Trípoli, 18 abr (PL) El repliegue de los rebeldes en Ajdabiya, luego de haber reivindicado el domingo su pleno control, presagia hoy cruentos enfrentamientos con tropas gubernamentales en torno a esa estratégica ciudad, acentuando el estancamiento del conflicto libio.
Fuentes de la insurgencia confirmaron que cientos de civiles huyeron anoche a Benghazi, devenida capital de la rebelión armada, luego que fuerzas leales al líder Muamar el Gadafi dispararon artillería pesada sobre el oeste de Ajdabiya, situada en la región oriental del país.
La contraofensiva gubernamental se produjo después de que las huestes insurrectas, apoyadas por los bombardeos de aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), reivindicaron victorias militares allí y un supuesto avance hacia Brega.
Voceros del opositor Consejo Nacional de Transición (CNT) dijeron que habían forzado la víspera el repliegue de los regulares al menos unos 40 kilómetros, pero el poder de fuego del Ejército le permitió recuperar unos 20 kilómetros, a pesar de una fuerte tormenta de arena.
Esa inclemencia climatológica obstaculizó también en las últimas horas los bombardeos de la OTAN sobre posiciones del Gobierno, cambiando el ritmo de los enfrentamientos sobre el terreno. Los alzados habían estado bloqueados varias semanas alrededor de Ajdabiya y el sábado habían conseguido, con apoyo de la alianza atlántica, acercarse al puerto petrolero de Brega, unos 80 kilómetros más al occidente.
Entretanto, el escaso giro en el curso de las hostilidades es igualmente visible en Misratah, el único bastión de los opositores en el oeste de esta nación norafricana y sometida a inclemente fuego de opositores y partidarios de El Gadafi.
Según fuentes humanitarias, los bombardeos del Gobierno y de la OTAN, y las acciones armadas de los rebeldes han dejado un saldo de decenas de muertos y cientos de heridos, además de cuantiosos daños materiales en zonas residenciales e industriales, incluido el puerto.
Asimismo, canales televisivos árabes citaron a un portavoz militar insurgente que indicó haber destruido el sábado en Misratah cuatro tanques de las fuerzas regulares supuestamente camuflados entre edificios para evitar agresiones de la aviación aliada.
Fuentes de la insurgencia confirmaron que cientos de civiles huyeron anoche a Benghazi, devenida capital de la rebelión armada, luego que fuerzas leales al líder Muamar el Gadafi dispararon artillería pesada sobre el oeste de Ajdabiya, situada en la región oriental del país.
La contraofensiva gubernamental se produjo después de que las huestes insurrectas, apoyadas por los bombardeos de aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), reivindicaron victorias militares allí y un supuesto avance hacia Brega.
Voceros del opositor Consejo Nacional de Transición (CNT) dijeron que habían forzado la víspera el repliegue de los regulares al menos unos 40 kilómetros, pero el poder de fuego del Ejército le permitió recuperar unos 20 kilómetros, a pesar de una fuerte tormenta de arena.
Esa inclemencia climatológica obstaculizó también en las últimas horas los bombardeos de la OTAN sobre posiciones del Gobierno, cambiando el ritmo de los enfrentamientos sobre el terreno. Los alzados habían estado bloqueados varias semanas alrededor de Ajdabiya y el sábado habían conseguido, con apoyo de la alianza atlántica, acercarse al puerto petrolero de Brega, unos 80 kilómetros más al occidente.
Entretanto, el escaso giro en el curso de las hostilidades es igualmente visible en Misratah, el único bastión de los opositores en el oeste de esta nación norafricana y sometida a inclemente fuego de opositores y partidarios de El Gadafi.
Según fuentes humanitarias, los bombardeos del Gobierno y de la OTAN, y las acciones armadas de los rebeldes han dejado un saldo de decenas de muertos y cientos de heridos, además de cuantiosos daños materiales en zonas residenciales e industriales, incluido el puerto.
Asimismo, canales televisivos árabes citaron a un portavoz militar insurgente que indicó haber destruido el sábado en Misratah cuatro tanques de las fuerzas regulares supuestamente camuflados entre edificios para evitar agresiones de la aviación aliada.
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