incumpliría. Premiada en el Sundance.

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