Madrid, 10 ago (PL) Las protestas del amplio y variopinto movimiento social de los llamados indignados y las movilizaciones contrarias a la visita del papa Benedicto XVI mantienen hoy tenso el clima en el escenario español.
El activismo del 15-M en Madrid, como se les conoce por las protestas masivas de mayo último en reclamo de un nuevo modelo socio-económico y político para España, se trasladó esta semana a Málaga, donde centenares de simpatizantes intentaron impedir la deportación de un inmigrante argelino.
La policía arrestó este miércoles a cuatro integrantes del movimiento durante una concentración en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), acusados de desorden público, luego de un enfrentamiento el lunes que ocasionó seis heridos.
Los manifestantes reclamaron la liberación de todos los extranjeros detenidos solo por falta de documentación legal, aseguraron organizadores de la protesta.
Fuentes del movimiento indicaron que pernoctarán en los alrededores de la instalación para presionar ante la negativa de las autoridades al asilo político para el joven Sid Hamed Bouziane, cuya situación generó una nueva campaña de solidaridad con los inmigrantes.
En el caso de Bouziane el 15-M alega que los argumentos oficiales son incongruentes, intolerables y contrarios a las disposiciones que establecen un plazo para la verificación de la Comisión de Naciones Unidas de Ayuda al refugiado.
De momento el movimiento convocó para el jueves a movilizaciones simultáneas en Málaga, Madrid y Granada en apoyo de asilo para el ciudadano argelino.
En Madrid los indignados intentaron esta semana reubicar en la Puerta del Sol un punto de divulgación y de encuentro, luego del violento desalojo policial y una férrea vigilancia de la policía municipal en ese sitio emblemático, sin conseguir el objetivo hasta ahora.
El movimiento se sumó, por otra parte, a la convocatoria de más de un centenar de organizaciones sociales, partidos políticos izquierdistas y asociaciones laicas para una marcha el 17 de este mes en repudio a la visita del Papa.
Aun sin una plataforma común, los organizadores y partidarios están unidos en la crítica al financiamiento de la estancia del Sumo Pontífice y la celebración de jornadas religiosas con fondos del erario público, lo que contrasta con la delicada situación económica del país.
Las asociaciones insistieron en mantener el itinerario acordado desde Tirso de Molina hasta la Puerta del Sol, pese a la negativa del Gobierno de Madrid y las amenazas de la policía.
El activismo del 15-M en Madrid, como se les conoce por las protestas masivas de mayo último en reclamo de un nuevo modelo socio-económico y político para España, se trasladó esta semana a Málaga, donde centenares de simpatizantes intentaron impedir la deportación de un inmigrante argelino.
La policía arrestó este miércoles a cuatro integrantes del movimiento durante una concentración en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), acusados de desorden público, luego de un enfrentamiento el lunes que ocasionó seis heridos.
Los manifestantes reclamaron la liberación de todos los extranjeros detenidos solo por falta de documentación legal, aseguraron organizadores de la protesta.
Fuentes del movimiento indicaron que pernoctarán en los alrededores de la instalación para presionar ante la negativa de las autoridades al asilo político para el joven Sid Hamed Bouziane, cuya situación generó una nueva campaña de solidaridad con los inmigrantes.
En el caso de Bouziane el 15-M alega que los argumentos oficiales son incongruentes, intolerables y contrarios a las disposiciones que establecen un plazo para la verificación de la Comisión de Naciones Unidas de Ayuda al refugiado.
De momento el movimiento convocó para el jueves a movilizaciones simultáneas en Málaga, Madrid y Granada en apoyo de asilo para el ciudadano argelino.
En Madrid los indignados intentaron esta semana reubicar en la Puerta del Sol un punto de divulgación y de encuentro, luego del violento desalojo policial y una férrea vigilancia de la policía municipal en ese sitio emblemático, sin conseguir el objetivo hasta ahora.
El movimiento se sumó, por otra parte, a la convocatoria de más de un centenar de organizaciones sociales, partidos políticos izquierdistas y asociaciones laicas para una marcha el 17 de este mes en repudio a la visita del Papa.
Aun sin una plataforma común, los organizadores y partidarios están unidos en la crítica al financiamiento de la estancia del Sumo Pontífice y la celebración de jornadas religiosas con fondos del erario público, lo que contrasta con la delicada situación económica del país.
Las asociaciones insistieron en mantener el itinerario acordado desde Tirso de Molina hasta la Puerta del Sol, pese a la negativa del Gobierno de Madrid y las amenazas de la policía.
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