Junto a la epidemia de 'E. coli', que ha causado ya 22 muertes en Alemania, se expande por el país al mismo ritmo otro mal: el desconcierto sobre el origen de la enfermedad y el enfado por la gestión de la crisis por parte del gobierno.
Como ocurrió hace una semana con los pepinos importados de España, los laboratorios han desmentido a los políticos y han descartado virtualmente que un productor de brotes vegetales de la Baja Sajonia fuese el foco de la enfermedad, como se había asegurado 24 horas antes.
A pesar de los resultados negativos de los primeros análisis realizados en la pequeña explotación germana, las autoridades del país han decidido mantener la recomendación de no consumir brotes vegetales, pepinos, tomates y ensaladas.
La desorientación alemana ha recibido duras críticas en la reunión de ministros de Salud de la Unión Europea (UE) celebrada en Luxemburgo. La ministra de Sanidad Leire Pajín ha trasladado su "profundo malestar" por la gestión de la crisis y adelantó que "naturalmente" se pedirán compensaciones para los productores del país, especialmente perjudicados por la temprana y errada acusación contra el pepino.
Pajín ha reclamado además que se aceleren las investigaciones en Alemania y ha propuesto una mayor implicación de la Comisión Europea en el proceso, que sigue sin arrojar resultados dos semanas después de que aparecieran los primeros casos.
Una mala gestión de la información
Pero los patinazos en el camino hacia el origen de la infección no son el único aspecto de la crisis que está atrayendo las críticas.
Ambientalistas, opositores, expertos y consumidores critican también una información atomizada y caprichosa, repartida entre diferentes autoridades y tan rápida para anunciar "pistas prometedoras" como lenta para justificarlas.
"Me pregunto qué están haciendo en realidad el ministro de Salud y la ministra de Agricultura", ha declarado la jefa de la fracción parlamentaria de los Verdes, Renate Künast, al diario 'Berliner Zeitung'.
Künast calificó como "pura escenificación" la reunión que Aigner y el ministro de Salud, Daniel Bahr, mantendrán esta semana con sus pares de los estados federados.
También el director de Salud y Alimentación de la Unión de Consumidores alemanes, Stefan Etgeton, consideró "poco feliz" que fuese un ministro regional de Baja Sajonia el que anunciara el domingo la pista de los brotes vegetales. "Me habría gustado que la información saliera del Instituto Robert Koch", señaló sobre el principal centro epidemiológico del país. Etgeton sostuvo que es "importante" unificar y ordenar los canales de información.
Lo cierto es que en lugar de contar con un gabinete de crisis centralizado, como reclamó la oposición socialdemócrata, la información se reparte hasta ahora entre el gobierno federal, las autoridades regionales y diversos institutos como el Robert Koch o el Centro Federal de Valoración de Riesgos. La pregunta que se plantean los medios hoy es sencilla: ¿quién es en realidad el responsable de seguir la epidemia de 'E. coli' en Alemania?
Aigner desestimó las críticas como "acusaciones baratas de la oposición" y subrayó que hasta ahora "no han surgido diferencias entre las instituciones" que investigan la epidemia. "El Estado federal y los 'Länder' trabajan codo con codo y las 24 horas del día para detectar el foco y frenar la propagación" del brote infeccioso, ha declarado la ministra. "La lucha contra la 'E. coli' es la máxima prioridad" de las autoridades.
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